4 años después...
Lucía
El beso en el aeropuerto no fue el final, simplemente fue una pausa. Incluso si estamos a kilómetros de distancia, ambas estamos presentes: cuando ella enfrenta nuevas etapas de su vida, y yo otras, estamos ahí.
No es físicamente, es algo más... ella me lleva cerca de su corazón, y yo la admiro en todas mis noches.
—¿Me puedo tomar una foto contigo?— El flash de su teléfono me ciega por unos segundos.
Nunca me acostumbro a tomarme fotos, pero al ser modelo de mi propia marca, me lo requiere.
Otras personas comienzan a mirarme con curiosidad; en estos momentos debería estar en Corea, en una pasarela presentando mis nuevos diseños.
Pero Nat se encarga de eso.
“Lucía, no sé hablar coreano, creo que accidentalmente insulté a los policías, ¡ayuda!”
Leo el mensaje… se las arreglará.
Otras chicas y chicos se acercan para tomarse fotos también; logro huir, el concierto va a empezar y tengo que estar en la zona VIP.
Siento mis nervios latentes; no me agrada el ambiente, todos están tan desesperados, yo también, pero al menos yo sé canalizarlo.
No tardo mucho en comenzar.
Las luces se apagan, un rugido ensordecedor inunda el lugar. Cuatro años. Cuatro años desde aquel último beso en el aeropuerto, cuatro años desde que la promesa de un reencuentro se grabó en nuestros corazones. Me siento de repente con ganas de que me distingan entre todas las personas, aunque fácilmente me camuflo entre cientos de fans; mi corazón late como un tambor frenético. He viajado miles de kilómetros, impulsada por una mezcla de nerviosismo y una esperanza casi dolorosa en su intensidad. El aroma a perfume y expectación me sofoca, pero nada me distrae de la razón de mi presencia: Noah.
Las luces se pagan, y mi corazón se detiene.
La música comienza, un ritmo electrizante que resuena en mis huesos. Noah, radiante, aparece en el escenario, iluminada por miles de focos. La reconozco con solo verla por unos segundos, no solo por su belleza, sino por la fuerza que emana de ella, una fuerza que solo he vislumbrado en esos años de separación. Su voz, potente y llena de sentimiento, llena el lugar; cada nota resuena en lo profundo de mi ser.
Noah canta con una pasión desbordante, cada palabra, cada gesto, cargado de emoción. Sus fans están locos por ella; saltan, gritan.
Incluso escucho: “Noah, ¡golpéame y te pido perdón!”
Me asusto un poco, pero como fanática de Morat y Taylor Swift, no me sorprende. Simplemente me quedo embelesada por Noah; cada movimiento seguro de Noah en aquel escenario es encantador, su estilo enamora. No me reconoce por muchos minutos; sé que su concierto solo dura dos horas, parece que entre tanto público nunca me verá.
Aun así, quiero verla desde aquí; se siente diferente, inalcanzable, hermosa, perfecta en toda la palabra, tal vez más que eso, no, no tal vez, ella siempre rebasa los límites de la belleza, se ve como una diosa entre mortales.
En medio de la canción, su mirada se encuentra con la mía. Es un instante fugaz, pero cargado de significado. Una sonrisa, tímida al principio, se extiende por el rostro de Noah, una sonrisa que reconozco al instante, la misma sonrisa que me robó el corazón hace cuatro años.
Entre tantas personas ella pudo encontrarme; aunque hemos estado lejos por cuatro años, hoy más que nunca siento el amor de Noah, a veces las miradas dicen más que las palabras.
La canción termina, pero la magia permanece. Noah, con el micrófono en mano, se dirige al público.
Como estoy en zona VIP, puedo estar más cerca de Noah, a tan solo unos metros…
—Esta próxima canción… es para alguien especial. Alguien que me ha enseñado el significado del amor, del apoyo incondicional, de la fuerza para perseguir mis sueños. Alguien que siempre ha creído en mí, incluso cuando yo dudaba de mí misma. Esta canción es para ti.
Inconscientemente sonrío, esas sonrisas que aunque trates de esconder no puedes, porque son involuntarias; los gritos de las personas casi me dejan sorda.
El estadio estalla en aplausos. Un nudo en la garganta trata de estrangularme, las lágrimas amenazando con brotar. Noah comienza a cantar, su voz llena de una ternura que conmueve a todos los presentes, pero especialmente a mí. La canción es una balada romántica, con una letra que sé que está escrita por ella, una dedicatoria llena de amor.
En medio de su canción no quita su mirada de mí, y yo de ella; sus ojos están puestos en los míos, se acerca al punto de querer alcanzarme.
Aun si ella está en el cielo y yo en el infierno, Noah es la única persona que bajaría allí por mí, y yo dispuesta a volar por ella.
No puedo tocarla; se empujan y yo quiero arrancarles las cabezas, aunque me calmo sabiendo que ellos no pueden tenerla y yo sí.
Al terminar la canción, el silencio es absoluto, roto solo por los aplausos esporádicos de un público cautivado. Noah, con los ojos brillantes, mira directamente hacia mí. El tiempo parece detenerse. En ese instante, la distancia de cuatro años se desvanece, y solo quedamos ella y yo, con el amor intacto, más fuerte que nunca.
*
Tras bambalinas, rodeada de su equipo, Noah me ve acercarme.
—¡Lucía! —exclama Noah. No duda en correr y yo no dudo en abrir mis brazos para sostenerla.
El abrazo es largo, intenso, un abrazo que contiene todo el amor, la nostalgia y la alegría de nuestro reencuentro. Las lágrimas fluyen libremente, una mezcla de felicidad y emoción que me inunda.
Después de cuatro años puedo tenerla nuevamente en mis brazos…
—Noah… —logro susurrar, presionando su cuerpo contra el mío; no tendré que dejarla nunca más.
A menos que se vaya de gira.
La miro a los ojos; mi cara seguramente está hecha un desastre.
—Ya no estás tan enana —río al notar que ha crecido unos centímetros—. ¿O son tus zapatos?
—Boba, no me escribiste hace meses, no me contestaste, ¿quién te crees para ignorarme, Lucía Pérez?— Ahora río con nerviosismo; no es mi intención, solo es parte de mi plan.—¿Sabes las cosas horribles que llegué a pensar?
Sus ojitos muestran la tristeza que he provocado.
Soy una imbécil.
—Me lo imagino, te lo compensaré —beso su frente—. ¿Sigues enamorada de mí?
—Basta una mirada para enamorarse de ti una y otra vez —su tierna sonrisa no desaparece, cuatro años pasan pero ella sigue igual de linda y tierna—. Nat me dijo que estabas en Corea, y lo mismo con Miguel.
—Bueno, era una sorpresa, ¿te sorprendí?— pregunto de forma inocente.
—Sí.
—Noah —su mánager interrumpe el momento—. Señorita Lucía, es un placer tenerla aquí.
Ese hombre me causa cierta rabia a veces, pero más que todo envidia, porque ella está siempre con Noah casi todo el tiempo.
—Mi presencia siempre causa placer —paso mi brazo por los hombros de Noah—. Me la llevaré por unos días, espero que no te moleste.
Y si te molesta, igual me la llevaré.
—No, puedes llevártela, no para de hablar de ti. Noah, te llamaré si pasa algo o si se presenta un evento, atenta a tu teléfono.
—Sí, señor —Noah hace un gesto militar haciendo sonreír a ese tipo.
—¿Siempre es así de desagradable? — pregunto, haciendola sonreír.
Llevó a Noah a su hotel para que se ponga otra ropa; le tengo una sorpresa. Está cuestionando más de una vez a dónde vamos, y aunque quiero decírselo, prefiero que lo vea.
Hacemos un pequeño recorrido hasta el helipuerto.
—¿Qué? ¿Nos iremos?— Su mirada… sé que la tengo en frente de mí, pero se ve tan irreal, tan perfecta.
Caigo de rodillas ante ella; su rostro muestra la sorpresa, esto no está en mis planes, pero es algo que mi cuerpo necesita.
Un sollozo escapa de mí, viendo a lo que más amo, y yo de rodillas frente a ella tomo sus manos.
—Lo siento, esto me hace tan feliz tenerte conmigo, te amo de una forma que no puedo explicar, eres todo para mí, Noah. Recorrería el mundo entero solo para verte, te amo, hoy, me tienes de rodillas ante ti, te entrego mi ser, mi alma, mi corazón y todo lo que soy, desde hoy no volveré a estar lejos de ti. Cada segundo lejos es como una daga clavada en mi corazón.
Noah toca mi rostro; sus delicadas manos me hacen sentir en casa, la amo demasiado, ella es mi vida, ella es mi universo, mi luna, ella es todo lo que está bien, ella es perfecta con todo lo que es.
—Te amo —sus labios se apoderan de los míos; he extrañado tanto sentirla de esta manera, conmigo, todas las lágrimas, las veces en que discutimos, todo ese tiempo lejos de ella valió la pena, este es el sello de nuestro amor, el comienzo de algo mucho más hermoso.
