–¡Taehyung, pobre Taehyung!
Éstas eran las palabras que compendiaban las tristes ideas de las que Jimin no podía librarse, y que para él constituían el peor de los males de aquel caso. Jungkook se había portado muy mal con él… muy mal en muchos aspectos… pero lo que le hacía estar más encolerizado con él no era sólo su proceder para con él. Lo que más le dolía era la confusión a que la había inducido respecto a Taehyung… ¡Pobre Taehyung! Por segunda vez iba a ser víctima de los errores y del afán de casamentero de su amigao Las palabras de Yoongi habían sido proféticas cuando le había dicho en cierta ocasión: «Jimin, usted no es un buen amigo para Taehyung…» Ahora temía que sólo le hubiera causado males… Claro que esta vez no podía acusarse, como la anterior, de haber sido el único y exclusivonresponsable de la desgracia; entonces había insinuado la posibilidad de unos sentimientos que, de otro modo, Taehyung nunca se hubiera atrevido a concebir; mientras que ahora Taehyung había reconocido su admiración y su predilección por Jungkook antes de que él hubiese insinuado nada acerca de la cuestión; pero se sentía totalmente culpable de haber alentado unos sentimientos que hubiese debido contribuir a disipar; hubiese podido evitar que Taehyung se complaciera en esta idea y alimentara esperanzas. Su influencia hubiera bastado para ello. Y ahora se daba perfecta cuenta de que hubiese debido evitar aquella situación… Comprendía que había estado exponiendo la felicidad de su amigo sin tener motivos lo suficientemente sólidos. De haberse guiado por el sentido común, hubiese dicho a Taehyung que no debía permitirse pensar en él, que había una sola posibilidad entre quinientas de que Jungkook llegase alguna vez a interesarse por él.
«Pero me temo —añadía para sí— que sentido común no he tenido mucho».
Estaba muy enojado consigo mismo; y de no estar enojado también con Jungkook, su estado de ánimo hubiese sido mucho peor. En cuanto a Jane Fairfax, por lo menos podía desentenderse de sentir inquietud por ella. Taehyung le preocupaba ya suficientemente; no necesitaba, pues, seguir preocupándose por Jane, cuyos problemas y cuya falta de salud, como tenían, por supuesto, el mismo origen, debían tener igualmente la misma curación… Su vida de penurias y de desgracias había terminado… Pronto recuperaría la salud, sería feliz y disfrutaría de una buena posición… Jimin comprendía ahora por qué su solicitud por él había sido desdeñada. Aquella revelación había aclarado otras muchas cuestiones de menor importancia. Sin duda la causa habían sido los celos. Para Jane él había sido un rival; y lógicamente todo lo que quisiera ofrecerle como ayuda o atenciones tenía que rechazarlo. Dar un paseo en el coche de Hartfield hubiese sido una tortura, el arrurruz procedente de las alacenas de Hartfield hubiese sido un veneno. Lo comprendía todo; y cuando lograba desprenderse de los sentimientos injustos que le inspiraba su orgullo herido, reconocía que Jane Fairfax merecía sobradamente todo el encumbramiento y la felicidad que sin duda iba ahora a tener. Pero ¡el pobre Taehyung era un reproche viviente para él! No podía dedicar sus atenciones a nadie que lo necesitase más. A Jimin le dolía infinito que esta segunda decepción fuese aún más grave que la primera. Teniendo en cuenta que esta vez sus aspiraciones eran mucho mayores, debía serlo; y a juzgar por los poderosos efectos que aparentemente aquel enamoramiento había producido sobre el espíritu de Taehyung, impulsándolo al disimulo y al dominio de sí mismo, así era… Sin embargo, debía comunicarle aquella penosa verdad lo antes posible. Al despedirse el señor Jeon lo había conminado a guardar el secreto.
—Por ahora —le había dicho— todo este asunto debe seguir en secreto absoluto. El señor Churchill lo ha exigido así como muestra de respeto por la esposa que ha perdido hace tan pocos días; y todos estamos de acuerdo en que es a lo que nos obliga el decoro más elemental.
Jimin lo había prometido; pero a pesar de todo Taehyung debía ser una excepción; creía que éste era un deber superior.
A pesar de su mal humor, no pudo por menos de encontrar casi ridículo el que ahora tuviera que dar a Taehyung la misma penosa y delicada noticia que la señora Jeon acababa de darle a él mismo. El secreto que con tanto miedo se le había comunicado, ahora era él quien con no menos intranquilidad debía comunicarlo a otra persona. Sintió acelerarse los latidos de su corazón al oír los pasos de Taehyung y su voz; pensó que lo mismo debía de haberle ocurrido a la pobre señora Jeon cuando ella entraba en Randalls. ¡Ojalá la conversación tuviera un desenlace igualmente feliz! Pero por desgracia de ello no había ninguna posibilidad.
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Jimin [Yoonmin]
FanfictionSobre la arrogancia juvenil y los malentendidos románticos: Jimin puede entregarse a su ocupación favorita (casamentero). Sus afanes para que Taehyung haga un matrimonio ventajoso y su preferencia por manejar la vida de otros sufrirán, sin embargo...
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