"Just for You"
Cuando las deudas empujan a Yoon-Ah, a los letales Juegos del Calamar, jamás imagina que su lucha por sobrevivir despertará los sentimientos más oscuros del líder, el misterioso Jugador 001.
Frío, poderoso y obsesivamente protector, é...
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Yoon-Ah
La mañana siguiente llegó demasiado rápido.
No había dormido, y por las sombras bajo los ojos de In-ho, supe que él tampoco.
El camino al hospital fue un reflejo de la noche anterior: silencioso, cargado de un peso sofocante. Apretaba mis manos sobre mi vientre, sintiéndome aterradoramente frágil. In-ho conducía con la mirada fija en la carretera, su mandíbula apretada con tanta fuerza que parecía que iba a romperse.
No hablamos. No hacía falta. El miedo estaba ahí, entre nosotros, como un tercer pasajero en la camioneta.
Cuando llegamos al hospital, cada paso que di por los pasillos se sintió más pesado que el anterior. Mi corazón latía demasiado rápido, y mi respiración era superficial, como si en cualquier momento el aire fuera a faltarme.
Nos hicieron pasar al consultorio.
El médico estaba ahí, sentado detrás de su escritorio con los exámenes frente a él. Su expresión era seria. Demasiado seria. Su postura, recta y rígida, no presagiaba nada bueno.
In-ho me sujetó la mano. Sus dedos estaban fríos.
—Hemos revisado los resultados con detenimiento —comenzó el doctor—. Y, lamentablemente, la situación es más delicada de lo que pensábamos.
Tragué saliva.
—¿Qué significa eso? —preguntó In-ho, su voz más dura de lo normal.
El médico se tomó un segundo antes de responder.
—Yoon-Ah, tu cuerpo está sufriendo un desgaste acelerado debido al embarazo. Tu presión arterial es extremadamente inestable y tus órganos están comenzando a resentirlo, en especial el corazón y los riñones.
Me quedé inmóvil.
—Aún quedan meses para el parto —continuó el doctor—. Y en este punto, si el embarazo continúa, hay un alto riesgo de que no llegues a término. Y si lo haces... el parto podría ser fatal para ti.
Mis oídos comenzaron a zumbar.
—Pero el bebé... —mi voz salió apenas un susurro.
—Si logras llegar a término, el bebé tiene una alta probabilidad de sobrevivir. Pero tú... —Hizo una pausa, como si estuviera escogiendo sus palabras con sumo cuidado—. No es seguro que puedas hacerlo.
El silencio que cayó en la sala fue ensordecedor.
La presión en mi pecho era insoportable.
Miré a In-ho, pero él no se movía. Estaba completamente rígido, sus ojos oscuros fijos en el médico, como si intentara procesar lo que acababa de escuchar.
—¿Cuál es la otra opción? —preguntó, su tono era tan afilado como una navaja.
—Interrumpir el embarazo ahora —dijo el doctor, con la voz más baja—. Yoon-Ah se recuperaría. Su vida no correría peligro. Pero...