Noah
Me despierto de golpe al sentir que alguien me ahoga.
¿No puedo dormir una noche tranquila?
Le doy un golpe a alguien; reconozco la voz de Miguel. Al aclarar la vista y quitar la almohada de mi cara, veo cómo Sofía ayuda a Miguel a callar sus quejidos.
—Lo siento, son unos tontos, ¡cómo se les ocurre tratar de matarme! —Miro la hora en mi teléfono: 00:01 de la mañana. ¡Dios mío!, es medianoche.
—Noah, que tus padres te inscriban en algún deporte que implique golpear, boxeo por ejemplo. ¡Ah!, me duele —Sofía ríe por lo que dice Miguel y yo los miro enojada.
—Tranquila, Noah, vinimos a… —Mira a Miguel y le indica algo con la mirada—. ¡1, 2, 3, feliz cumpleaños a ti!…Comienzan a cantar.
Me dan ternura, y me avergüenzan. Qué bueno que solo somos los tres en esta tienda. Sacan un cupcake de quién sabe dónde. A pesar de que estoy avergonzada, estoy feliz. Aunque sea medianoche, tengo unos amigos tan buenos.
—¡Feliz cumpleaños, Noah! —Ambos me abrazan con fuerza haciendo que los tres terminemos acostados—. ¡El cupcake!
Nos levantamos entre risas.
—Gracias, chicos… Me alegra tenerlos en mi vida, me hacen feliz —Estoy a nada de ponerme a llorar. Nunca espero nada, pero siempre me sacan una sonrisa.
—¡No llores! Yo también lloraré. Además, aún faltan nuestros regalos —Sofía busca algo detrás de ella. Saca unos brazaletes con el infinito en medio—. Yo… quiero decirles que siento que nuestra amistad seguirá aún después de terminar el cole.
—¡También lo siento!, como los amigos de mi hermana, ¡auch! —Sofía le da un golpe suave. Se van a matar algún día.
—¡No me interrumpas! Estoy en mi momento sentimental —Se limpia lágrimas imaginarias—. Como decía, Miguel arruinó el momento. Lo que quiero decir es que… nuestra amistad es infinita, y siempre lo será. Sé que es el cumpleaños de Noah, pero también traje para Miguel y para mí.
Me pone el brazalete con delicadeza. Este es un momento tan lindo. Hace lo mismo con Miguel, y él le ayuda a ponerse el último. Los tres tenemos un infinito ahora.
—Amigos por siempre.
Toco el infinito en el brazalete. Cuando vuelva a casa tendré que quitármelo si no quiero que mi padre lo tire. Lo cuidaré muy bien.
—Esto es tan bonito que me dan ganas de llorar —Miguel dramatiza—. Es mi turno, Noah, te traje esto.
Me extiende un cuaderno, o bueno, eso creo hasta que lo tengo en mis manos. En la portada negra hay escrita con dorado la palabra: "recuerdos".
—Es para que lo llenes. Es más, tomémonos una foto ahora para que sea la primera cuando volvamos.
Después de la foto no puedo evitar volver a abrazarlos con fuerza. Los quiero tanto a ambos. Me obligan a comerme el cupcake, y se quedan a dormir conmigo, mejor dicho, a ver películas conmigo.
*
La mañana comienza con la horrorosa trompeta. Tengo medio cuerpo de Miguel encima mío, y medio cuerpo de Sofía.
Eso explica por qué siento tanto calor.
Ya que no vamos a explorar la naturaleza, puedo usar mis vestidos nuevamente. Hoy traigo el que Lucía hizo; me hace sentir como una princesa.
Tenemos la mañana libre. No veo a Lucía esta vez, tal vez está hablando con los profesores. Paso la mañana durmiendo, despertar a medianoche para ver películas no fue una buena idea.
Despierto cuando Sofía viene a avisarme que hoy una de las actividades después del almuerzo será ir a un acuario. Otro de los atractivos turísticos de este pueblo.
Los buses vienen a llevarnos, y ahí es cuando veo a Lucía. Todo el día no la había visto. Sonrío como boba, esa sensación de felicidad con el simple hecho de verla nunca desaparecerá de mí.
Le pediré un beso por mi cumpleaños.
No creo que se haya acordado, no parece. Habría venido con Miguel seguramente si así fuera. No mentiré, me decepciona un poco, pero considerando el hecho de que se olvida muchas cosas, no la culpo.
La guía se encarga de nosotros, así que Lucía no dice mucho. Qué triste, ¡con lo mucho que me gusta escuchar su voz!
*
La visita al acuario es divertida, magnífica de ver. No solo vamos a eso, ya que nos dan como una clase para explicarnos los tipos de peces hay. Miguel, Sofí y yo tomamos muchas fotos.
Me entristece el hecho de que no puedo interactuar con Lucía, pero ya después buscaré la forma de hablarle.
Alex se une a nuestro pequeño grupo, pues como ya es de noche, habrá una charla de astronomía. Podremos mirar las estrellas ya que han traído algunos telescopios.
