La sala de juntas de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) estaba llena. La atmósfera era tensa, con las luces brillando sobre las cabezas de los presentes, mientras el reloj marcaba las 8:00 p.m. Los ejecutivos de más alto nivel de la AFA, encabezados por Claudio "Chiqui" Tapia, estaban reunidos junto con el entrenador de la sub-20, Javier Mascherano, y algunos asesores técnicos. Todos sabían que la situación era crítica: el próximo partido contra Brasil definiría si Argentina llegaba a la final del Mundial Sub-20, que se jugaba en casa.
Claudio Tapia: Señores, estamos en una posición que no se repite todos los días. Estamos a un paso de la final, en un Mundial en nuestro suelo. Esta es nuestra oportunidad de demostrarle al mundo que Argentina sigue siendo potencia.
Ejecutivo 1: (ajustándose la corbata) Lo que también significa que no hay margen para errores. Japón y Brasil han demostrado ser equipos sólidos. No podemos subestimarlos.
Ejecutivo 2: (mirando unos informes) Japón es especialmente preocupante. Vencieron a Alemania, Inglaterra y Croacia con un estilo de juego que nadie esperaba. Ese chico, Isagi Yoichi, es como un director de orquesta en el campo. Es capaz de leer cada movimiento antes de que ocurra.
Mascherano: (cruzando los brazos) Lo he estado estudiando. No hay duda de que es un jugador brillante. Pero es joven, y esa experiencia limitada puede ser su punto débil.
Ejecutivo 3: (frunciendo el ceño) No podemos confiarnos en su inexperiencia. Japón es un equipo bien organizado. No se trata solo de Isagi; tienen a Rin Itoshi, un jugador capaz de definir partidos por sí solo, y una defensa que ha dejado fuera a delanteros de talla mundial.
Claudio Tapia: (golpeando la mesa) ¡Eso ya lo sabemos! Lo que quiero escuchar son soluciones, no problemas.
Mascherano: (manteniendo la calma) Mi plan es simple: vamos a romper su ritmo. Japón juega como un equipo sincronizado, pero depende de conexiones precisas en el mediocampo. Si cortamos esas conexiones, los obligaremos a jugar individualmente, y ahí perderán fuerza.
Ejecutivo 4: ¿Y cómo planeás hacer eso?
Mascherano: Voy a reforzar el mediocampo con tres volantes de corte: Máximo Perrone, Mateo Tanlongo y Facundo Buonanotte. Los tres tienen la capacidad de presionar alto y cortar los pases clave. Además, quiero que Valentín Gómez siga a Isagi como su sombra. Si él no puede recibir el balón cómodamente, Japón perderá su dirección.
Ejecutivo 5: (interviniendo) Pero, Masche, Japón no es solo ataque. Su defensa ha sido una muralla. Apenas han recibido goles en todo el torneo.
Mascherano: Por eso vamos a explotar las bandas. Luka Romero y Brian Aguirre serán claves. Japón tiene laterales rápidos, pero si los forzamos a retroceder constantemente, los debilitaremos. También quiero que Carboni juegue como falso nueve para arrastrar marcas y abrir espacios.
Ejecutivo 2: ¿Y el estado físico de los jugadores? Estamos hablando de un partido intenso.
Preparador físico: (interviniendo desde un rincón) El equipo está al 100%. Hemos manejado bien las cargas físicas, pero el problema será la presión psicológica. Están jóvenes y sienten el peso de jugar en casa.
Claudio Tapia: (mirando al preparador) Ese peso es inevitable. Están representando a Argentina. El que no pueda manejarlo, no debería estar en el campo.
Ejecutivo 6: (levantando la mano) Perdón, pero hay algo que no hemos considerado lo suficiente. ¿Qué pasa si perdemos?
El silencio cayó en la sala. Nadie quería siquiera contemplar esa posibilidad.
Mascherano: (mirando al ejecutivo) No vamos a perder. Pero si querés un "plan B", lo único que puedo decirte es que este equipo está listo para darlo todo.
Claudio Tapia: (levantándose de la silla) ¡Argentina no puede perder! Este equipo ha sido construido para ganar. Los chicos saben lo que está en juego.
Asistente técnico: (mirando a Mascherano) ¿Y cómo nos aseguramos de que el equipo entre concentrado desde el minuto uno?
Mascherano: Hablé con ellos esta mañana. Saben lo que significa este partido. Vamos a repasar estrategias en video, pero lo más importante es que se sientan seguros. Les dejé claro que cada uno está aquí porque tiene lo necesario para ganar.
Asistente: También debemos considerar la presión de la hinchada. Jugar en casa puede ser una espada de doble filo.
Claudio Tapia: (con un tono firme) La hinchada nos va a apoyar, como siempre. Si estos chicos sienten presión, que la conviertan en energía para correr más, para luchar cada balón.
De repente, uno de los asistentes entra apresurado con una carpeta.
Asistente: Perdón la interrupción, pero hay novedades. Japón entrenó a puerta cerrada hoy, y las imágenes aéreas muestran que podrían estar practicando una formación diferente.
Mascherano: (frunciendo el ceño) ¿Diferente cómo?
Asistente: Parece que están probando con tres delanteros en lugar de dos.
Mascherano: (pensando en voz alta) Quieren presionarnos desde el principio. Muy bien. Vamos a reforzar aún más la defensa. Pero si dejan tres arriba, sus mediocampistas estarán más expuestos.
Ejecutivo 1: Entonces, ¿es una ventaja para nosotros?
Mascherano: No necesariamente. Significa que quieren jugársela.
Claudio Tapia: (levantándose nuevamente, visiblemente irritado) No importa lo que hagan. Este partido lo tenemos que ganar. ¡Argentina tiene que llegar a la final, cueste lo que cueste!
Con esa declaración, salió de la sala de juntas, dejando un aire de incertidumbre. Mientras caminaba por el pasillo, sacó su celular y lo estrelló contra la pared en un arranque de ira.
Mascherano: (mirando al resto de los presentes) Bueno, señores, volvamos al trabajo. Japón es un equipo difícil, pero nosotros somos Argentina. Y en nuestra casa, somos invencibles.
El resto de los ejecutivos asintieron. Aunque la presión era inmensa, sabían que tenían que mantenerse unidos. El próximo partido no solo definía el futuro de la selección sub-20, sino también el orgullo de toda una nación.
Continuará...

ESTÁS LEYENDO
anri x isagi
Romanceestá pareja me gusta mucho y intentaré hacer la mejor novela de ellos dos