Solo Noah Sandoval puede tenerme de rodillas mientras me hace tocar el cielo.
Cada beso siguiente limpia mis lágrimas; su aroma a fresas me hace suspirar, esta vez, completamente en paz.
*
El helicóptero inicia su recorrido; la sonrisa emocionada de Noah mientras mira toda la ciudad hace que mi corazón salte de alegría.
—¡Mochi! ¡Mira, hay luces en el agua! —me señala algunas luces flotantes que se mueven; sonrío, la luna y el mar le dan el toque aún más mágico.—¡Esto es tan bonito!
Damos unas cuantas vueltas más, disfrutando de la vista de la ciudad antes de acercarnos al mar nuevamente.
—Noah —ella me mira con los ojos llenos de un brillo que promete que siempre cuidará—. Sé que ya te lo dije, pero… —busco las palabras, pues los nervios me consumen haciendo que truene mis dedos—. Eres la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida, todas las que tenga, sé que eres tú quien debía llegar a mi vida, te amé, te amo, y te amaré, hoy, aquí, mañana y siempre, mira abajo…
Ella mira y yo también, pues pudieron haber fallado con lo que les pedí, pero no, está perfectamente escrito con las luces flotantes las dos palabras: cásate conmigo.
Saco el anillo de manera rápida, y abro aquella caja aterciopelada con el anillo más hermoso que pude comprar.
—Luna, te amo, siempre seré atraída por ti, soy el mar que día tras día estará para ti, reflejando lo hermosa que te ves todos los días, admirándote cada minuto, cada segundo, encenderé la oscuridad de mi ser solo para ti. Noah Sandoval… ¿quieres…
—¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! —por un segundo creo que caeremos, pues Noah se me tira encima.
—¿Todo bien, chicas?— pregunta el piloto.
—Sí, lo siento, me he emocionado —dice avergonzada Noah.
—Tranquila, si me hubieran propuesto matrimonio así, también estaría como tú, felicidades, señoritas. Manténganse en sus lugares.
Le pongo el anillo, aunque no quiera admitirlo, el tonto de su mánager me ayudó con la medida del anillo, fue mi cómplice, pero me sigue cayendo mal.
El vuelo de regreso es corto; Noah no para de hablar de lo bonito que se vio. Ella no sabe que nuestra siguiente parada es ir ahí, justo donde las luces flotantes han aparecido; nuestras familias están esperando, seguramente vieron el helicóptero volar sobre ellos.
—No soy la única persona que te extraña, Noah —Noah mira confundida; nos acercamos y al final del puerto están todos saludando con las manos.
Noah corre a los brazos de su madre.
—¡Mamá! —su abrazo me hace tan feliz, saber que ella es feliz siempre me hará feliz.—¡Te extrañé tanto!
—Yo también, cariño.
—¿Te dieron el sí, hermanita?— Miguel me abraza, un abrazo leve porque lo termino apartando.
—Si le hubieran dado el no, seguramente Lucía no estaría aquí, si no incendiando media ciudad —Jean y su familia se acercan también para saludarme; sí, Jean ya tiene familia, su novia Laura le ha dado un lindo niño que carga—. Lucifer.
—Estoy de acuerdo con Jean, nuestra Lucifer se hubiera muerto en vida si Noah le decía no, no me mires así, sabes que es verdad —muy mal, Catalina, me dueles.
Indignada le quito mi mirada; ver mi mano es más interesante.
—¡Oh, vamos! ¡Ven aquí! —me da un abrazo—. Felicidades. Ese anillo que Noah lleva, de barato solo tiene el recibo seguramente.
—En realidad no fue mucho —digo sin importancia; tal vez se desmayaría si le digo el precio.
—Ven aquí, hija —madre y padre se acercan también; mi hermano y los demás ahora saludan a Noah y la felicitan.—Hace mucho que no te vemos, ¿nos abandonas tan fácil?
—Cariño, nuestra hija ya creció —papá llora en el hombro de mi madre.
—¡Qué dramático, aún no me caso, llora en mi boda, papá!— río viéndolo limpiar lágrimas falsas, no está llorando.—¿Mi abuela?
—Llegará para el día de la boda. Así que ve diciéndole la fecha a tu esposa, hija.
Noah viene a mi lado después de saludar a mis padres.
—¡Daremos un paseo en el yate, en celebración al compromiso de mi hija!— anuncia papá; yo beso la nariz de mi esposa, tan tierna…
Nos subimos en el yate que mi padre ha alquilado; fue su idea, la mía era irme al departamento que alquilé para Noah y para mí, eso tendrá que esperar.
