El escalofrío me recorre la espalda, helándome hasta los huesos. No es solo la brisa fría de la noche. Es la sensación punzante de que alguien está ahí, observándonos.
El pecho aún me sube y baja con rapidez por el beso, por la intensidad del momento, pero ahora mi corazón late por un motivo diferente.
—¿Viste eso? —susurro, sin atreverme a moverme demasiado.
Ryker está tenso a mi lado, sus ojos fijos en la oscuridad, en el lugar donde una sombra pareció moverse. Por un segundo, creo ver algo más allá, una silueta fugaz antes de desaparecer entre las sombras.
No sé si estamos paranoicos, si es solo un juego de luces o si realmente alguien estuvo aquí, mirándonos. La idea me revuelve el estómago.
Ryker se aclara la garganta, como si intentara borrar la sensación que nos ha atrapado.
—Será mejor que volvamos.
Asiento, sin discutir. No quiero quedarme aquí ni un segundo más.
Nos damos la vuelta y nos acomodamos los disfraces mientras caminamos de regreso a la sala, a la fiesta, al bullicio de las voces y la música. Pero la incomodidad sigue pegada a mi piel, y no solo por la sombra en la oscuridad.
No puedo mirarlo sin recordar lo que acaba de pasar. El roce de sus labios, el calor de sus manos en mi cintura, el modo en que todo pareció detenerse por un momento.
Pide otra copa, pero esta vez la mezcla con gaseosa blanca y me da un poco. La tensión es palpable entre nosotros. Y sé que no soy la única que siente el peso de lo que ocurrió.
Intento distraerme observando la fiesta, el ir y venir de la gente, cuando de repente alguien se deja caer a mi lado con tanta energía que casi tiro mi vaso.
—¡Gia, tienes que escuchar esto! —exclama Kasia, sin molestarse en saludar.
Antes de que pueda reaccionar, se apoya en la barra, respirando agitada, con el rostro encendido de emoción.
—Besé a Archie. ¡Lo besé! —chilla, y luego suelta un suspiro dramático—. Y esa cara de no romper un plato, estuvo a punto de romper mi vestido
Parpadeo un par de veces antes de soltar una carcajada.
—¿Cómo demonios lograste eso?
—No lo sé, pero lo besé, Gia. —Me sacude por el brazo como si no estuviera entendiendo la gravedad del asunto—. ¡Después de meses de agonía, pasó! Logré mi objetivo de la noche, eso fue mejor que cualquier regalo.
Me río otra vez, negando con la cabeza.
—Wow, eso sí que es una noticia.
Kasia me observa con atención y luego entrecierra los ojos.
—Tu turno.
—¿Mi turno para qué?
—No sé, pero tienes cara de que tienes algo que contarme. —Se acerca a mi oído para que Ryker no escuche. —Y además se nota que ha sucedido algo entre ustedes porque tienes el moño desecho, estás sudada y el vestido todo arrugado.
Muerdo mi labio, dándome un segundo para decidir si realmente quiero soltarlo, pero... es Kasia. Y me está mirando como si pudiera leerme la mente.
La tomo del brazo y nos alejamos. Si le voy a contar será en privado. Ella es capaz de armar un escándalo y no pienso que todos sepan lo que ocurre.
—Me besé con Ryker, así como tú con Archie. —digo al final, sin rodeos, cuando llegamos a una pequeña sala.
Ella se queda en shock por un par de segundos. Luego se endereza y me apunta con un dedo.

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Somos Arte
Teen FictionLa vida amorosa de Gia está por los suelos. Descubrió a su novio engañándola con su mejor amiga, y luego de unas largas vacaciones de verano empieza su último año de preparatoria donde tiene que enfrentarse a esta nueva pareja. Así que para demostra...