Tomé el desayuno de mala gana, había guardado diez toallas higiénicas en mi mochila, pero me sentía insegura y quería tomar más. Incluso había pensado en decirle a Ryker que me compre cinco paquetes más. Pero estaba enojada con él.
—Oye, cambia la cara, me das miedo.
—No, porque estoy muriendo y a ti no te importa.
—Claro que me importa, pero necesito hacer algo y tu hermano me asesinaría si te dejo faltar.
Volví a ponerle mala cara hasta que salimos de su casa y cerré con mucha fuerza la puerta de su auto. Pero tenía un plan: llorar.
Iba a llorar hasta que se apiade de mí y me regrese a la calidez de su hogar.
Viva el drama.
Solo que no sabía cómo. Nunca lo había hecho, traté de pellizcar mi piel y sentir dolor, pero solo solté un quejido y él se puso alerta.
Bien, vamos bien.
—¿Qué pasa?
—Que me están apuñalando el vientre con una espada, creo que mis tripas se saldrán.
Traté de recordar cosas tristes, todas las veces que me han tratado mal y él no ha estado presente para alegrarme el día. De todas las veces que no vi que Darla coqueteaba descaradamente con mi exnovio. De las incontables veces que me he culpado de haber venido a este mundo y causar la muerte de mi madre.
Me limpié las mejillas porque lo había conseguido, ahora no paraba de llorar y ya no me gustaba.
—Gia, ¿en serio te duele?
—Si fueras chica, lo entenderías.
Me dolía el corazón y las hormonas lo empeoraban. Visualicé el costado de la escuela, pero no me podía calmar.
—Vale, quédate adentro, ya regreso.
Estacionó el auto y luego lo apagó para salir furioso. Su expresión cambió tan rápido como el golpe que le dio a Koen apenas lo vio.
¿Qué le pasaba?
Me limpié las lágrimas, y me mojé la cara con una botella de agua que Ryker me había dado para tomar las pastillas por si me daban más cólicos. Bajé del auto y esquivé al montón de alumnos que se habían reunido alrededor en la entrada de la escuela.
Koen cayó al suelo con un golpe seco. Apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Ryker ya estaba sobre él, sujetándolo por el cuello de la camisa con furia.
—¿Qué te pasa, idiota? —espetó Koen, intentando zafarse.
Los ojos de Ryker ardían de enojo. Apretó la mandíbula y lo sacudió bruscamente.
—¿Qué me pasa? En serio, ¿me estás preguntando eso cuando sabes lo que has hecho?
Koen bufó, desviando la mirada.
—No es asunto tuyo. Esto es entre Gia y yo.
—Gia ya te dejó atrás. —Ryker lo empujó contra el suelo con más fuerza—. Fuiste tú quien la engañó, tú quien la lastimó. Y ahora vienes rogando como si todo pudiera arreglarse con un simple 'lo siento'.
Koen resopló con una sonrisa cínica.
—No entiendes nada, ¿verdad? Gia y yo tenemos historia. Tú solo eres una fase.
—Una fase que ella eligió antes que seguir con alguien que la traicionó —espetó Ryker con desprecio—. Deja de buscarla. Deja de manipularla con tus malditos recuerdos.
Koen se mordió el labio, furioso, pero no dijo nada. Ryker lo soltó con brusquedad y se puso de pie.
—Si realmente te importa, déjala en paz —soltó Ryker antes de darle la espalda.

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Somos Arte
Teen FictionLa vida amorosa de Gia está por los suelos. Descubrió a su novio engañándola con su mejor amiga, y luego de unas largas vacaciones de verano empieza su último año de preparatoria donde tiene que enfrentarse a esta nueva pareja. Así que para demostra...