☀︎︎El Llamado Azul☀︎︎
Maeve DunbrochA pasado un tiempo desde la última vez que vi a mi madre... La decepción en sus ojos fue lo que más me marcó, odia que haya apoyado a mis amigos, odia que no le haya echo caso, odia que no sea como ella.
Todo está muy confuso, la presión de la perfección ya no solo cae en mí. He visto a Mal intentando no derrumbarse frente a todos, sinceramente la entiendo, a mi me ha tocado fingir desde que tengo memoria.
Algunas veces me gustaría desaparecer. Irme de Auradon. Crear una nueva vida. Dejar a mamá...
Tal vez no soy la hija perfecta, pero en realidad si me he esforzado para serlo, para aparentarlo.Se que no me odia, ¿Qué madre puede odiar a su hija? ¡Soy una copia de ella en su juventud! Mi abuela me lo ha dicho varias veces.
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Omnisciente
- ¿Por qué es tan insensible, abuela? - preguntó una pelirroja de diez años al borde de las lagrimas - ¿Por qué me exige tanto?
- Maeve... - reprochó Elinor - Tú madre quiere lo mejor para ti.
- ¿Y lo mejor es gritarme siempre que se molesta?
La mayor solo la miró con lastima, no sabía que responder, su hija siempre ha sido como es.
- No, cariño. - dijo mientras le limpiaba las lagrimas - Eres igual a tu madre. - susurró.
- ¡No! Yo nunca trataría así a mis hijos, abuela. Nunca los obligaría a hacer algo que no quieren.
La pequeña pelirroja comenzó a gritar alterada gracias a la comparación de su abuela, aún siendo una niña, ella se daba cuenta de las malas acciones de las personas, y sabía que su madre no estaba haciendo un buen trabajo para educarla.
- ¡Maeve Dunbroch! No le hables así a tu abuela. - gritó la madre de la pequeña entrando a la habitación.
Maeve solo la miró con enojo y se aferró a la falda de su vestido, su pequeña mandíbula apretada con fuerza mientras su madre avanzaba hacia ella con el ceño fruncido. Sabía lo que venía: un regaño, una nueva lección sobre respeto y deber.
—¿Cómo te atreves a alzarle la voz a tu abuela, Maeve? — Mérida se cruzó de brazos mirando severamente a su hija.
— Más que mi abuela, es mi madre, ¿no?— respondió Maeve sin pensarlo — Se ha preocupado más de mi que tú.
La sorpresa cruzó el rostro de Mérida, pero fue reemplazada rápidamente por una expresión tensa.
—No me hables en ese tono. Yo soy tu madre. Eres igual a mi por que eres mi hija, te guste o no.
—¡No quiero ser como tú! —gritó Maeve, su pecho subiendo y bajando con fuerza — ¡No quiero vivir mi vida siguiendo haciendo todo perfecto, siendo una princesa que solo sonríe y obedece!
Mérida la miró en silencio por un instante antes de cruzar los brazos con más firmeza.
—¿Te asusta no poder ser como yo, Maeve? —preguntó en un tono más bajo, pero igual de intenso—. ¿Es eso? ¿Temes no ser suficiente?
Maeve sintió que algo dentro de ella se tensaba, pero no lo dejó salir. En su lugar, alzó el mentón con orgullo.
— Yo no le temo a nada ni a nadie, madre. — respondió la pelirroja con su voz cargada de odio — Pero preferiría morir antes de ser como tú.

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The Bear Kingdom
RandomLa hija de Mérida intentando ser igual de valiente qué su madre. El hijo de Mordu siendo todo lo contrario a su padre.