Noah
—Lo siento, no pensé que… ustedes… uhmm, las espero abajo — Miguel sale muy rápido de ahí, me deja sola, ¿ahora qué hago?
—¿Quieres quedarte en esta posición? — una sonrisa de lado aparece en su rostro, esta situación la divierte, y yo quiero enterrarme. Por lo menos no reacciona mal.
Me separo rápido, casi salto para bajar de la cama, obvio quiero estar junto a ella, pero mi nerviosismo puede más.
Ella bosteza y estira las manos, incluso estira la espalda, creo que eso es mi culpa.
—Es tu culpa — ¿Acaso me lee la mente? Se levanta, está en unos shorts muy cortos, me doy la vuelta.
—¿Qué es mi culpa? — no puedo creer que haya dormido junto a ella.
—Que esté feliz, ¿por qué te das la vuelta? — está sonriendo, lo sé. — ¿Sabes qué pasó ayer?
—No, pero me gustaría saber por qué terminé aquí… ¡mis padres!
Ahora sí me doy la vuelta con pánico, ¿qué hago? ¿Qué les diré?
Papá, mamá, ayer me drogaron, no recuerdo cómo, creo que me declaré a Lucía, sí, la chica que no les agrada, y de alguna manera desperté junto a ella.
Oh, y si no fuera por Miguel, la iba a besar.
—Tranquila — se acerca a mí y toma mis manos. — Ayer Miguel les dijo que te quedarías con él, por eso vino, en serio, ¿no recuerdas nada?
Ella sabe algo, esa sonrisa lo dice.
—Solo… estaba con Miguel y Sofía, fui a la cocina por una soda, y encontré gomitas, una chica también estaba ahí y las comimos, luego, nos sentimos mal y raras, ella se fue a buscar a no sé quién, dijo que iba a declararse o algo así… yo… yo… — lo recuerdo, también tomé esa decisión, le había dicho que también iba a declararme a quien me gustaba, a Lucía. — Iba a hacer algo y… y me desmayé o dormí, luego, no recuerdo mucho y… creo que soñé algo…
—¿Algo como?
Decirte que me gustas tú.
—No recuerdo.
Arruga la nariz, por Dios, Lucía, deja de gustarme.
Se acerca a mí, no puedo moverme...
—¿Segura? — eleva mi rostro, no quiero mirarla, no quiero arruinar lo que poco a poco hemos estado construyendo. Niego, hipnotizada. —¿Quieres que te diga qué pasó después?
Mi corazón se acelera, no fue un sueño…
—Alguien me dijo que le gustaba… — pone su carita triste, yo trago en seco, Lucía, si vas a besarme, hazlo ahora. — Me confesó que me quería, ¿sabes qué le dije? — se acerca un poco más, mis labios se entreabren, miro sus labios.
Perdón, Dios, pero los labios de Lucía están haciendo que todo pensamiento puro sea eliminado. Ya no es mi corazón el que está acelerado, sino también mi respiración.
—Me gustas, Noah… y si lo que me dijiste fue una mentira… — no aguanto más.
No puedo, que me diga que yo también le gusto es suficiente.
Pongo mis manos alrededor de su cuello, elevándome un poco para así juntar nuestros labios, sus manos van a mi cintura, no me aparta, mi piel se eriza y los latidos de mi corazón dicen que pronto me daré un infarto.
Cierro los ojos para por fin saborear sus labios, ella entreabre los suyos, son tan suaves. Me quedo quieta por unos segundos, solo sintiendo un cosquilleo que recorre cada parte de mi cuerpo, o talvez es algo parecido a un choque eléctrico, ella es la primera en seguir el beso, lo hace con delicadeza, saborea mis labios con lentitud, sus manos hacen más presión en mi cintura, también comienzo a mover mis labios con un poco de torpeza, siento cómo sonríe. Puedo morir en paz…

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Mi Ángel
Teen FictionNo crei que el amor me llegaría a los 24, mucho menos que era una niña de 17. ¿Problemas? Uno: es menor. Dos: es hija del pastor. Tres: a mi hermano le gusta. Cuatro: ¡es mi alumna! Y cinco: es una chica... Aunque lo último a mi no me importab...