Nos dan otra clase sobre el uso correcto de los materiales para ver las estrellas esta vez. Me gusta mucho más; este día está siendo más calmado, agradezco eso. Comienzan a hacer fila para ver por los telescopios.
No quiero estar parada escuchando el ruido que hacen, así que me siento un poco más alejada de todos.
El cielo se ve más que maravilloso hoy, claro, aquí no hay contaminación. Suspiro sintiéndome en paz.
—¿Está disfrutando de la luz de la Luna, señorita Sandoval?
Casi grito al escuchar la voz de Lucía. No siento su presencia; ella se acerca a mi lado, quién sabe de dónde apareció.
—¡Ni me mires!, ¡estuviste ignorándome! —Miro a otro lado evitando su mirada. Tengo que dramatizar un poco.
—¿Quieres ir a ver qué estaba haciendo? —Llama mi atención con esas palabras; ella sonríe satisfecha—. Sígueme.
Hasta el fin del mundo.
Nadie está viendo, así que seguramente no me extrañarán por unos minutos.
Nos alejamos lo suficiente para que ya nadie pueda vernos.
—Bien, esto sonará extraño, pero debo vendarte los ojos. —¿Qué dijo qué?
—¡¿Qué?! ¡No! —Me mira con cara de gatito triste. Oh, no, ¿está haciendo lo del Gato con Botas? Sí, creo que así se llamaba la película que Sofí me había obligado a ver.
—Vamos, solo será un momento, llegaremos rápido, lo prometo —Dudo, pero mi suspiro de resignación le da el sí.
—Será más rápido llegar si te cargo.
—¡Ah! —Me sujeto como puedo de su cuello; claro, no veo nada—. ¡Avisa cuando vas a cargarme!
Ella ríe por eso. El perfume de Lucía podría hacerme dormir, pero la idea de adónde vamos me mantiene despierta.
Llegamos rápido; claro, un paso suyo son dos míos. Me baja con suavidad.
—Vale, eh, no sé si te guste, de todas formas… —Me quita la venda de mis ojos, con la misma lentitud con la que me bajó.
¡Oh, Dios mío!
Mis ojos no saben qué ver primero. No sé dónde estamos, pero por el recorrido probablemente estamos del lado opuesto al que hemos ido estos días. Hay árboles que no reconozco, pero uno en especial está decorado con luces y pequeñas lámparas. Leo en unos banderines de colores la palabra "feliz cumpleaños" y abajo una pequeña mesa muy decorada. Me acerco para mirar bien; hay un lindo pastel con fresas, un ramo de flores, ¿y vino? Qué importa.
¿Todo esto… ella lo hizo para mí?
—¡Feliz cumpleaños, Noah!, sé que no es mucho, pero…
La abrazo sin pensarlo. Amo la sensación que me da; me siento bien así, feliz, en paz. Ella envuelve sus brazos alrededor de mí.
—Espero que te haya gustado —Separo mi cabeza y la elevo para verla.
—¡Estás bromeando!? Eres lo mejor que le puede pasar a alguien, soy tan afortunada de tenerte.
—La afortunada siempre seré yo. Vamos, pide un deseo —Estoy más que segura de que quiere aventar mi cara contra el pastel.
—Vale, vale —Me ayuda con la silla y ella también toma asiento a mi lado.
El sonido de un piano comienza a sonar. Trato de buscar de dónde proviene, pero no lo logro. Lucía enciende la velita en medio del pastel.
La voz de Lucía a mi lado suena; ella está más que sonrojada y se ve tan apenada que me da ternura.
— Happy Birthday
Happy Birthday
Que hayas nacido es una gran alegría para mí
Escucha mi voz, te regalo esta canción
Sé que no es algo material
Es todo lo que te puedo dar
Lo único en este mundo
Que me llena de luz
It’s you
Happy Birthday
Happy Birthday…
Nunca había escuchado aquella canción; es tan calmada y linda, como Lucía.
—No sé coreano, tuve que adaptarlo al español. Pide un deseo —Me inclino hasta darle un beso en su mejilla, lo que hace que se sonroje más.
—Eres tan linda —Pienso en qué deseo podría pedir.
Y al ver sus ojitos brillar, sé que mi deseo estará relacionado con ella. Mi deseo es que ella y yo logremos todos nuestros sueños. Es perfecto, porque en todos ellos, ella está presente.
Soplo la vela.
—¡Felices 18! —Aplaude repetidas veces—. Ahora, muerde el pastel.
—¿No prefieres que te muerda a ti?
—Graciosita —Reímos. Con lentitud me acerco para dar una pequeña mordida. Sé que Lucía me empujará; lo hace suave, logrando que me manche un poco—. Te ves muy linda…
No me deja quejarme; me sorprendo al sentir sus labios quitar lo que el pastel ha manchado.
—Mmm, sabe mucho mejor —Toma una servilleta para limpiarme, mientras yo solo la observo—. ¿Qué? ¿Te sorprende que yo sea la que comience? Que no lo haga no significa que no muera por besarte también.
