Lucía
Días después
— Mochi, has estado aquí todos los días, y dormir en una silla no debe ser nada cómodo. ¿No quieres ir a casa?
— Mi hogar es a tu lado — veo cómo se sonroja — Abre la boca, viene el trencito.
Hago el sonido de un tren, acercando la cuchara a sus labios.
— Me tratas como a una niña — aparta la bandeja de comida a un lado — Ni siquiera cuando era niña me sentí tan amada como ahora. ¿Será eso que llaman…?
No pierde esa costumbre de morderse un dedo mientras piensa. No puedo evitar mirarla como una idiota; mis ojos están muy atentos a cada movimiento que haga.
— ¿Daddy y mommy issues? — sus ojitos curiosos me ven directamente, haciendo que aparte la mirada de ella — Siempre que me miras así me hace creer que tengo algo en mi rostro.
— Me gusta mirarte, de hecho me gustas tú, o mejor dicho, me encantas tú — sostiene las sábanas con fuerza; tengo un déjà vu al recordar eso.
El monitor de sus latidos comienza a sonar; ambas miramos de dónde proviene ese sonido.
— Creo que tu corazón sabe que me encantas — río al ver cómo cubre su cara con sus manos.
— Señorita Lucía — la misma enfermera que me dejó entrar la primera vez para ver a Noah, aparece con una sonrisa — Señorita Noah, me da gusto informarles que mañana te darán de alta. Es importante que tomes las pastillas que el doctor te recete, y por supuesto que descanses por estos días.
— Gracias — Noah habla seriamente; la chica, después de sonreír nuevamente, se va — Le gustas.
— ¿En tu cabecita, yo le gusto a medio mundo, no? — Noah evita mi mirada.
— Eres linda, eres inteligente, eres fuerte, pareces sacada de alguna película o libro. ¿A quién no le gustarías?
— Diría lo mismo que tú: tienes una belleza angelical, tu voz transmite paz, eres amable, eres empática, eres valiente, eres lo más hermoso que le podría suceder a cualquier persona, y no dudo que todo aquel que llegó a conocerte se sintió afortunado y privilegiado por poder siquiera haber cruzado un par de palabras contigo.
— ¿Lo ves? Eres perfecta. ¿A quién no le gustarías?
Iba a seguir peleando con ella; la puerta de la habitación se abre mostrando a su madre.
Yo estoy sentada en una silla a lado de la cama de Noah, así que me levanto de ahí para cederle el paso y que sea ahora ella la que esté cerca de su hija. Estos días su relación ha tomado un poco más de brillo, lo cual me pone feliz.
— Estaré afuera.
Salgo de la habitación; estornudo, seguramente ya he cogido un resfriado por dormir aquí.
En estos días, conseguimos mantener en anonimato las noticias, pues ya no se puede hacer nada más, en el colegio se prohíbe hablar del tema; aún así, no es necesario que Noah vuelva allí, se habla de todo, las noticias dicen que Noah simplemente ha confesado su orientación sexual y que su padre, como un loco, ha cometido una locura, no mencionan nada de mí, ni han logrado averiguar mi relación con ella; es bueno, porque habría creado más problemas en el colegio. Por ahora yo soy vista como un alma caritativa que le preocupa el bienestar de sus alumnos; me permiten días libres para acompañarla.
— Profesora — siempre me ha parecido curiosa la forma en la que me habla o me mira — ¿Cree que sea buen momento para hablar con Noah?
— Decídelo tú… Sofía — la dejo atrás para sacar mi teléfono.
Me he hecho cargo del tema legal contratando un abogado para Noah, el juicio se llevará a cabo el miércoles, y hoy ya es domingo.
Hablé con él abogado, me dijo que todo saldrá bien, pues el imbécil no niega nada, sino que lo confiesa orgulloso de sí mismo.
*
Lunes
— Mamá dice que vamos a quedarnos en un hotel. Para ser sincera, creo que es mejor, no quiero volver allí, no por ahora — le quito el bolso con las cosas que ha traído su madre.
— ¿Por qué no se quedan en nuestra casa? Dudo que a mis padres les moleste — le pongo mi gorra; allá afuera hace mucho calor hoy.
— Mochi, no te gusta el sol, quédatelo — mira por la ventana de la habitación.
— Muffin, sí, creo que suena bien, ¿no? — cambio de tema, ladea la cabeza haciéndome sonreír; su ternura es infinita — Muffin, no soy buena creando apodos, lo siento…
— Noah, vamos, ya llamé a un taxi.
— Señora… — me aclaro la garganta — ¿Podrían quedarse en casa, no habrá problemas?
— Naira, será mejor para ustedes, pueden quedarse en nuestra casa — así que ese era el nombre de ella…
Gracias, papá.
Ella lo piensa unos segundos.
— Está bien… — termina cediendo; los tres le sonreímos dándole a entender que es una buena decisión.
— ¡Excelente! Llamaré a mi esposa para decirle que ya vamos.
— Esto, Lucía, tú, yo y tus padres tenemos una charla pendiente — mi sonrisa se borra. Escucho la risita de Noah a mi lado.
— Sí… claro — hablar con mi… sí, si voy a casarme con Noah, ella será mi suegra.
¡¿Y si me dice que no me quiere como nuera?!
Está bien, no quiero su aprobación…
Sí, sí la quiero.
— Hey, tranquila, no es como si te fuera a comer — esa actitud de Noah solo puede salir a flote cuando ambas estamos solas.
Me guiña un ojo y se adelanta; es tan bonita…
*

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Mi Ángel
Teen FictionNo crei que el amor me llegaría a los 24, mucho menos que era una niña de 17. ¿Problemas? Uno: es menor. Dos: es hija del pastor. Tres: a mi hermano le gusta. Cuatro: ¡es mi alumna! Y cinco: es una chica... Aunque lo último a mi no me importab...