Encanto

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—Gi-Hun, déjame ayudarte. —Young-il lo miró.

—Por favor… —Gi-Hun lo miró fijamente con ojos húmedos.

Esas palabras fueron suficientes, Young-il tomó sus manos y las colocó sobre su cabeza sosteniéndolas con una de sus manos, teniendo así, control sobre él, y empezando nuevamente a besarlo, de una manera más desesperante.

—D-despacio… ¡Agh…! —Gi-Hun cerró sus ojos con fuerza al sentir que este metía una de sus manos bajó su camisa, y tocaba sus pezones, apretándolos en el proceso.

—No podrás huir de mí, Gi-Hun —Young-il dijo a su oído, mordiendo su cuello.

—¡Ah…!

—Jamás.















—¡¡Ah, por Dios!! —Yong-sik ahogó un sollozó.

—Ah… —388 cerró los ojos con fuerza poniendo sus manos sobre la cara.

—Lo logró… —120 sonrió con ojos húmedos.

La anciana los miró con respiración pesada mientras la muñeca volvía a voltear, cosa que hizo que nuevamente avanzara, y esta vez, finalmente llegara a la meta.

—¡¡Madre!! —Yong-sik la abrazó fuertemente, juntó a los demás que sentían aún el corazón fuera de sus cuerpos.

—Lo siento- —222 caminó lentamente hacia el grupo, sintiendo culpa, aunque en parte no se arrepentía.

—Vete. —Yong-sik, sin dejar de abrazar a su madre ordenó seriamente.

120 y 388 se separaron del abrazo, y solo la miraron, sin decir nada, pues lo que había hecho, no tenía justificación.

Ahora sabían que era capaz de traicionarlos por salvar al hombre que la abandonó.

Sí, estaba salvando a otra persona, ¿pero eso qué les importaba a ellos? En esos juegos, cada uno tenía que salvarse, la anciana casi había sido eliminada por su culpa, por querer salvar a su ex, al padre de su hijo.

—Hija… preocúpate por ti, y por el bebé que cargas, deja de hacerlo por personas que te abandonan, de esa manera, saldrás de aquí. —Sin resentimiento, pero sin poder creer lo que había hecho, la anciana solo aconsejó, para después marcharse con los demás.

222 quedó en su lugar con la cabeza baja, estaba claro que ya no formaba parte de ese grupo.

—¿Estás bien? —Myung-gi, 333 preguntó acercándose a ella.

—Sí. —Respondió sin verle, para después también avanzar.

—...

—¡Agh…! ¡Es-espera! —Gi-Hun tomó una de las manos de Young-il debido a que sintió mucho dolor cuando este introdujo uno de sus dedos dentro de él

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—¡Agh…! ¡Es-espera! —Gi-Hun tomó una de las manos de Young-il debido a que sintió mucho dolor cuando este introdujo uno de sus dedos dentro de él.

—¿Duele?

Gi-Hun lo miró con ojos cristalinos y solo asintió con vergüenza, para volver a poner su cabeza sobre su hombro, y de esa manera el otro no mirara su rostro.

—¡Ah! —sintió cómo nuevamente empezó a mover su dedo dentro de él, y está vez un poco más rápido.

Los quejidos de Gi-Hun pronto se volvieron más placenteros, y Young-il lo notó rápidamente, lo que hizo que decidiera introducir otro dedo, y así, todo se volvió más salvaje.

—¡Young-il…!

—Gi-Hun… tienes una voz muy linda. —Suspiró con dificultad debido al esfuerzo que estaba haciendo por controlarse.

—¡Ugh! —cerró los ojos con fuerza al sentir como mordía uno de sus hombros.

—No puedo más.

Sin que Gi-Hun lo esperara, Young-il lo inclinó hacia el suelo para poder quitar sus pantalones.

—Young-

—Shh… —colocó una de sus manos sobre la boca de este, para que no hubiera objeción.

A pesar de estar en un estado en donde no estaba por completo bien, Gi-Hun se puso nervioso al saber que la situación había escalado a tal grado, que estaba por ser penetrado por su compañero de juego.

—Si te duele, clava tus uñas en mí, o muérdeme, porque no podré entrar en razón con solo palabras.

Gi-Hun mantuvo silencio sintiendo los nervios incrementar, y solo pudiendo asentir ante la indicación.

Mirando su rostro, Young-il sintió su corazón latir con fuerza, sus ojos cristalinos, y su nerviosismo lo hacía tan encantador, que no pudo resistirse a besarlo.

—¡Ahk…! —Gi-Hun retrocedió respirando pesado al sentir la longitud empezar a entrar en él.

—Hmm… —Young-il recostó su cabeza en el hombro de este al sentir aquel placer.

Controlarse sería mucho más difícil.

Young-il tomó una de las manos de Gi-Hun apretándola, para después embestir, pero de manera que no entrara todo aún, pues quería acostumbrarlo antes, aunque eso se le estaba haciendo muy difícil

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Young-il tomó una de las manos de Gi-Hun apretándola, para después embestir, pero de manera que no entrara todo aún, pues quería acostumbrarlo antes, aunque eso se le estaba haciendo muy difícil.

—¡Aah! —Gi-Hun arqueó la espalda mientras su corazón latía con más fuerza.

Faltaba poco, pero de verdad estaba enloqueciendo, lo quería tomar de manera salvaje, sin parar, pero debido a que era la primera vesz debía pensar un poco más y no dejarse llevar por sus deseos.

Poco a poco, a medida de que iba incrementando la velocidad, Gi-Hun dejó de sentir el dolor tan intenso, y su cuerpo se calentó aún más; y después, de una embestida, el miembro entró completamente en su interior, sacándole un alto gemido.

—Somo uno, Gi-Hun.

—Ah… —respiraba de manera pesada sintiendo su cabeza dar vueltas.

Lentamente deslizó sus manos por las piernas de Gi-Hun, y se acercó aún más, para someterlo a más embestidas, ahora sí, de manera más dura.

—¡Aah…! ¡Y-Young…! —sus gemidos se hicieron más fuertes, al igual que el acto.

—No te dejaré ir, jamás. —Young-il se acercó a su rostro tomando su mentón y viéndolo fijamente.

EL JUEGO MORTAL DE TU AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora