"Just for You"
Cuando las deudas empujan a Yoon-Ah, a los letales Juegos del Calamar, jamás imagina que su lucha por sobrevivir despertará los sentimientos más oscuros del líder, el misterioso Jugador 001.
Frío, poderoso y obsesivamente protector, é...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Y entonces, la vi.
Yoon-Ah estaba ahí, de pie, tambaleándose ligeramente.
—¿Yoon-Ah? —mi voz salió como un susurro, incrédulo.
Corrí hacia ella, mis manos temblorosas al sostenerla por los hombros.
—¿Estás bien? ¿Te lastimaron? —pregunté rápidamente, mi mirada recorriéndola para buscar cualquier signo de lesión.
Ella me miró, confundida, como si no entendiera lo que acababa de pasar.
—¿Cómo...? —comenzó a decir, pero no terminó la frase.
Yo sabía a qué se refería. Cómo puede ser que logró salir viva. Y esto iba a ser un problema ahora. Pero en ese momento solo daba gracias de que ella estuviera bien y a salvo. Era todo lo que necesitaba.
Yoon-Ah
Todo ocurrió en un parpadeo, pero el impacto se sintió como una eternidad. Una fuerza brutal me empujó hacia atrás, tan inesperada que ni siquiera tuve tiempo de reaccionar. Mi cuerpo golpeó el suelo con un ruido seco, y un dolor punzante recorrió mi espalda. Por un segundo, mi mente quedó en blanco. No entendía lo que acababa de pasar.
El sonido de pasos apresurados y el eco de la puerta cerrándose me devolvieron a la realidad. Miré hacia el frente, aturdida, y lo vi. Aquel jugador, cuya cara ni siquiera recuerdo bien, había tomado mi lugar. Había entrado al cuarto, cerrando la puerta detrás de él, como si mi vida no valiera nada.
Mi pecho se contrajo de una manera que nunca antes había sentido. Era una mezcla de furia, desesperación y un vacío que me helaba hasta los huesos. Me senté en el suelo, temblando, con la garganta seca. ¿Así iba a terminar todo? ¿Después de todo lo que había soportado, iba a morir aquí, empujada como si fuera basura?
Mi mente comenzó a correr en todas direcciones. Pensé en mi madre, en cómo me había dejado este infierno como herencia. Y luego, pensé en mí misma, en todo lo que había luchado para llegar hasta aquí, solo para que alguien más decidiera que mi vida no era suficiente.
No sé cuánto tiempo pasó. Segundos, tal vez. Pero antes de que pudiera procesar nada más, dos guardias aparecieron frente a mí. Sus máscaras inexpresivas me hicieron sentir como si estuviera frente a la muerte misma. Mi cuerpo reaccionó antes que mi mente, y comencé a retroceder, arrastrándome por el suelo.
"¡No, por favor! ¡No me maten!" grité, mi voz desgarrada y rota. Las lágrimas corrían por mi rostro, pero no me importaba. "¡Por favor, déjenme vivir! ¡Haré lo que sea!"
Uno de ellos me agarró del brazo con fuerza, levantándome del suelo como si no pesara nada. Me debatí, grité, incluso traté de zafarme, pero era inútil. "¡No! ¡No quiero morir! ¡Por favor!"
Me arrastraron hacia una esquina, donde unas cortinas negras colgaban pesadamente, ocultando lo que había detrás. Mi corazón latía tan rápido que sentía que iba a explotar. Estaba segura de que este era el final. Me iban a llevar a algún lugar para matarme, y nadie lo sabría.