anri x isagi

capitulo 31

Espero les guste 💙

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En el tranquilo silencio de la noche, Nagi estaba sentado en el sillón de su habitación, jugando en su consola portátil. La luz tenue del televisor era lo único que iluminaba el lugar. Todo parecía normal, hasta que escuchó un golpe en la puerta.

Nagi: (sin apartar la vista de su consola) ¿Quién es?

No hubo respuesta. Pensando que podría ser alguien del equipo, se levantó con cierta pereza y abrió la puerta.

Frente a él estaba un hombre de unos 30 años, robusto, de cabello corto y ojos fríos. Llevaba una camiseta negra ajustada y unos jeans desgastados.

Nagi: (frunciendo el ceño) ¿Quién sos?

Hombre: Mario.

Nagi: (confundido) ¿Mario? No te conozco. ¿Qué querés?

Antes de que Nagi pudiera reaccionar, Mario lo empujó con fuerza hacia adentro de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

Nagi: (tropezando) ¡Eh! ¿Qué te pasa, loco?

Mario no dijo nada. Simplemente caminó hacia Nagi y, sin previo aviso, le lanzó un golpe directo al rostro.

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Nagi: (gritando) ¡¿Qué mierda hacés?!

Mario lo levantó del suelo agarrándolo del cuello de la camiseta y lo lanzó contra la pared. Nagi intentó defenderse, pero la fuerza de Mario era abrumadora.

Mario: (con una voz fría) Esto es un mensaje. No te metas en lo que no te importa.

Nagi: (jadeando) ¿De qué hablás? No hice nada...

Mario no respondió. Lo golpeó en el estómago, dejándolo sin aire. Nagi cayó al suelo, tosiendo, mientras Mario se acercaba lentamente para continuar con su ataque.

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En ese momento, la puerta se abrió de golpe. Anri, que había pasado por allí para entregar unos documentos, entró al escuchar el ruido.

Anri: (gritando) ¡¿Qué está pasando acá?!

Mario se giró hacia ella, sorprendido por su llegada. Aprovechando su distracción, Anri corrió hacia Nagi, que estaba tirado en el suelo.

Anri: (preocupada) ¡Nagi! ¿Estás bien?

Mario: (mirándola con desdén) Esto no tiene nada que ver con vos. Salí de acá.

Anri: (desafiante) ¡No pienso dejarte seguir lastimándolo!

Mario intentó acercarse, pero Anri agarró una lámpara de la mesa y, sin dudarlo, se la lanzó al hombre, golpeándolo en el brazo.

Mario: (gruñendo) ¡Hija de puta!

Aprovechando el momento, Anri sacó su teléfono y marcó rápidamente un número de emergencia.

Anri: (hablando rápido) ¡Necesitamos ayuda en la habitación de Nagi! Un hombre está atacándolo.

Mario, al darse cuenta de que la situación estaba complicándose, decidió retroceder.

Mario: (señalando a Nagi) Esto no ha terminado.

Sin decir más, salió corriendo de la habitación, dejando a Anri y a Nagi solos.

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Anri se arrodilló junto a Nagi, que estaba apenas consciente, con marcas visibles en el rostro y el cuerpo.

Anri: (tocándolo suavemente) ¡Nagi! ¿Podés escucharme?

Nagi: (débilmente) Sí... estoy bien...

Anri: (enojada) ¿Qué pasó? ¿Quién era ese tipo?

Nagi: (tratando de sentarse) No tengo idea. Entró de la nada y empezó a golpearme.

Anri: (suspirando) Esto es grave. Tenemos que decírselo a Ego y a la seguridad del hotel.

Nagi asintió lentamente, aún aturdido.

Nagi: (intentando bromear) Che, gracias por salvarme. Sos más valiente de lo que pareces.

Anri: (sonriendo levemente) No digas pavadas. Tenías que ver la cara de susto que tenía.

Ambos rieron suavemente, aliviados de que el peligro hubiera pasado. Sin embargo, Anri sabía que esto era solo el comienzo de algo más grande.

Continuará...