—¿Tienes frío?— Noah mira las luces que siguen flotando; son luces en forma de flores de loto, se han dispersado ahora.
—Sí, un poco —ella y yo solo estamos con vestidos, ella uno blanco y yo uno negro.
—Déjame darte calor —me pongo detrás de ella abrazándola; su cuerpo tibio manda corrientes eléctricas por mi cuerpo.
—Mochi, más de una vez dices cosas que podrían malinterpretarse —ríe bajito y yo me confundo un poco.
Tal vez soy muy lenta.
Me balanceo levemente cerrando los ojos.
—¿Sabes cuándo será la boda, verdad?— aunque tengo los ojos cerrados, siento cómo se da vuelta para abrazarme y quedar escondida en mi cuello.
—Lo sé, eso quiere decir que tenemos menos de tres semanas para planearlo —deja un pequeño beso; bajo mi mirada para verla, esa sonrisita traviesa…
—Tú solo da órdenes, pide lo que quieras y lo haré realidad.
—Quiero que lo hagamos juntas —río; no soy la única que dice palabras que se pueden malinterpretar.
—Vale, pero aquí no, alquilé un departamento, puedes dejarme tus marcas ahí.
—Qué bueno que me hayas entendido, porque sí lo dije con esa intención.
*
—¿No dijiste que querías que lo hagamos juntas?— río teniendo a Noah en mis brazos dormida.
Seguramente está cansada por el concierto.
—No digas tus cochinadas frente a mi hijo, Lucifer —Jean abre la puerta con su pequeño hijo a su lado; es muy callado y tranquilo a diferencia de su padre, salió a su madre, estoy segura.—Me voy, suerte con tu amorcito y gracias por pagar el departamento de abajo para poder quedarnos.
—Ajá, tú y Catalina me lo agradecerán ayudando con los preparativos de la boda.
—¡Qué corazón tan horrible tienes! Me voy, aquí ya no me quieren —se va indignado; ruedo los ojos con gracia.
Noah es tan ligera como una pluma; me ayudo con mi pie para cerrar la puerta.
—tendré que quitarte la ropa, dormir con un vestido no es cómodo —entro a la habitación; la vista es preciosa desde aquí, cuando despierte le encantará.
Miro mi muñeca; ya es medianoche, con razón se durmió, yo sigo con mi euforia interna.
Suspiro mirándola, tan vulnerable, delicada, como un angelito al que debes proteger.
Pero trago en seco al empezar a quitarle los zapatos, luego el vestido; evito mirar demás, y la cubro con las sábanas, mis mejillas ya están ardiendo. Qué bueno que ya tengo la aprobación de su madre.
Me quito el vestido poniéndome unos shorts ligeros y una camiseta grande; casi siempre suelo dormir así. Cuando me meto a la cama, rápidamente su cuerpo ya está encima de mí; me acostumbraré fácilmente a dormir de esta manera con ella.
¿Qué estará haciendo Nat? Espero que regrese pronto; estaba muy emocionada con grabar mi boda, dijo que haría de ella una película; Nat no solo es buena grabando, sino también con la fotografía, así que se convirtió en mi fotógrafa principal.
Olvido eso y cierro los ojos para descansar, por fin al lado del amor de mi vida.
*
—¡Ah! —gimo al sentir los labios de Noah en mi cuello.
Sé que son sus labios, y no es un sueño; su risa traviesa lo confirma.
Abro mis ojos de golpe encontrándome con una escena hermosa; Noah está a horcajadas sobre mí; recuerdo que no trae más que su ropa interior, pues yo le quité el vestido anoche.
—¡Dios, Noah, no hagas eso!— me cubro el rostro avergonzada bajo su mirada que me parece algo inusual; siempre suele verse tierna, pero ahora se ve… de una manera extraña.—¿Qué hora es? ¿Las dos de la mañana?
Trato de distraerme.
—Sí… — responde suavemente, apoyo mi espalda en el respaldo de la cama; las cortinas del ventanal están ligeramente abiertas, dando una escena hermosa donde la luz de la luna sigue brillando. Noah no se aparta de mí, sino que se acomoda sobre mí y pone sus manos detrás de mi cuello, dando caricias suaves; tenerla de esta forma no es para pensar cosas sanas—¿Qué soñabas?
No admitiré frente a Noah que a veces suelo tener sueños húmedos con ella; supongo que es el deseo contenido de los cuatro años.
