"Just for You"
Cuando las deudas empujan a Yoon-Ah, a los letales Juegos del Calamar, jamás imagina que su lucha por sobrevivir despertará los sentimientos más oscuros del líder, el misterioso Jugador 001.
Frío, poderoso y obsesivamente protector, é...
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In-ho
La luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas, bañando lentamente la habitación en tonos suaves. El sonido del despertador me sacó de un sueño profundo, el tipo de sueño que hace que tu cuerpo se resienta al levantarte, pero el día debía comenzar de todas formas.
Al abrir los ojos, vi a Yoon-Ah en la cama, inmóvil, como si estuviera profundamente dormida. No me sorprendió en lo más mínimo; solía levantarse más tarde que yo. Pero algo en el aire de esa mañana me parecía diferente, como si hubiera una extraña pesadez que no podía ubicar. Miré la hora en mi reloj y decidí levantarme sin hacer ruido, sin perturbar su descanso.
Me dirigí al baño con la cabeza todavía nublada por el sueño. Tras un par de minutos bajo el agua fría, logré despejarme lo suficiente como para comenzar con el día. A medida que me vestía y organizaba mis cosas, una extraña sensación de incomodidad seguía rondando en mi mente. Era como si hubiera algo que no estaba bien, aunque no sabía exactamente qué era.
Me acerqué a la cocina, decidido a preparar un café antes de enfrentarme al día. Al poner la cafetera, algo me llamó la atención. En la esquina del mueble, medio oculto detrás de unos papeles, estaba un pequeño frasco. No lo había visto antes. Me acerqué con cautela, tomándolo en mis manos. Pastillas para el dolor. La etiqueta no tenía detalles específicos, solo una breve descripción que indicaba su uso. No me parecían medicamentos comunes, y definitivamente no eran míos, y solo alguien más estaba aquí.
El enojo me invadió de inmediato. ¿Por qué no me había dicho nada? No sabía que Yoon estaba experimentando dolores. Y lo peor de todo, lo había escondido. No era la primera vez que había algo que me había ocultado, pero esta vez era diferente. El embarazo complicaba todo aún más. ¿Qué clase de decisiones estaba tomando? ¿Acaso no confiaba en mí para contarme lo que estaba pasando?
La frustración comenzó a apoderarse de mí. No era solo por las pastillas; era por todo lo que sentía que se estaba ocultando, por todo lo que se estaba distorsionando entre nosotros. ¿Qué más me estaba ocultando? ¿Qué más no me estaba contando?
Sentí el impulso de despertarla, de exigirle respuestas al instante, pero algo me detuvo. Sabía que si la despertaba ahora, no sería capaz de controlar lo que sentía. Mi mente se nublaba con pensamientos de enojo y preocupación, y eso no iba a ayudar en nada. Decidí dejarlo para cuando regresara. Antes de salir, tomé una hoja de papel y rápidamente escribí una breve nota. "Cuando llegues a casa, hablamos." No era el tipo de conversación que esperaba tener, pero no podía esperar más. La duda me carcomía, y esa nota sería el primer paso para encontrar respuestas. Dejé la hoja en su mesita de noche.
El día avanzó lentamente. Al principio intenté concentrarme en mi trabajo, pero la constante preocupación me mantenía distraído. El frasco de pastillas, la nota, todo seguía rondando en mi mente. El hecho de que Yoon-Ah no me hubiera dicho nada solo empeoraba mi ansiedad. La incertidumbre sobre lo que había estado pasando me estaba devorando por dentro.
