Capítulo 29

4.4K 367 67
                                    

Lucía

Me acerco a ella, sigue tan absorta en sí misma que ni siquiera me mira. Levanto su lindo rostro y suspiro mirando sus ojitos con leves ojeras y su nariz roja.

—Hey... ¿por qué no te estás preparando para salir al escenario? ¿Te sientes mal? —con delicadeza, tomo su rostro entre mis manos.

Me mira por un par de segundos, segundos que utilizo para acariciarla suavemente con mi pulgar, ella pone su mano sobre la mía, su mano está fría, casi siento que la mía le quema, ella se levanta y me abraza con fuerza, le devuelvo el abrazo de la misma forma, me permito darle un poco de mi calor acariciando su espalda.

—Estoy resfriada —susurra— Y no me siento bien.

Tomo asiento en el lugar donde ella estaba, y ella se sienta encima de mí.

Creo que esto se nos hará costumbre.

—¿Qué ha pasado, Noah? —aparto unos mechones de su cabello y limpio sus lágrimas.

Ver el lado tan vulnerable de Noah hace que me sienta igual de vulnerable.

Siento un dolor horrible al verla así, el verla de esa forma solo me da ganas de hacerle lo mismo a quien lo hizo.

-No ha pasado nada, solo es un resfriado... -vuelve a abrazarme y se esconde en mi cuello, su respiración, tan suave ahí, me da un leve choque eléctrico, si es que eso es posible.

El sonido de la sala de teatro llega hasta aquí, al parecer, ya han iniciado.

—Miguel me ha dicho otra cosa — acaricio nuevamente su espalda y con mi otra mano la sostengo de la cintura—. Si no quieres hablar de ello, está bien, Noah, no tienes que hacerlo.

Siento como un leve sollozo escapa de ella.

—No tenían por qué decir esas cosas de mí... —sigue escondida—. Nunca les hice nada ni les haría nada. Realmente nunca me importó mucho mi físico, no es la primera vez que hablan de ello, nunca supieron que me hicieron daño, y tampoco se los demostraría, pero sí duele, sé que no soy perfecta, pero ¿por qué me hacen eso?

Por fin me mira, limpio cada una de sus lágrimas, ¡por Dios!, ella no sabe lo linda que es, o al menos le han hecho dudar de su propia belleza.

—No les hagas caso, ¿te has visto alguna vez? Tu belleza es angelical, Noah —acaricio su mejilla—. "Kalokagathia". Esta palabra griega antigua se traduce literalmente como "belleza y bondad", pero su significado es mucho más profundo. Representa la idea de que la verdadera belleza no solo es física, sino que incluye la armonía interna, la virtud moral, la sabiduría y la excelencia. Es una belleza que se irradia desde el interior y que se manifiesta en la integridad del ser. Tú eres hermosa por dentro y por fuera, Noah, si los demás no lo ven, qué mal por ellos, no saben lo linda que eres en todas tus facetas.

Mi linda niña sigue con su carita triste.

—¿Alguna vez has visto un ocaso? —ella asiente—. Los colores que crea un atardecer me parecen colores tan hermosos, que aunque logren retratarlos y definirlos con algo simple como rojo o amarillo, para mí es mucho más especial que solo eso, y no importa cuántas veces vea un atardecer, la belleza que transmite, que sientes al verla, es tan especial que siempre suspiro enamorada, tú eres mi ocaso —beso su mejilla sintiendo lo salado de sus lágrimas—. Eres lo más hermoso que mis ojos pueden ver en toda mi vida, y aunque te vea un millón de veces, siempre serás igual de linda que la primera vez, siempre sonreiré como tonta enamorada por simplemente mirarte, porque para mí serás mi ocaso mágico.

—¿Te he dicho que me gustas?

—¿En estos días? —lo pienso—. No, me has dejado de lado.

Ella por fin me da una sonrisa, vuelve a abrazarme más fuerte.

Mi Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora