Aunque Miles no tenía mi tutela legalmente, la verdad es que papá nunca se había preocupado por saber nada sobre mí en la escuela. Lo único que hacía era pagar todo en línea, como si mi vida fuera solo una serie de transacciones. Eso me daba cierta libertad, aunque también me sentía ignorada por completo. En ese momento, la idea de que alguien pudiera hacerse responsable de mí me parecía tan lejana, pero al menos, tenía a Miles, aunque no de la manera que tal vez debería haber sido.
El director, al ver todo lo que había ocurrido, decidió que Darla necesitaba una sanción, pero también entendió que, en mi caso, yo solo estaba defendiendo lo que me quedaba de dignidad. Decidió suspender a Darla unos días, un castigo que seguramente le dolería mucho, pero que sentí que era necesario. Por mi parte, me sentía aliviada de no tener que seguir lidiando con sus constantes ataques, pero sabía que esto no terminaría de manera sencilla.
Sin embargo, cuando los padres de Darla fueron llamados, la situación se tornó aún más complicada. Su madre apareció en la escuela visiblemente molesta, como si esto fuera un asunto de vida o muerte. Cuando le dijeron que su hija sería suspendida por unos días, ella no aceptó.
—¡Esto no es justo! —gritó, negándose a aceptar el castigo. La madre de Darla parecía más interesada en proteger a su hija que en darle una lección.
Pero lo que sucedió después fue aún más inesperado. La madre de Darla, después de mucho insistir, terminó cediendo. No estaba dispuesta a que su hija perdiera más tiempo en esa escuela.
—Bien, haré lo que tenga que hacer para que termine su educación. La trasladaré a otra escuela —dijo con una mirada firme, como si ya lo hubiera decidido.
Me quedé en silencio, sorprendida por la decisión de la madre de Darla. No podía creer que finalmente cediera, pero lo que más me sorprendió fue lo que añadió a continuación:
—Sin embargo, la voy a vigilar. No quiero que vuelva a meterse con ese chico, ni con nadie más. Yo trabajo fuera, y su padre regresa tarde del trabajo, así que nunca sé lo que hace. Pero esto no puede seguir así.
Escuché sus palabras y, aunque intentaba no mostrarlo, sentí una especie de alivio. Al menos, Darla estaría fuera de mi vida por un tiempo, y yo no tendría que lidiar con ella. Y aunque su madre la trasladara a otra escuela, al menos tenía la seguridad de que se mantendría vigilada.
Era extraño pensar que, por fin, después de tanto tiempo, algo se resolvía a mi favor. No de la manera que esperaba, pero sí de una forma en que al menos podía respirar tranquila por un rato. Sin embargo, sabía que esto no había terminado. Todo en mi vida parecía estar en constante cambio, y aunque a veces me sentía atrapada, siempre encontraba una manera de seguir adelante.
A la salida vi a Ryker con cara de preocupación esperándome fuera de su auto. Mi corazón dio un pequeño salto, aunque no sabía bien por qué. Tal vez era porque, después de todo, me había estado sintiendo un poco sola, y que él apareciera en ese momento, aunque no estuviera directamente involucrado, me daba una especie de consuelo.
—Gia —dijo, deteniéndose frente a mí, y noté que su rostro mostraba preocupación—. Miles me llamó, está alterado. Me dijo que algo raro estaba pasando en la escuela, y me pidió que viniera. ¿Qué ha pasado?
Miré a mi alrededor, buscando las palabras adecuadas. La última cosa que quería era preocuparlo más de lo que ya estaba, pero sabía que no podía guardarme lo que había sucedido. Suspira y decido contarle todo lo sucedido, desde la pelea con Darla hasta cómo la madre de ella había terminado aceptando que la trasladaran a otra escuela. Mientras hablaba, Ryker me observaba en silencio, su mirada fija, sin interrumpirme, pero claramente preocupado por cada palabra que salía de mi boca.

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Somos Arte
Teen FictionLa vida amorosa de Gia está por los suelos. Descubrió a su novio engañándola con su mejor amiga, y luego de unas largas vacaciones de verano empieza su último año de preparatoria donde tiene que enfrentarse a esta nueva pareja. Así que para demostra...