Capítulo 39

2.1K 123 46
                                        

No me idealices, no soy
perfecto, y no lo seré.

Por tu bien, por el mío y por el nuestro, no me romantices, no me quieras, y sobre todo, endurece tu corazón.

Jake.

Sus ojos, sus malditos ojos me miraban con ese destello de sorpresa luego de haber dicho todo eso, una leve sonrisa se plantó en su rostro y un aire de alivio me recorrió el cuerpo por completo.

—Te amo —susurró sin decir nada más. Sonreí ante ello y la besé, la besé como si tuviera miedo de que se fuera, de que luego de haberme interesado en ella y me haya metido en su vida quisiera irse. Pero no lo hizo, se quedó, me dijo Te amo y la estoy besando justo ahora. Su corazón late por mi, puedo sentirlo. Sonrío ante ello, al fin de cuentas, no somos tan diferentes, solo que mi corazón latía por y para ella.

El sentimiento de querer estar junto a ella me estaba desgarrando el alma, me arañaba por dentro queriéndome hacer saber que cada vez que la vea mis ojos le demostrarán que mi corazón siempre estará para ella. Aunque ella no me elija. Si ella no decide quedarse conmigo, si ella decide ver o estar con alguien más... por más que niegue a aceptarlo, siempre estaré para ella, siempre esperaré a que voltee y que me regale alguna sonrisa, siempre esperaré que cada vez que me vea un recuerdo de nosotros se le cruce por la mente y sonría, solo espero que ella me piense tanto como yo la pienso... solo espero que ella me extrañe tanto como yo la extrañaré si me deja.

—Confía en mi, sé que suelo tener reacciones que no debo tener, pero entiéndeme, saber que lastimaron al amor de mi vida y no pude hacer nada me está matando.

—Y lo sé, pero no es tu culpa, no quiero que te culpes por algo que está fuera de tu control, no puedes controlarlo todo —dijo Sam luego de separarse y sonreír mientras acaricia mi mejilla.

—Puedo controlarlo todo si te tengo a ti.

—No, no puedes —soltó una risa pequeña y eso me dio el impulso para continuar.

—Quiero amarte —susurré con el corazón en las manos —quiero cuidarte como mereces, quiero trabajar en mi, quiero cambiar para poder ser un mejor chico para ti, quiero estar a tu lado en todas las cosas que haces aunque tú digas que son una locura, quiero estar ahí cuando quieras hablar sobre tus cosas, cuando te emociones por una simple malteada de limón, cuando celebres que las parejas de aquellos libros que tanto lees al fin se besen. Quiero estar ahí cuando cumplas tus sueños, porque tus sueños son mi prioridad, y si quieres conquistar el mundo quiero estar a tu lado para poder ser la primera persona en festejar por ti. Solo déjame serlo, déjame entrar a tu vida, sin ninguna restricción, sin ningún afán de alejarme, y sin querer echarme de tu vida por miedo. No quiero lastimarte, prefiero herirme antes que hacerte siquiera un rasguño, pero solo déjame. Déjame ser aquél chico que tanto soñaste, porque si eso es lo que quieres lo seré para ti. Seré aquél chico que tanto quieres pero déjame estar a tu lado, déjame entrar en tu corazón —solté el aire por completo luego de haber dicho todo eso de manera acelerada. La lluvia seguía a nuestro alrededor pero no pude decir nada ya que se veía tan hermosa bajo las gotas de lluvia que me hacía imposible hablar.

Al verla así me recordó a la primera vez que estuvimos así bajo la lluvia. Ella tan despistada quitando las gotas ignorando el echo de que me moría por besarla, es tan despistada que me sorprende el echo de que haya notado que me vuelve loco.

—¿Nos vamos a quedar aquí? —cuando caí en cuenta estábamos corriendo directo a la cabaña. Me detuve de golpe, tomé a Sam y la puse sobre mis hombros para quitarle los zapatos en la orilla, desaserme de los míos y tirarnos al mar entre risas. Sam baja de mis hombros y sacude su cabeza mientras tose.

Una Ilusión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora