Isagi caminaba por los pasillos del hospital con el corazón latiendo con fuerza. Todo se sentía irreal. Su mente estaba atrapada en un torbellino de pensamientos mientras avanzaba con pasos pesados. Rin caminaba a su lado, con una expresión seria y los puños apretados.
Rin: Es tuyo, ¿verdad, Isagi?
Isagi se detuvo en seco. Sus ojos oscuros se encontraron con los de Rin, quien lo miraba con una mezcla de tristeza y resignación. Isagi tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta. No necesitaba responder con palabras; su expresión lo decía todo.
Llegaron a la sala de neonatología y observaron al pequeño bebé en la incubadora. Era tan diminuto, tan frágil. Isagi sintió una punzada en el pecho. Akane se había ido, pero había dejado una parte de ella en este mundo. Una parte que ahora dependía completamente de él.
Anri apareció en la puerta de la sala, con los ojos hinchados por el llanto. Se acercó lentamente a Isagi y apoyó una mano en su hombro.
Anri: Antes de morir... Akane me pidió que te cuidara. Esas fueron sus últimas palabras.
Isagi sintió que el aire le faltaba. Su cuerpo tembló y cerró los ojos con fuerza, tratando de contener las lágrimas. Pero era imposible. Una lágrima solitaria resbaló por su mejilla mientras apretaba los dientes. Rin desvió la mirada, dándole un momento de privacidad.
Horas más tarde, el funeral de Akane reunió a muchas personas. Compañeros de equipo, entrenadores, amigos y familiares estaban allí para despedirse de ella. Isagi estaba de pie frente al ataúd, sin poder apartar la mirada de la imagen de Akane en la foto que presidía la ceremonia. El dolor era insoportable, como si una parte de él se hubiera ido con ella.
Rin se acercó y puso una mano en su hombro, sin decir nada. No hacían falta palabras entre ellos en ese momento. Isagi sintió el apoyo de su compañero, aunque el vacío en su pecho no disminuía.
Al día siguiente, Isagi seguía encerrado en su casa, sin ganas de salir. Se sentía como un cascarón vacío, sin energía para continuar. Se había sentado en el sofá, con la mirada perdida en el techo, cuando escuchó la puerta abrirse.
Anri entró con una expresión preocupada y se acercó a él con decisión.
Anri: No puedes seguir así, Isagi. Akane no querría verte así.
Isagi no respondió. Anri suspiró y se sentó a su lado. Tomó sus manos con suavidad y lo miró a los ojos.
Anri: Tienes una razón para seguir adelante. Tu hijo necesita a su padre. Y tú... tú necesitas encontrar la fuerza para continuar.
Isagi bajó la mirada. Sabía que tenía razón, pero el dolor seguía siendo demasiado grande. Anri lo abrazó con ternura, dándole un consuelo que él ni siquiera sabía que necesitaba. Sus cuerpos estaban muy cerca, y en un impulso, Anri levantó el rostro y lo besó.
Fue un beso dulce, lento, cargado de emociones. Isagi no la apartó. Por primera vez en días, sintió algo más que tristeza. Sentía calidez, compañía... vida.
Anri se separó un poco y lo miró a los ojos.
Anri: No estás solo, Isagi. Yo estaré aquí para ti.
Isagi asintió levemente, sin palabras. Tal vez el camino para sanar era largo, pero en ese momento supo que no tendría que recorrerlo solo.
Continuará...

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anri x isagi
Romanceestá pareja me gusta mucho y intentaré hacer la mejor novela de ellos dos