Capitulo 40: Un encuentro inesperado

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Yoon-Ah

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Yoon-Ah

La luz del sol se filtraba entre las cortinas cuando abrí los ojos. Estiré un poco las piernas bajo las sábanas y solté un suspiro al notar la ausencia de In-ho a mi lado. No era raro que él madrugara para atender sus asuntos, pero esta vez, el aroma a algo dulce y tibio en el aire me hizo levantarme de inmediato. Me tapé con la bata que estaba a lado de la cama ya que estaba completamente desnuda por lo de ayer.

Salí de la habitación con el cabello despeinado y los pasos perezosos, siguiendo el olor hasta la cocina. Y ahí estaba él, vestido con ropa cómoda, frente a la estufa mientras vertía con cuidado la mezcla sobre la sartén caliente.

—¿Eso son...? —pregunté con una sonrisa, sintiendo mi estómago rugir.

In-ho se giró hacia mí con una expresión divertida.

—Hot cakes, señorita exigente. Dijiste que querías una comida de verdad cuando el doctor te lo permitiera, y aquí está. Promesa cumplida.

Me acerqué y miré con ojos brillantes el plato ya servido en la mesa. La torre de hot cakes esponjosos estaba bañada con miel y un poco de mantequilla derretida. Era la visión más hermosa que había tenido en días.

—Me siento mimada —dije con una risita mientras tomaba un tenedor y cortaba un pedazo. Apenas lo probé, solté un pequeño sonido de satisfacción—. Dios... esto es lo mejor que he probado en la vida.

In-ho se cruzó de brazos, observándome con una sonrisa de orgullo.

—Lo dices porque llevabas semanas comiendo yogurt, frutas y calditos.

—Shhh, déjame disfrutar mi momento.

Soltó una risa baja antes de inclinarse y besar mi mejilla con ternura.

—Disfrútalo, princesa. Hoy tengo que salir de nuevo a atender unos asuntos del juego, cada vez se acerca más el tiempo. pero si quieres salir, avísame con tiempo para que tenga listo el chofer.

—No hace falta. Tal vez salga a dar una vuelta, pero nada importante.

—Igual avísame —insistió, deslizando su dedo suavemente por mi muñeca antes de apartarse—. Quiero saber que estás segura.

Rodé los ojos con una sonrisa, pero en el fondo me gustaba que se preocupara así.

Después del desayuno, me quedé un rato en casa, disfrutando la calidez del día y la sensación agradable de tener el estómago lleno con algo más que frutas y caldos insípidos. La dulzura de la miel aún permanecía en mis labios, y el recuerdo de In-ho cocinando para mí me hizo sonreír. No lo admitiría en voz alta, pero esos pequeños gestos significaban más de lo que estaba dispuesta a reconocer.

Decidí salir a despejarme. No tenía un destino fijo en mente, solo quería ver la ciudad, respirar aire fresco y distraerme un poco de los pensamientos que revoloteaban en mi cabeza. Le envié un mensaje rápido a In-ho para avisarle, y como era de esperarse, insistió en que alguien me acompañara.

Just for you | Hwang In-ho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora