Capitulo 35: Sin escapatoria

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Yoon-Ah

Mis dedos temblaban mientras sostenía la nota. "Te estamos vigilando." Las palabras eran pocas, pero su peso caía sobre mí como una losa.

La dejé sobre la mesita de noche, pero no podía apartar los ojos de ella. Era como si esas palabras estuvieran grabadas en mi mente. ¿Quién me la había dejado?

Miré las flores otra vez. Blancas, impecables, tan fuera de lugar en esta habitación. In-ho no era el tipo de hombre que haría algo tan sutil. Si él me hubiera enviado flores, habría sido más directo. Quizá con una nota sarcástica o una broma. Pero esto... esto era diferente.

El aire se sentía más pesado, como si la habitación se encogiera a mi alrededor. Mi corazón latía con fuerza, y aunque intentaba convencerme de que no tenía nada que temer, no podía evitarlo.
¿Qué querían decir con que me estaban vigilando? ¿Cómo lo estaban haciendo? ¿Desde dónde?

Me levanté de la cama con la nota de nuevo en mis manos y caminé hacia la ventana, apartando ligeramente las cortinas. Afuera, todo parecía normal: el estacionamiento del hospital, los postes en el asfalto. Nadie estaba ahí, al menos no que pudiera ver.

Pero ellos nunca se mostraban. Lo sabía. Lo había visto en los juegos. Siempre estaban escondidos, siempre detrás de las máscaras, manipulando cada movimiento.

Un sonido en la puerta me hizo dar un respingo, rápidamente tomé la nota y la escondí detrás de mi, me giré de inmediato. In-ho.

—¡Yoon!—Entró con una sonrisa despreocupada, cargando una bolsa llena de cosas. —¿Cómo amaneció mi paciente favorita?

Intenté sonreír, pero mi cuerpo estaba rígido.
—Bien... creo.

Él dejó la bolsa sobre la mesa y caminó hacia mí. Su mirada se detuvo en las flores.
—¿Y eso?—preguntó, señalándolas con la barbilla.

Mi corazón dio un vuelco.
—¿No las trajiste tú?—pregunté, intentando sonar casual, aunque mi voz salió más baja de lo que esperaba.

Él frunció el ceño, claramente confundido.
—¿Yo? No. Si te hubiera traído flores, habrían sido orquídeas o algo más dramático, no estas cosas aburridas.—Se encogió de hombros. —¿Tienen alguna nota?

Mis ojos se abrieron ligeramente, pero intenté mantener la calma.
—No...—mentí rápidamente, apartando la mirada de él. —Solo estaban ahí cuando desperté.

—Qué raro...—dijo, acercándose a las flores para examinarlas.

Me tensé. Pero después de un momento, él se encogió de hombros otra vez.
—Bueno, sea quien sea, parece que tienes un admirador secreto.

Intenté reírme, pero sonó forzado.
—Sí... supongo.

In-ho no pareció notarlo. Se giró hacia la bolsa que había traído y comenzó a sacar cosas, como si nada hubiera pasado. Pero yo no podía apartar mi mente de la nota.

Mientras él hablaba sobre las cosas que había traído yo seguía pensando. ¿Quién me había enviado esa nota? ¿Por qué ahora? ¿Estaban aquí, en este hospital? ¿Me estaban observando incluso en este momento?

In-ho me miró de reojo.
—¿Estás bien? Te ves pálida.

—Sí, solo... estoy cansada—mentí de nuevo.

Él me observó por un momento, como si intentara leerme, pero finalmente asintió.
—Bueno, entonces te dejo descansar un rato. Si necesitas algo, estaré aquí.

Asentí y lo vi salir de la habitación. Dijo que tenía que hablar con el doctor. Tan pronto como la puerta se cerró, me dejé caer en la cama, con la mente llena de preguntas.

Just for you | Hwang In-ho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora