Aquel grito era proviniente de Panda, quien bastante preocupado buscaba por los alrededores al mencionado.
No pasó mucho hasta que lo hizo, siendo encontrado bajo los escombros con una expresión de total seriedad.
Tal parece, que la situación lo había dejado totalmente intranquilo, y que por el temor de afrontar algo así de nuevo, se escondió. O bueno, eso era lo que deducía el jogai maldito.
-Ahí estás, dejé a [Tn] junto con maki. Están siendo resguardados por Shoko.
-Panda... Eso fué totalmente diferente a lo que me contaron. Aquel que estuvo peleando con [Tn], no era otro que Sukuna.
-Creo que de eso no nos cabe dudas, ¿A qué viene eso?
-Quiero que sepas, que si tras todo este caos vuelven a sentenciarlo a muerte, no estaré de su lado. Este nivel de peligrosidad es invíable. De hecho, yo estuve de acuerdo con su ejecutación...
-...
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[...]
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-Yuji Itadori... ¿Quien eres?
Choso no podía describir su sentir, su confusión no lo dejaba hacerlo.
Aquello no podían ser simples alucionaciones. Estaba seguro de ello.
-Tengo que averiguarlo- Hablaba mientras se ponía de pie, con un esfuerzo notable.
El dolor en su cabeza era insoportable, sumado a los recuerdos que agolpaban su mente con continuidad, sentía que lo iban a matar.
Sin perder más tiempo, tomó rumbo a buscar a aquel pelirrosa.
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[...]
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-¿Quieres que te salve, Mahito?
Yuji estaba sumamente confundido por la repentina aparición de quien para él, era un extraño monje. Su vestimenta era algo de lo que oyó hace un par de horas, sumado a su larga cabellera, lo estaba deduciendo rápidamente.
Pero aquel grito del peliceleste, no hizo más que confirmar todas sus sospechas.
-¡Devuélvelo! ¡Devuélve a Gojo-sensei!- Sus pasos sumamente acelerados, dejarían temerosos a cualquiera.