Capítulo 22

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Lucía

Mi sorpresa ante esas palabras no se puede contener, ¿quién le gusta Noah?

—¿Qué? — pregunto, ella sonríe, me confunde, quiero respuestas, ¿si le pregunto? Seguramente no se acordará, bien dicen que los borrachos nunca mienten. —Noah… ¿quién te gusta?

Poco o nada me importa que casi esté encima de mí. ¿Será posible que ella…?

—¿Conoces a Miguel? Shh — pone su dedo en mis labios pidiendo silencio, mi ritmo cardíaco ya ha perdido el rumbo, cualquier pensamiento es eliminado, dioses. — Te contaré un decreto…

Arrastra las palabras y seguramente quiere decir secreto, aun así, la entiendo.

Me va a dar un paro cardíaco. Fuera o no fuera mi nombre el que saliera de sus labios. Su tierna mirada juguetona me tiene más que embobada.

—Me gusta su hermana… — susurra, sí, sé que no es posible que mi corazón se paralice, pero lo hace; inconscientemente, una sonrisa idiota me invade. — Ella es todo lo que está bien en el mundo, me gusta mucho, mucho, mucho, mucho, no sé por qué, ¿sabes? Ella es… es lo mejor que pudo pasarme en la vida, no es solo lo que me hace sentir, es todo aquello que fue, es y será, me gusta, me gusta, me gusta. — No puedo contener mi sonrisa. — Es perfecta, sé que no hay nadie en todos los universos como ella, sé que nadie se compararía con ella, sé que… sé que la quiero… sé que hago más que eso, pero no quiero admitirlo… A ella le gusta alguien más…

La sujeto de la cintura, pues si no lo hago, va a caer encima de mí. Su lindo rostro tiene un puchero, no puede verse más adorable.

—Es maravillosa… ella es mágica, ¿sabes por qué? ¿Cómo describes la magia? ¿Cómo explicas algo tan mágico? No se puede, no se han inventado palabras, y posiblemente nunca las encuentren, porque ella trasciende todo  ella… ella es como un ángel, ¿sabes? Si tan solo me quisiera… no me importa ir contra mis padres, no me importa ir contra mis creencias, no me importaría ir contra el mundo si es por ella, porque ella vale más que la pena. ¡Ella vale mucho, mucho, mucho, mucho! Ella, ella…

Esconde su cabeza en mi cuello y solloza  el corazón se me parte.

—Ella ama a alguien más — ¿Está llorando por mi culpa?

Claro que sí, fui una imbécil, una imbécil que no se dio cuenta de nada, bueno, ella tampoco daba señales claras, o yo era muy ciega.

—Noah… boba, siempre fuiste tú, tú, tú y tú, nadie más podría entrar a mi corazón, porque solo tú eres quien estaba destinada a quedarte en él. No, no solo en mi corazón, porque incluso cuando este tonto deje de latir, te seguiré queriendo, incluso si olvido, te recordaría, incluso si soy un fantasma, te seguiré amando, estás hecha para quedarte en mi mente, porque todos mis pensamientos son tuyos, estás hecha para quedarte en mi corazón, porque sus latidos ahora te pertenecen, estás hecha para dejar tus marcas en mi piel, porque soy tuya, estás hecha para grabarte en mis huesos, en cada átomo de mi insignificante ser, solo tú, y siempre tú.

Escucho su respiración tranquila, sé que incluso despierta ella no lo hubiera recordado. Pero mi felicidad puede conmigo, mi mente y cuerpo anhelan decirle de frente que ella es todo lo que quiero.

La abrazo, sonriente.

Unas lágrimas quieren escapar, sé que son por lo feliz que estoy, ella gusta de mí, ella… ella me quiere.

Este momento tiene que ser cortado, pues no puedo seguir aquí con ella en este estado.

Me acomodo para poder levantarla y así cargarla. No sin antes abrir la puerta, pero no esperaba que él esté ahí.

Sé por sus lágrimas que él lo ha escuchado, tiene derecho a odiarme si él quiere.

—Miguel…

—Escuché todo… — se limpia la cara con ambas manos. — Yo… hablaremos después, lo siento, la perdí unos minutos.

Sé que le duele, agradezco internamente que no hablemos de eso ahora.

—Hay que llevarla a su casa — niega.

—Sus padres me van a odiar, y a ti y a ella.

Lo sé, pero no sé qué hacer, tampoco está la posibilidad de llevarla a nuestra casa, nuestros padres también nos matarían por dejar que Noah se haya emborrachado, más si se enteran de que fue por un descuido.

—Ve con ella a la casa de la abuela, llamaré a sus padres y les diré que se quedará conmigo, les diré a papá y mamá que te quedaste con Catalina, y por la mañana vendré para irnos a la iglesia juntos, así mamá pensará que fui a recogerla, y los padres de Noah creerán que vengo con ella.

No es para nada una mala idea. Rayos, olvidé que mañana debemos ir a la iglesia.

—Vale, gracias, el bus los llevará a todos, vete ahí, no te vayas solo — asiente. Su cara triste me da un poco de pena, un poquito.

—Vamos, te ayudaré a buscar un taxi.

Comenzamos a bajar, Noah está medio despierta, apenas puede moverse, tiene uno de sus brazos en el hombro de Miguel, y uno en el mío. Todos los profesores nos ven cuando llegamos abajo.

