❝ 𝐋𝐎𝐕𝐄𝐑 ❞ ━━ Más de dos siglos después de convertirse en vampiro, Marie se enfrenta a una nueva prueba que la vida tiene preparada para ella cuando regresa a Forks para defender a su familia de un ejército de neófitos, y termina siendo la impro...
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Su mirada dorada paseaba con tranquilidad por el extenso bosque, sentada en el asiento trasero del jeep con la puerta abierta mientras esperaba que llegara la hora acordada para encontrarse con los metamorfos y comenzar con la instrucción acerca de los neófitos.
Marie tenía experiencia con ejércitos de neófitos, ella misma había fomentado esa práctica en Europa durante la revolución francesa para mantener al menos algo de su familia que por derecho le correspondía. Pero creía que eso sería todo, no pensó que volvería a ver un ejército de neófitos, sobre todo con tal descaro como con el que hacían presentes en Seattle, se sentía abrumada por ello, y un poco preocupada de que los Vulturis no hubiesen hecho algo ya, conocía a Aro y sus ambiciones, conocía a la guardia y sabían que algo como esto no lo dejarían pasar porque ya era muy vistoso, entonces, ¿Por qué no habían hecho nada para detenerlo a esas alturas?
— Marie, ya vienen —anunció Rosalie para que su hermana saliera del vehículo.
— Claro —respondió está dejando a un lado todos esos pensamientos y dudas a las que no les encontraría una respuesta pronto, bajó rápidamente del vehículo y se aproximó al claro donde su familia se encontraba.
Al escuchar las ramas crujir bajo las pesadas patas de los metamorfos, se colocó detrás de Carlisle y Esme, manteniendo distancia con algo de timidez. Las décadas habían pasado, y no importaba que tan bien se hubiera podido llevar con los nativos del pasado, estos eran una generación totalmente nueva que desconocía por completo y que por propias palabras de Edward y su familia, ya habían tenido sus diferencias significativas, por lo que tener cuidado no estaba de más.
Uno a uno se dejaron ver saliendo de entre la maleza en esas imponente formas lobunas, la rubia miraba encantada esas enormes criaturas peludas que eran capaces de arrancarle la cabeza de una mordida, imponentes y hermosas, fuertes pero delicadas a la vista. Envidio entonces la maravilla que la madre naturaleza había creado con aquella tribu, eran seres formidables, fuertes, veloces, todo lo que ella era, con la diferencia de que no vivirían ocultos de los humanos ni sufrirían por controlar instintos asesinos producto de su sed de sangre, pensó en que ellos aún podrían disfrutar de una vida plenamente humana, casarse, tener un a familia, envejecer junto a las personas que aman, dormir, disfrutar del frío y el calor, cansarse, llorar, morir.
Ellos tenían una vida.
Entrecerró los ojos levemente al captar el olor característico de los metamorfos y se centró en la idea de que no era tan malo, debía aguantarlo al menos esos días, aunque pudo captar un olor mucho más suave que le recordó al aroma característico del pino al romperse la madera, esa esencia a pino y tierra húmeda fue una mezcla nueva, provenía de algún punto de entre los lobos que no pudo notar fácilmente.
— No tiene la confianza para mostrarse en forma humana —se quejó Edward con recelo.
— Vinieron, eso es lo que importa —habló Carlisle esta vez tratando de calmarlo— ¿Puedes traducir?