Mi lado romántico

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Pov Becky

La puerta detrás de mí se abre y Maria entra con un corto vestido rojo cubierto de lentejuelas. Tiene una sonrisa falsa en su cara y sus ojos me observan con malicia.

-Llegarás tarde. A Diego no le gustará -dice ella.

Todavía no puedo entender cómo puede dejar que ese cerdo se la folle todas las noches. Solo con mirarlo me dan ganas de vomitar.

-Por lo que he oído, está de buen humor -comento.

Hace horas que empezaron a beber y a cantar. Puedo escuchar las risas y el griterío desde aquí, aunque mi habitación está en el lado opuesto de
la casa.

-Deberías maquillar más los hematomas, Rebecca. El tono azulado todavía se nota.

-También, los tuyos -digo y la veo volverse hacia el espejo, inspeccionando su rostro. Así que también la golpea. Al parecer no es tan especial después de todo-. Vete. Voy a bajar en un minuto.

Después que Maria se va, despido a las maquilladoras. Cuando finalmente estoy sola, me siento en la cama y cierro los ojos, dejando que mi
mente se desplace a esa última noche con Freen. No puedo creer que me dejara restregarle aceite de rosas por todo su cuerpo. Todavía olía ligeramente a flores cuando fue a la reunión a la mañana siguiente. Mis labios se amplían en una sonrisa al recordarlo, pero una sola lágrima se desliza por mi mejilla. Dios, la echo tanto de menos. Ojalá tuviéramos más tiempo juntas.

Otra ronda de risas bulliciosas me alcanza, devolviéndome a la realidad.
Alzando la mano, aparto la lágrima perdida para luego posar mi mano en el muslo y sentir el arma oculta bajo el sedoso material. Es hora de irse. Me
levanto y salgo de la habitación.


* * *

-¡Palomita! -ruge Diego desde su lugar en la cabecera de la mesa que se ha montado en el jardín-. Ven aquí.

Aprieto las manos en puños y atravieso la amplia zona de césped hasta llegar al patio empedrado donde todos se han reunido. Hay unas cuarenta
personas, la mayoría hombres. A algunos de ellos los conozco porque eransocios de mi padre y compañeros de negocios que venían a nuestra casa con bastante frecuencia. Por la forma en que evitan mirarme, probablemente saben que no estoy aquí voluntariamente, pero ninguno de ellos me defiende.

Los negocios son siempre lo primero, al margen de la moral. Los demás me miran pasar, lanzando chistes verdes, riéndose como cerdos y felicitando a
Diego por su elección.

Al acercarme a la cabecera de la mesa, me fijo en el sacerdote sentado a la izquierda de Diego y, por un fugaz segundo, me asalta la esperanza. Lo conozco. Mi padre donaba regularmente dinero para los niños sin hogar de los que se ocupa su iglesia. Sin embargo, cuando levanta la vista hacia mí, hay
una mirada de terror en sus ojos, así como una advertencia cuando echa una mirada de reojo a Diego. La esperanza se desvanece al comprender. El Padre Pedro también ha sido amenazado. Me pregunto si el repugnante que pronto será mi marido obligará al cura a quedarse y mirar cuando intente violarme delante de todos.

-¿No es hermosa? -me pregunta Diego mientras me agarra de la muñeca y tira de mí hacia la silla.

Siento que su mano carnosa llega a mi pierna, justo por encima de la rodilla, y quedarse totalmente quieta. Si mueve la mano unos pocos centímetros por encima de mi muslo, sentirá el arma, que llevo atada allí.

-No tan rellenita como me gusta, pero servirá. -ríe Diego, y exhalo cuando retira la mano para alcanzar una copa de vino.

Ya está borracho, al igual que todos los demás alrededor de la mesa. Probablemente el cura tendrá que casarnos mientras estamos sentados, porque
dudo que Diego pueda mantenerse en pie. Miro hacia la casa y veo a NanaGuadalupe de pie, con la mano derecha oculta dentro de su chaqueta de punto. Me mira fijamente, pero luego sus ojos se dirigen a Diego. ¿Por qué lleva esa cosa? Hace un calor abrasador y ya me estoy derritiendo con el vestido. Me devuelve a mirada, baja la vista hacia el reloj de su muñeca izquierda y sonríe antes de dirigirse hacia nosotros. La observo, sus ojos entrecerrados mientras rodea la mesa y se coloca detrás de mi silla.

Dark Grave Donde viven las historias. Descúbrelo ahora