"Just for You"
Cuando las deudas empujan a Yoon-Ah, a los letales Juegos del Calamar, jamás imagina que su lucha por sobrevivir despertará los sentimientos más oscuros del líder, el misterioso Jugador 001.
Frío, poderoso y obsesivamente protector, é...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yoon-Ah
Cuando finalmente terminamos de hablar, la pelea que había ya no estaba. Todos se habían ido a sus lugares. No sabía cuánto tiempo habíamos pasado ahí, pero no importaba. Había hablado con él, realmente hablado, y aunque todavía quedaban muchas preguntas sin responder, algo en mi interior se sentía... más ligero.
Nos despedimos con un abrazo que, aunque torpe, se sintió sincero. Él me dijo que si necesitaba algo ya fuera ahí o después, podía buscarlo, y aunque no respondí de inmediato, asentí al final. No estaba lista para prometer nada, pero tampoco quería cerrarle esa puerta.
Mientras caminaba de regreso, no pude evitar notar lo diferente que me sentía. Era como si una herida que llevaba años abierta finalmente hubiera empezado a sanar. No estaba completamente cerrada, pero al menos ya no dolía tanto.
Cuando llegué a nuestras camas encontré a Young-il sentado en el borde de su cama, jugando con un tenedor. Apenas me vio, levantó la mirada, y me sonrió como si llevara una eternidad esperándome.
—Hola hermosa.—Young-il se quedó en silencio por un momento, evaluándome con la mirada. Finalmente, suspiró y me hizo un gesto para que me sentara junto a él.
—¿Y? ¿Cómo te fue?
Me dejé caer a su lado, sintiendo cómo el cansancio del día empezaba a alcanzarme.
—Bien. Mejor de lo que esperaba, en realidad.
—¿Eso significa que ya no quieres arrancarle la cabeza? —preguntó, con una sonrisa burlona.
—Cállate —respondí, dándole un ligero golpe en el brazo. Pero no pude evitar sonreír.
Young-il me miró con curiosidad, esperando que continuara, así que lo hice.
—Hablamos de muchas cosas. Me explicó por qué se fue, por qué no volvió... —Hice una pausa, tratando de ordenar mis pensamientos—. Y aunque no estoy segura de que todo lo que dijo sea suficiente para justificarlo, creo que puedo entenderlo. Ah, él tiene una hija pequeñita. Tiene Cáncer y ahora está en el hospital. Necesita un nuevo tratamiento pero es muy caro. Pero le dije que yo lo voy a ayudar, le daré todo mi premio para que pueda pagar lo de ella.
—Yo podría darte el dinero corazón. No me importa gastar lo que sea contigo.—El me dijo viéndome a los ojos muy interesado y sincero.
—¿Qué? Pero si tú necesitas el dinero Young-il, tú tienes tus deudas a pagar y de donde sacarías tanto dinero. Quedarías más que pobre si me ayudas. Gracias lindo, pero estoy bien.—Lo tome de la mano.
—Aparte, no quiero que le pase nada malo a mi papá Young-il. El se preocupa mucho por su hijita y solo quiere salir vivo de aquí. No quiero que le pase nada malo. Haría lo que fuera para que estuviera bien.
Young-il no dijo nada. Solo me miró con una expresión que no pude descifrar. Sus ojos se oscurecieron, y aunque su rostro permaneció sereno, algo en su mirada me hizo sentir que estaba pensando en algo importante, algo que no podía decirme.
—¿Y cómo te sientes con eso? —preguntó, apoyando un codo en la rodilla y girándose hacia mí.
Lo pensé por un momento antes de responder.
—Extrañamente... bien. No sé, es como si algo dentro de mí hubiera estado roto todo este tiempo, y ahora... ahora siento que al menos puedo empezar a repararlo.
Young-ok asintió lentamente, como si estuviera procesando mis palabras.
—Eso es bueno, Yoon-Ah. Te lo mereces.
—¿De verdad lo crees? —pregunté, mirándolo fijamente.
—Claro que sí. —Su voz era firme, y la calidez en sus ojos hizo que mi corazón se apretara un poco—. Has pasado por mucho. Es justo que empieces a encontrar algo de paz amor.—El acariciaba mi pelo con delicadeza.
Le sonreí, sintiéndome agradecida por su apoyo.
—Gracias, Young-il.
Él se encogió de hombros, como si no fuera gran cosa, pero sabía que lo era.
—¿Y ahora qué? —preguntó después de un rato.
—No lo sé —admití—. Supongo que solo... veré qué pasa. No estoy lista para que él sea parte de mi vida, no del todo, pero al menos ya no lo odio.
—Eso es un gran paso.
—Sí, supongo que sí.
Nos quedamos en silencio después de eso, pero no era incómodo. Era el tipo de silencio que se siente bien, como si no hiciera falta decir nada más.
Me sentí ligera. Y aunque sabía que todavía había muchas cosas por resolver, al menos ahora sentía que podía respirar.
—Voy al baño Mi niña....—El me dio un beso corto en los labios y guardo su tenedor en su bolsa del pantalón.—Te amo.