"Just for You"
Cuando las deudas empujan a Yoon-Ah, a los letales Juegos del Calamar, jamás imagina que su lucha por sobrevivir despertará los sentimientos más oscuros del líder, el misterioso Jugador 001.
Frío, poderoso y obsesivamente protector, é...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yoon-Ah
Cuando regresé a donde estaba mi cama, mi corazón todavía latía con fuerza. Cada paso que daba se sentía pesado, como si el suelo mismo intentara detenerme. Hablar con él había sido... extraño. Agridulce. La emoción de estar tan cerca de algo que siempre había creído imposible, mezclada con el miedo de que todo terminara en nada.
No estaba segura de qué esperaba encontrar al regresar, pero lo primero que vi fue a Young-il, sentado en su litera, observándome como si pudiera leer cada pensamiento que pasaba por mi cabeza.
—¿Y? —preguntó, su voz baja pero firme. No necesitó decir más. Sabía exactamente a qué se refería.
Me detuve frente a él, intentando encontrar las palabras. No quería sonar débil, pero tampoco podía ocultarle lo que sentía.
—Hablé con él —murmuré al final, sentándome en el borde de la litera. Mis manos jugueteaban con el dobladillo de mi playera mientras evitaba su mirada—. Fue... raro.
—¿Raro cómo? —insistió.
—No lo sé. No sé qué esperaba, pero... no fue eso. Fue como hablar con un extraño, pero al mismo tiempo sentí algo... familiar. No sé cómo explicarlo.
Young-il se inclinó un poco hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas mientras me observaba con atención.
—¿Te dijo algo importante?
—Nada que confirmara lo que quiero saber —admití, dejando escapar un suspiro pesado—. Pero tampoco lo negó. Es como si cada palabra que decía me acercara un poco más a la verdad, pero nunca lo suficiente.
Young-il asintió lentamente, como si procesara mis palabras.
—¿Y ahora qué piensas hacer?
—No lo sé. —Mi voz tembló un poco, pero me forcé a mantener la calma—. Siento que estoy caminando sobre una cuerda floja, y cualquier movimiento en falso podría hacerme caer.
Un silencio incómodo se instaló entre nosotros. Entonces, él rompió la tensión con una pregunta que no esperaba.
—¿Te arrepientes de haber hablado con él?
Levanté la vista, sorprendida por la sinceridad en su tono.
—No... no me arrepiento. Pero tengo miedo. Miedo de lo que pueda descubrir, miedo de que todo lo que mi madre me dijo sea verdad, o peor, que no lo sea y que todo sea aún más complicado.
Young-il dejó escapar un suspiro, como si entendiera exactamente lo que estaba sintiendo.
—Es normal tener miedo, Yoon-Ah. Pero a veces, enfrentar ese miedo es la única forma de encontrar las respuestas que buscas.
Su mirada se suavizó, y por un momento, sentí que podía apoyarme en él, aunque fuera solo un poco.
—Gracias, Young-il —murmuré, y por primera vez en lo que parecían días, sentí un pequeño destello de calma.