"Just for You"
Cuando las deudas empujan a Yoon-Ah, a los letales Juegos del Calamar, jamás imagina que su lucha por sobrevivir despertará los sentimientos más oscuros del líder, el misterioso Jugador 001.
Frío, poderoso y obsesivamente protector, é...
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Yoon-Ah
El silencio entre nosotros se había vuelto más suave, menos tenso. Ya no era ese muro de palabras no dichas y emociones contenidas, sino algo más tranquilo, más íntimo. In-ho aún sostenía mi mano, su pulgar dibujando pequeños círculos sobre mi piel, como si quisiera asegurarse de que estaba aquí, con él.
Respiré hondo, sintiendo el peso de sus palabras todavía resonando en mi pecho.
—Gracias. —Mi voz fue apenas un susurro, pero en la quietud de la habitación, sonó tan clara como un grito.
Sus ojos se suavizaron al mirarme.
—No tienes que agradecerme, Yoon. —Apretó mi mano con más fuerza—. Solo quiero que me dejes estar aquí para ti.
Asentí, aunque en mi interior aún latía la culpa. No era fácil admitir que había intentado manejarlo todo sola, que el miedo me había hecho tomar decisiones sin pensar en lo que él sentiría. Pero ahora lo sabía. No estaba sola.
—Ven, vamos a dormir. —Su voz fue más baja esta vez, casi como si no quisiera romper el momento.
Nos pusimos de pie juntos, y por primera vez en toda la noche, sentí cómo la fatiga se apoderaba de mi cuerpo. Me dolía todo. Quizás no solo físicamente, sino también en lo más profundo de mí.
Fui al armario y tomé un camisón suelto mientras él buscaba su ropa. Lo observé de reojo, notando cómo se pasaba la mano por el rostro, agotado. In-ho siempre intentaba ser fuerte, pero podía ver la preocupación grabada en sus facciones, como una sombra persistente que no desaparecía.
—¿Quieres ducharte primero? —preguntó, su tono más suave ahora.
Negué con la cabeza.
—Mañana en la mañana. Solo quiero acostarme.
Él asintió, entendiendo. Nos cambiamos en silencio, moviéndonos con esa sincronía que solo nosotros teníamos. Cuando me metí en la cama, sentí el colchón hundirse ligeramente cuando él se acostó a mi lado.
Por un momento, solo estuvimos ahí, en la oscuridad, respirando juntos. Su brazo se deslizó con naturalidad sobre mi cintura, acercándome a él.
—Mañana iremos al hospital. Todo va a estar bien. —Su aliento cálido rozó mi piel. Aunque pareció más decirlo para sí mismo reconfortándose.
No respondí. Solo me aferré un poco más a su presencia, dejando que el sueño me arrastrara lentamente.
Me desperté con la sensación de que algo estaba diferente. El lado de la cama de In-ho estaba vacío, pero aún se sentía tibio. Me froté los ojos y me incorporé lentamente, mi cuerpo aún pesaba por el cansancio acumulado.
Entonces, lo olí.
El aroma del café recién hecho y algo cocinándose en la cocina.
Me deslicé fuera de la cama, tomándome un segundo para respirar hondo antes de ponerme de pie. Enfrente de mi, vi una muda de ropa doblada cuidadosamente: unos leggings cómodos y un suéter ancho.