Capítulo uno

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TW: NSFW, C4n1bal1smo.

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Will jamás se imaginó cómo sería la sensación de estar enlazado con su alma gemela, pues dependía del tipo de vínculo que fluctuaba entre los dos; algunas parejas lo describían como una algodonosa impresión consistente, otros se inclinaban más por...

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Will jamás se imaginó cómo sería la sensación de estar enlazado con su alma gemela, pues dependía del tipo de vínculo que fluctuaba entre los dos; algunas parejas lo describían como una algodonosa impresión consistente, otros se inclinaban más por un fuego ardiente en carne viva, y algunas personas le daban más un aire de nostalgia y deseo por encontrarse a sí mismo en medio del enlace.

Pensaba que para él sería como una pesadilla recurrente, como sus miembros quedando entumecidos mientras telarañas se forman en sus rincones y pequeños insectos le succionan el alma a través de sus venenosas bocas, aguijones o extremidades. Al estar enfermo, creía que su destino era entretelarse en emociones igual de infectadas que su existencia, un calvario irremediable para un hombre roto.

Y sin embargo, en cuanto conoció a Hannibal Lecter, sintió en su ser un mar embravecido de sensaciones imposibles que poco y nada tenían que ver con las teorías que lo dejaban despierto en las noches oscuras a solas en su cama. Con el hombre, era como ser engullido por una adversidad sedante, como la seguridad de que la crueldad de su ser no tiene por qué ser algo temido o indeseado, sino abrazado y entendido. Una aceptación palpitaba en sus manos gruesas cuando paseaban por su piel y lo sostenían con firmeza, una admiración profunda.

Su vínculo como almas gemelas parecía único en su clase; le atribuía matices rojizos como la sangre fresca y manchas oscuras como el carbón en la piel. Lo llevaba a meterse en su abismo con tal de darle la mano a esa bestia que jalaba contra él, viviendo en una gélida cueva como el entendimiento de jamás ser liberada ni entendida. Sin embargo, Hannibal la entendió.

«Cuando acabes con tu baño, ven a la sala. Quiero hablar contigo, Will». Compartir mentes era toda una aventura; Will podía estar bajo una lluvia hirviendo de gotas violentas mientras Lecter se encontraba en la sala bebiendo té, e incluso así eran conscientes de las acciones del otro a pesar de los metros de distancia que los separaba.

«Ya estamos hablando...», pensó para que hombre oyera sus pensamientos, sintiendo un cosquilleo fuerte colonizándolo ante una grave risa compartida por parte del psiquiatra. No mentía, la verdad era que le daba curiosidad saber qué quería indagar Lecter si acaso ya podían hablar cualquier cosa a pesar de la distancia. Aunque compartían sus memorias y pensamientos en totalidad, su vínculo todavía era prematuro, por lo que quedaban incógnitas y misterios que Will no podía terminar de descifrar en su alma gemela.

Murder Husbands 🥩 HannigramDonde viven las historias. Descúbrelo ahora