—¿Y por qué no lo haces? —Lo admito, me gusta estar encima de Lucía. Ella me toma de la cintura ya cuando estoy encima de ella.
Sus labios se posan sobre los míos, mandando corrientes eléctricas a todo mi cuerpo. La suavidad de sus labios es tan adictiva; se separa por un momento para sonreír.
—Porque sé que si lo hago se me hará difícil parar, como ahora —Me devuelve a mi silla; me cruzo de brazos frunciendo el ceño para parecer enojada—. Jajaja, esto te va a alegrar, espera.
Se va a tomar una caja grande, tiene una decoración peculiar.
—Una canción no es lo único que te puedo dar.
—¡Todo esto! —Miro todo a mi alrededor—. La canción, el beso, eran más que suficientes, Lucía; no tenías que hacer más.
—Todo esto es poco con lo que te mereces, Noah. Ahora ábrelo —Ella se ve tan tierna así, emocionada; me da tanta curiosidad. No es una caja pequeña.
Mi cara de enojo desaparece por curiosidad. Quito el listón rosado de la caja blanca; me quedo unos segundos quieta.
¿Qué será esto?
La abro.
Mis ojos no pueden estar más abiertos y mi felicidad solo aumenta al ver lo que hay en esa caja.
—¡No…!
—¡Sí! —Ella ríe por mi reacción—. Anda, tómalo, hay algo en uno de sus lados.
Tomo la guitarra rosada con calma, temo dañarla de alguna forma. Veo en uno de los laterales de la guitarra.
Hay el dibujo de la Luna y el mar, y claro, sería extraño que no tuviera su firma.
Tiene que ser Lucía.
—¿No debería ser la Luna y el Sol? —Miro con curiosidad, la Luna y el mar están grabados en la guitarra.
—No… ¿Sabes qué significa eso? —Niego—. El mundo entero dice que el Sol y la Luna están destinados. Pero eso es solo una historia, una bonita mentira. La verdad es un secreto: el mar está enamorada de la Luna. Su amor no son eclipses, sino susurros suaves. Es la forma en que el mar se estremece al sentir su mirada, la danza de las olas que son un eco de su latido. Cada ola es una caricia, cada marea alta un beso apasionado. Te amo como el mar ama a la Luna, con una fuerza silenciosa, pero inquebrantable. Mientras el Sol se aleja, indiferente a la Luna, yo me acerco. Te seguiré a todas partes, incluso cuando las olas se detengan, mi amor por ti seguirá siendo un océano profundo e inagotable. No soy el Sol, Noah, soy el mar, y te amo de la misma forma en la que él ama a su Luna. No es una historia de Sol y Luna, no cuando el mar está completamente enamorado de su Luna.
Solo ella es capaz de hacer que mi corazón lata de esta forma; solo ella podría lograr enamorarme más y más. Ella no es consciente de lo que provoca en mí.
—Y… no es la única razón por la que tú eres como la Luna y yo el mar, no solo porque te amo con locura —Su mano se posa sobre mi mejilla y da suaves caricias—. Sé que te sigue doliendo, todo lo que te dijeron. ¿Alguna vez escuchaste que las mariposas no pueden ver lo hermosas que son sus alas? —Asiento—. Te diría que eres como una de ellas, pero eres como la Luna. La Luna en medio de todo el espacio y la oscuridad, solo se siente un astro más; no sabe la luz que irradia, ni nota la belleza que tiene para nosotros, ni la magia que provoca en el mar. Tú eres como ella; deberías saber que tienes una belleza que impacta al mundo… a mi mundo, con toda la hermosa luz que irradias. Yo, soy el reflejo de tu luz. ¿Sabes qué significa eso? Significa que cuando tú no veas tus cualidades ni tu belleza, ni tu luz, te lo recordaré —Lágrimas comienzan a deslizarse por mi mejilla—. Eres mi Luna; cada parte de ti es única, Noah. Tus ojos, tus labios, tus cejas, todo de ti es perfecto y te hace única. Así como amo a la Luna en todas sus facetas, te amo a ti en todo momento: cuando estás llena y feliz, cuando te escondes sobre las nubes y no me permites ver tu luz, cuando te sientes incompleta e insegura, aun así te amo y amaré. Recuerda que la Luna, aunque a veces no esté llena, volverá a estarlo. Amo cada parte de ti; no hay ni siquiera un centímetro de ti que no ame. No es solo lo que veo, es todo lo que eres y serás lo que me hace amarte con cada latido de mi corazón…
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Ya saben, si quieren profesar su amor digan: te amo como el mar ama a la Luna 🌊🌙

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Mi Ángel
Teen FictionNo crei que el amor me llegaría a los 24, mucho menos que era una niña de 17. ¿Problemas? Uno: es menor. Dos: es hija del pastor. Tres: a mi hermano le gusta. Cuatro: ¡es mi alumna! Y cinco: es una chica... Aunque lo último a mi no me importab...