—Soñé que caía de un edificio —miro de arriba abajo; mis manos se controlan solas, pues van a la espalda baja de Noah; ella deja escapar un jadeo; mis manos están tibias a comparación de su cuerpo caliente.
Su respiración se acelera de repente, y casi sufro un paro cardíaco.
—Sé que dijiste que querías que mi primera vez fuera especial, pero si no lo haces ahora voy a terminar enloqueciendo, compláceme; tú haces que todo sea especial, tú haces que todo sea mágico.
Si hay algo a lo que nunca podría negarme, es a Noah.
*
—Fue una terrible decisión alquilar el piso debajo de ustedes, ¿sabes lo que tuve que hacer?— Jean me reclama mientras Catalina y yo hacemos el desayuno—. ¡Fui a comprar tapones para oídos! ¡Mi esposa y mi hijo recién están durmiendo! ¡Todo porque a cierta diabla se le dio por hacer gritar a su…
Le tiro agua a la cara; su voz es muy elevada y Noah está durmiendo aún.
—No exageres, solo fue… —pienso por un momento hasta qué hora hemos estado “pecando”; ya son casi las diez y estoy segura de que cuando el amanecer comenzó, Noah no aguantó más.
—Creí que Noah sería la, uhm, ya sabes —Catalina se sienta en la barra de la cocina tomando su café.
—Yo también, no creí que nuestra Lucifer sería la que…
—¿Quieres que te vuelva a tirar agua?— la amenazo.—Dejemos de hablar de eso, compraré una casa lejos de las personas.
—¡Lucía! —escucho el grito de mi esposa; Jean y Catalina me miran asustados.—¡Ven aquí!
—Yo tengo que ir a dormir, no dormí bien anoche —Jean toma los panqueques de mi plato y sale corriendo.
—Iré al hotel donde están tus padres y tu hermano; qué bueno que no se quedaron aquí, adiós.
—Traidoras, me dejan aquí —camino con pasos cautelosos hasta la habitación.
¿Por qué estará tan enojada?
—Buenos días, mi hermosa esposa —asomo medio cuerpo por el marco de la puerta.
Ella está sentada en la cama, cubriéndose con las sábanas; ¡qué linda!
—Me duele todo el cuerpo y estoy segura de que tú fuiste la culpable.
Suelto una carcajada bajita para que no me oiga.
—Me declaro culpable, ¿qué tal si te lo recompenso con besos?~~~~~~~~~~~
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Y llevate de regalo ¡un...! ¡Un.. ! ¡Nada! Pero de todas formas ¡sigueme!
Jsjs
Oficialmente finaliza el libro. Y el próximo proyecto es...
El tik tak de su corazón.
Disponible en mi perfil 🐱💕
Leí un comentario que decía que Lucía podía viajar a ver a Noah y obviamente, Lucía sí podía cruzar el mar, los cielos y otros universos por Noah, pero, cuando los padres de Lucía y la madre de Noah hablaron del problema, claramente dijo que debía de esperar a Noah y esto es porque Lucía ya estaba en una etapa diferente a la de Noah, Noah aun era una adolescentes que se hacia Mayor y tanto Naira como Lucía querían que Noah pasará por la etapa de la adultez, antes de entrar a un relación formal, priorizaron la estabilidad y el futuro de Noah, sí no, Lucía ya sería su novia desde el principio, aunque se saltaron al matrimonio Jsjsjs.
¿Tienen preguntas? Don gato y yo responderemos.
Saben, ya que estamos aquí... Yo... Quiero decirles que ustedes han sido mí Ángel, sus comentarios, su apoyo, incluso su hate, me ha hecho sonreír cuando lloraba en aquella habitación, sintiéndome un desastre por quién soy y era, los amo, aunque no los conozca, quiero hacerles saber que en la vida de alguien (yo) salvaron a alguien de su pequeño infierno.
Espero haber tenido un impacto bueno en ustedes, haber subido sus espectativas porque se merecen a una Lucía y a una Noah, se merecen cosas buenas y nunca lo duden.
Quiero que sea un libro que cualquiera pueda leer y decir: me merezco este amor.
Sin más, me despido, y nos vemos en el siguiente libro 💗💗💗
Una última cosa, ¿qué frase les gusto más? ¿O que escena? 💗🐱

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Mi Ángel
Teen FictionNo crei que el amor me llegaría a los 24, mucho menos que era una niña de 17. ¿Problemas? Uno: es menor. Dos: es hija del pastor. Tres: a mi hermano le gusta. Cuatro: ¡es mi alumna! Y cinco: es una chica... Aunque lo último a mi no me importab...