Se va a armar un desastre.

—¿Qué le pasó?! — habla un profesor, los demás también miran preocupados.

—Uno de los alumnos de otro colegio ha metido alcohol sin autorización, oculto en golosinas, se las ha comido sin saber de su contenido, todos los profesores que conocen a Noah saben que esto es un acto que ella no haría, sé quiénes son los estudiantes que han cometido la falta, sin embargo, no quiero que se arme un escándalo a estas horas, así que les pido que arreglemos esto el lunes, llevaré a la alumna a su casa e intentaré que sus padres no metan una demanda contra el colegio que ha provocado esto. Profesora María, por favor, verifique que mis alumnos se vayan a casa.

Ella asiente, los demás profesores murmuran entre sí.

—Bien, con permiso, y tengan vigilados a sus alumnos; estoy segura de que el profesor a cargo de los chicos que hicieron esto será destituido. Hasta el lunes.

 *

Miguel se ha quedado aún en la fiesta. Mi abuela, más preocupada por mí, acepta que me quede, incluso me dice que puedo prepararle algo para que se recupere, niego, diciéndole que mañana haremos eso. Claro que me pide una explicación de quién es, ella conoce a Noah, lo sabe, así que solo le hago recordar quién es.

Tendré que dormir con su vestido, no voy a quitárselo, de solo pensarlo me arde la cara, no debo pensar en eso.

Ver a Noah dormir tan apacible me hace darme cuenta de que valió la pena, si era por cuidarla a ella, me enfrentaría a mis peores pesadillas.

—Ya es tarde — asiento. —¿La quieres, no?

Miro a mi abuela con pánico, ella sonríe.

—¿Dormirás con ella?

—Sí, no quiero que le pase nada en medio de la noche — ella asiente, se va dejándome sola, ¿debo dormir en el piso?

Así Noah tendrá más espacio.

No lo pienso mucho, no voy a dormir en el piso, hace mucho frío.

Tengo mucha ropa aquí, múltiples visitas a mi abuela hacen que casi tenga más ropa aquí que en mi casa, así que, tratando de no hacer ruido, cambio mi vestido por mi pijama.

Levanto la sábana y me meto, estoy al borde de caer, no importa. Le doy la espalda a Noah.

¿Mañana tengo que decirle lo que me dijo? ¿Se acordará?

La cabeza me explotaría, no puedo pensar más, aunque sonreír antes de dormir por su declaración es algo inevitable.

Noah

Tuve uno de los sueños más locos de mi vida, estoy segura de que es porque he pensado mucho en Lucía. Me le he declarado, en él, luego de decirle que la quiero, ella me corresponde, lo cual me recuerda que es un sueño.

Trato de estirar mi cuerpo, pero mis piernas están enredadas con las de alguien, mis manos se aferran al cuerpo de alguien, escucho el corazón de alguien, no es el mío, porque el mío está asustado y el que oigo tiene un ritmo calmado.

No quiero abrir los ojos. No. Ese olor a vainilla, sé a quién le pertenece, aun así, no quiero confirmar lo que mi cuerpo ya sabe.

¿Qué ha pasado ayer?! Lo que recuerdo… ¡¿fue un sueño o realmente pasó?! ¿Por qué está Lucía conmigo? ¡¿Dónde estamos?!

Presiono mis ojos y me obligo a abrirlos; levanto poco a poco mi cabeza y la veo, Lucía duerme tranquilamente, relajada, su respiración es lenta, tiene los labios entreabiertos.

—¡Dios! — me callo, no quería decirlo, se me ha escapado.

Comienza a despertar. ¡Oh, no!

Abre sus lindos ojos, solo me mira, pestañea una, dos, tres veces. Supongo que también se sorprende de lo cerca que estamos.

Todos dicen que el color de ojos cafés es muy común, la mayoría de las personas los tienen, pero sé que en cualquier parte del universo reconocería sus ojos; no son comunes, ella los hace especiales, el simple hecho de que sean sus ojos hace que sean más hermosos.

Café… se ven claros, parecen brillar, o ya estoy alucinando…

Estoy dudando de que esto sea real, ella se siente irreal, algo tan perfecto como su mirada se me hace difícil de creer que exista, mucho más difícil de creer que yo esté a tan solo unos centímetros de ella, ¿esto es otro sueño? Talvez…

¿Y si la beso?

Es mi sueño, puedo hacer lo que yo quiera, ¿no?

Me acerco lentamente, mi respiración comienza a acelerarse, ella solo se queda quieta, pero siento cómo mi mano siente su corazón acelerado… ¿desde cuándo mi mano está ahí?

¿Qué importa? Es mi sueño, y Lucía nunca lo sabrá.

Solo un poco más, ya siento su respiración mezclándose con la mía, una pequeña inclinación y sabré cómo se siente besar sus labios; ¿tendrán esa textura suave que siempre aparenta tener?

—Lucía, ya llegué, vamos a la igles… — la puerta de la habitación, que seguramente no es mía, se abre.

¡No! ¡Puede! ¡Ser!

Miro a Lucía, sigue con su mirada tranquila, incluso podría jurar que sonríe un poco.

Miguel, en cambio, está sonrojado, esto no es un sueño. Estaba a punto de besar a Lucía… Miguel, te odio. Y me odio a mí, porque seguramente Lucía se alejará de mí por esto.

Estoy muerta.

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