"Just for You"
Cuando las deudas empujan a Yoon-Ah, a los letales Juegos del Calamar, jamás imagina que su lucha por sobrevivir despertará los sentimientos más oscuros del líder, el misterioso Jugador 001.
Frío, poderoso y obsesivamente protector, é...
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Yoon-Ah
El grito de In-ho irrumpió en el silencio de la casa como un disparo.
—¡¡YOON!!
El sonido me atravesó como una corriente eléctrica.
Me incorporé de golpe, el pecho subiendo y bajando con fuerza. Mi corazón latía con violencia contra mis costillas, bombeando adrenalina a cada rincón de mi cuerpo.
Su voz no era un simple llamado.
Sonaba tensa. Molesta.
Sentí un escalofrío recorrerme. No era miedo... no exactamente. Era esa sensación de alerta que se instala en la piel cuando sabes que algo está mal.
—¿Qué pasa? —pregunté, mi voz rasposa por el sueño interrumpido.
El silencio fue mi única respuesta al principio. Un vacío pesado que se extendió por unos segundos, lo suficiente para que mi ansiedad creciera como una sombra en la habitación.
Luego, su voz volvió a sonar. Más cerca. Más baja.
—Ven acá.
No era una pregunta.
No era una petición.
Era una orden.
Me levanté con cautela, sintiendo el frío del suelo deslizarse bajo mis pies descalzos. Caminé hacia la sala, cada paso acompañado por el tamborileo de mi propio pulso.
In-ho estaba de pie junto a la mesa, la espalda recta, con los hombros tensos y la mandíbula apretada. Su postura era una trampa a punto de cerrarse.
Sus dedos sostenían unos papeles arrugados. Eran pequeños y aunque no podía ver lo que decían, la forma en la que los apretaba, con los nudillos blancos, me hizo sentir un nudo en la garganta.
Pero lo peor era su mirada.
Oscura. Intensa.
Y clavada en mí.
—¿Qué es esto? —preguntó con voz baja, cada palabra un filo de navaja.
Tragué saliva.
Su tono era un peligro contenido, una furia sostenida por hilos delgados.
Fruncí el ceño, avanzando con cautela, como si me acercara a un animal herido que podría atacar en cualquier momento.
—¿Qué?
Él alzó una ceja, como si mi respuesta le pareciera absurda, y levantó los papeles con más fuerza.
—Estas notas. —Su mandíbula se tensó aún más—. ¿Quién te las dejó? ¿De quién son?
Mi respiración se agitó.Lo supe antes de verlas.Lo supe antes de que mi mirada descendiera a esos pedazos de papel.
"Te estamos vigilando." "No olvides quién está al mando." "El juego nunca terminó." "Esto no ha terminado."