"Just for You"
Cuando las deudas empujan a Yoon-Ah, a los letales Juegos del Calamar, jamás imagina que su lucha por sobrevivir despertará los sentimientos más oscuros del líder, el misterioso Jugador 001.
Frío, poderoso y obsesivamente protector, é...
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Yoon-Ah
No puede ser... —susurré, mi voz apenas audible, como si pronunciar esas palabras las hiciera más reales.
Mis manos temblaron mientras mis ojos se fijaban en él. Era él. Jihoon. Mi amigo de la infancia. Mi único amigo. El que había sido mi refugio en los días más oscuros, cuando la soledad y la tristeza parecían interminables. Y ahora, estaba aquí, frente a mí, con el uniforme de los guardias, como uno de ellos.
Su mirada se cruzó con la mía, y en ese instante, el tiempo pareció detenerse. Sus ojos, esos que alguna vez me miraron con calidez y complicidad, ahora reflejaban una mezcla de sorpresa, dolor y algo que no podía identificar del todo. ¿Vergüenza? ¿Culpa?
A mi lado, sentí el peso de la mirada de Young-il. Lo noté curioso, como si intentara descifrar la conexión entre Jihoon y yo, pero no tenía tiempo para pensar en eso. Mi cuerpo se movió antes de que pudiera detenerme.
Corrí hacia él, ignorando el dolor que aún sentía en mi cuerpo por la herida, y me agaché a su altura. Tenía que saber. Tenía que entender.
—¡Jihoon! ¿Qué haces aquí? —pregunté con urgencia, mi voz temblorosa mientras lo examinaba, buscando algún indicio de que esto no era real, de que todo era un malentendido.
Él levantó la vista hacia mí, su rostro mostrando una mezcla de incredulidad y asombro.
—¿Yooni? —respondió, su voz apenas un susurro, como si no pudiera creer lo que veía.
El sonido de su voz, pronunciando ese apodo que nadie más usaba, hizo que mi pecho se comprimiera. Era él. Realmente era él.
—¿Lo conoces? —La voz de Gi-hun rompió el momento, recordándome que no estábamos solos.
Sin pensarlo, me incliné hacia Jihoon y lo abracé. Fue un abrazo desesperado, lleno de preguntas y emociones que no podía expresar con palabras. Él, sorprendentemente, respondió al gesto, rodeándome con sus brazos. Por un instante, me sentí como la niña que había encontrado consuelo en su amistad.
—Yoon-Ah, sea lo que pase, te recuerdo que no podemos perder tiempo. —La voz firme de Young-il me devolvió a la realidad.
Solté a Jihoon, pero antes de alejarme, me incliné hacia su oído.
—Espero hablemos después, —le susurré, mi voz cargada de promesas y dudas.
Él solo asintió, sus ojos reflejando algo que parecía arrepentimiento.
Regresé a la fila, colocándome al lado de Young-il. Podía sentir su mirada de reojo, evaluándome, pero no dijo nada.
—Ay, niño, ¿tus padres saben que estás haciendo esto? —preguntó Jung-bae, rompiendo el silencio con un tono sarcástico.
Mientras tanto, Gi-hun preparó su arma, quitándole el seguro con un movimiento rápido y acercándola peligrosamente a Jihoon.
—No lo hagas, Gi-hun, por favor... lo conozco. —Mi voz salió casi en un grito, el miedo y la desesperación filtrándose en cada palabra.