SEVERANCE +𝟭𝟴 || NETEYAM AND READER || AVATAR THE WAY OF WATER

𝟬𝟱 || 𝗙𝗥𝗜𝗘𝗡𝗗

Sacudió la cabeza, rompiendo el hechizo del momento. Se sintió ridículo por haber estado tan absorto en la mirada de la pequeña Na'vi. Sin embargo, algo en su interior lo obligaba a mantener la distancia. Aún desconfiaba.

—¿Quién eres? —preguntó Neteyam en voz baja, casi en un susurro, aunque no esperaba una respuesta inmediata. Su voz sonó más insegura de lo que le hubiera gustado, lo que lo hizo apretar los labios en frustración.

La niña parpadeó lentamente, moviendo los labios como si quisiera hablar, pero no logró emitir sonido alguno. Apenas intentó incorporarse, y Neteyam, dio un paso hacia ella, pero detuvo su avance a medio camino, como si aún no estuviera seguro de si ayudarla era lo correcto.

—No te muevas mucho —dijo, con su tono firme intentando cubrir el temblor en sus palabras. —Estás herida.

La pequeña parpadeó varias veces, intentando aclarar su vista. Su cabeza latía de dolor, y los rasguños en su cuerpo ardían, pero nada de eso era tan inquietante como la presencia del niño frente a ella. Nunca en su vida había visto a otro Na'vi. Todo lo que conocía eran las imágenes y descripciones que le habían mostrado, salvajes llenos de pintura, pero él no se parecía en nada a lo que imaginaba: su piel era más clara, sus ojos tenían un brillo curioso, y parecía... ¿preocupado? No era la amenaza imponente que siempre le habían descrito.

Aun así, su instinto le gritaba que huyera.

—¡No te acerques! —murmuró con la voz rota y su cuerpo tensándose mientras daba un par de pasos hacia atrás.

Neteyam frunció el ceño, extendiendo una mano hacia ella como si pudiera detenerla con un gesto. —¡Espera! Estás herida, no puedes correr así. Mi abuela puede ayudarte, te llevaré a un lugar seguro —dijo, levantando un poco la voz.

La palabra "abuela" no tenía sentido para Nyx, pero algo en su tono la hizo detenerse por un instante. Sin embargo, cuando miró alrededor y notó lo abierto y expuesto que estaba todo, el pánico volvió. Soltó un jadeo y, con más fuerza de la que Neteyam esperaba, intentó alejarse.

Se giró sobre sus pies descalzos y, a pesar del dolor evidente en sus movimientos, comenzó a correr tan rápido como su cuerpo se lo permitió.

—¡Espera! ¡No puedes ir sola! —gritó Neteyam, alarmado, viendo cómo se alejaba entre la vegetación.

Sin pensarlo dos veces, Neteyam la siguió.

Nyx corría sin mirar atrás, superando por mucho a Neteyam, pero las lluvias de los últimos días habían vuelto el suelo fangoso provocando que cada paso fuera más difícil, y las ramas y raíces sobresalientes lo obligaban a esquivar con cuidado. Sin embargo, Nyx corría a toda velocidad, pero su cuerpo herido no podía soportar por mucho tiempo.

Neteyam apretó el paso cuando vio cómo Nyx tropezaba con una raíz oculta y caía pesadamente al suelo. Su pequeño cuerpo se quedó allí, inmóvil por un momento que a él le pareció eterno.

—¡Eywa! —murmuró, sintiendo cómo su corazón se aceleraba mientras se acercaba rápidamente a ella.

Cuando llegó a su lado, Nyx intentaba incorporarse, pero su cuerpo no respondía. El barro cubría su piel y su cabello, y Neteyam, sin pensarlo, la sujetó con cuidado por los brazos.

—Te dije que no corrieras —murmuró con frustración, aunque su voz temblaba más de preocupación que de enojo.

Nyx levantó la mirada hacia él, con los ojos llenos de miedo y lágrimas que amenazaban con desbordarse.

—No quiero ir contigo —susurró débilmente, pero sus fuerzas la traicionaron y se dejó caer nuevamente contra el suelo.

Neteyam suspiró, pasando una mano por su frente empapada.