Adiós, entrenador Buzzer
Un día normal en casa de los Lamonsoff… hasta que no lo fue
Era un día caluroso, perfecto para estar en la piscina.
Lexie Lamonsoff flotaba tranquilamente en el agua, con los ojos cerrados, disfrutando del sol sobre su rostro. No era común que la casa estuviera tranquila, pero en ese momento, todos parecían disfrutar del momento: su madre, Sally, estaba sentada en una tumbona con gafas de sol; Bean, su hermano de 5 años, chapoteaba con un flotador ridículamente grande para su tamaño; y Donna, su hermana, estaba en el borde de la piscina comiendo una hamburguesa como si no hubiera un mañana.
Y, por supuesto, su padre, Eric Lamonsoff, estaba en el agua con ellos, actuando como si tuviera la misma edad que Bean.
—¡Atención, familia! —exclamó Eric con entusiasmo—. ¡Es hora del gran clavado del campeón de los 80!
Lexie abrió un ojo, ya sintiendo que esto terminaría mal.
—Papá, no hagas tonterías…
—¡Relájate, Lex! —respondió él, moviendo los brazos como si fuera un nadador profesional—. Esto es historia en proceso.
—Más bien un desastre en proceso —murmuró ella.
Antes de que pudiera detenerlo, Eric saltó con un gran impulso, intentando hacer una pose espectacular en el aire. Pero en lugar de caer con gracia en el agua, su enorme cuerpo aterrizó con toda su fuerza… y en ese preciso instante, la piscina se rompió.
El agua salió disparada como una explosión, arrastrándolos a todos con la corriente. Lexie sintió cómo su cuerpo era empujado fuera de la piscina, rodando por el césped empapado mientras el agua seguía desbordándose.
Cuando por fin pudo recuperar el aliento, se sentó y miró la escena. La piscina estaba completamente destruida, con pedazos de plástico por todos lados. Su madre tenía una expresión de horror, Bean lloraba porque había perdido su flotador, y Donna… bueno, seguía comiendo su hamburguesa.
Lexie miró a su padre, quien estaba sentado en el suelo, empapado, con una expresión de puro shock.
—¡Papá! —exclamó ella—. ¡¿Qué hiciste?!
—No sé… ¡pero fue increíble! —respondió Eric con una carcajada.
Sally, sin embargo, no estaba riendo.
—¡Eric, la piscina!
—¡Lo sé! Pero, ¿viste el vuelo que hice?
Antes de que su madre pudiera gritarle más, sonó el teléfono de la casa. Sally, aún con el ceño fruncido, corrió a contestar, mientras Lexie se sacudía el agua y trataba de ayudar a Bean a ponerse de pie.
Cuando su madre volvió, tenía una expresión seria.
—Eric… es tu madre.
Él parpadeó y tomó el teléfono.
—¡Mamá! ¿Cómo estás? ¿Qué?… Oh… No… Sí, claro… Sí, iremos de inmediato.
Cuando colgó, su expresión había cambiado por completo.
—¿Papá? —preguntó Lexie, notando el tono repentino de seriedad en su voz.
Eric suspiró y miró a su familia.
—El entrenador Buzzer ha muerto.
El silencio cayó sobre la familia. Por primera vez en todo el día, nadie tenía un comentario gracioso que hacer.
En viaje en el auto
El camino a la iglesia fue largo. Lexie estaba en el asiento trasero, mirando por la ventana mientras sus padres hablaban en el frente.

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Más que amigos
HumorLexie Lamonsoff nunca pensó que un verano con su familia la haría revivir la infancia de su padre... literalmente. Tras la repentina muerte del entrenador Buzzer, Eric Lamonsoff y sus amigos se reencuentran, trayendo consigo recuerdos, risas y una n...