La vida nunca había sido tan increíble como pasar desapercibida en casa. Nadie se dio cuenta de mi ausencia toda una noche, al día siguiente regresé a casa y preparé el desayuno como si nada hubiera pasado. Papá despertaba muy temprano para ir a trabajar; solo tuve que esperar que le quite la cadena a la puerta y dejar que se aleje para poder entrar a la casa.
—¿Entonces tu príncipe azul no vendrá por ti hoy? —dijo Kasia tomando su jugo de pera.
Era una mañana muy fría y estaba lloviendo, Ryker aparcó fuera de mi casa y me esperó salir. Dijo poco en el trayecto a la escuela, me dejó y se fue.
—Dijo que tenía que hacer algunas cosas hoy.
Caminaba tomada de su brazo hacia el patio de la escuela. Nos gustaba quedarnos en las mesas de afuera a comer algo rápido en el almuerzo, era mejor porque nunca había lugar dentro de la cafetería.
Ya no teníamos lugar luego de que Darla dejara el grupo y se fuera con los amigos de Koen.
—¿Tiene problemas? La gente dice que anda en quiebra, pero no creo, porque te compró ese vestido caro. —Tomamos asiento.
—La verdad no me importa.
—Gia, mi padre no podría permitirme comprar algo así, no le gusta que gaste en ropa.
—Pero eres rica.
—Sí, pero al parecer quiere que sea una rica humilde —se enrolló el cabello en el dedo.
—Es válido porque quiere enseñarte a no gastar toda tu mesada.
Se rio asintiendo.
—Tú lo ahorras todo —acusó.
—Es que, por mi parte, mi padre se acuerda de mí una vez cada tres meses y lo poco que me da lo ahorro para comprar cosas. El resto del dinero se lo da a su mujer.
—¿Crees que, si tu mamá siguiera viva, eso cambiara?
—No, ya sabes como era, o al menos eso me contó Miles. Creo que ella lo hubiera llevado a la quiebra, pero no hay duda que la amaba. —Abrí la bolsa de sándwich que había preparado y mordí un pedazo.
—Me tienes a mí, por si necesitas algo.
—Un teléfono, ¿me puedes regalar uno? —le hice ojitos.
—Olvídalo —se rio y me contagió la risa.
—¿Le pasó algo al tuyo?
—Se queda paralizado a veces y debo darle muchos golpes hasta que vuelva a funcionar. No le dije nada a mi hermano porque no quiero molestarlo, ahora ahorro para uno nuevo.
—¿Por qué no se lo dices a Ryker? —Dijo como si no fuera la gran cosa—. O ya sé, vende ese vestido y compra un celular.
—¿Qué? No, a pesar de que me quieran ofrecer un millón. Me gusta y es lindo.
—¿Ryker o el vestido? —Casi me ahogo con mi jugo de manzana.
—Hablamos del vestido y el celular.
Me mira regalándome una sonrisa divertida.
—Bueno, ¿y cómo es? —pregunta acercándose más.
—¿El vestido?
—No, boba, el bikini. —me golpea con la caja vacía de jugo. —Tu novio.
—Ah, pues normal. —Contesto.
Se queda en silencio, levantando una ceja como si esperara algo más.
—¿Normal? —repite, poniendo énfasis en la palabra. —¿Eso es todo lo que tienes que decir?

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Somos Arte
Teen FictionLa vida amorosa de Gia está por los suelos. Descubrió a su novio engañándola con su mejor amiga, y luego de unas largas vacaciones de verano empieza su último año de preparatoria donde tiene que enfrentarse a esta nueva pareja. Así que para demostra...