Hechizada [PARTE 1 COMPLETA - PARTE 2 EN PROCESO]

9. Déjà vu

Jade Jhonson.

Me miro frente al espejo las prendas que Andrew me prestó, pese a que le recordé que podía hacer aparecer ropa para mí. Los pantalones grises me quedan muy holgados y por suerte pude ajustarlos un poco para que no se me vayan a caer y la sudadera llega un poco más debajo de mis glúteos, paso una mano por mi pecho sintiendo la textura del bordado del logo de Marvel en sus colores rojos y blancos y volando por encima de él hay un pequeño Iron Man.

En casa aún tengo la sudadera que él me regaló, supongo que esta podría sumarse a mi armario dependiendo de cómo resulten las cosas hoy.

Durante casi dos semanas estuve esperando a que él me llamase, no quería ser yo quien lo buscara, pero al final terminó siendo así, aunque no fue algo planeado y me pregunto si la cupido Aitana tuvo algo que ver, porque si fue así, fue muy cruel lo del ave.

Suspirando y con los latidos muy acelerados de mi corazón, salgo del baño y encuentro la habitación vacía. Escucho unas voces afuera y decido salir en busca de Andrew.

—Entonces está aquí... —creo que dice Darién y yo me detengo.

—Ya te dijo que se mojó por tratar de salvar a un ave... —dice una voz femenina que desconozco.

—Hablaremos y luego la llevaré a su casa.

—¿Qué hay de Nicole? Ahora que apareció Jade, ¿La pintaste en la pared? ¿Ya no existe?

—Claro que no, tengo bien presente la existencia de Nicole, quien es solo mi amiga por si no lo sabías.

—¿Sigues sintiendo algo por Jade? —pregunta ahora Darién.

Pienso darme la vuelta y regresar a la habitación, porque, aunque una parte de mí desea saber la respuesta, está mal escucharlo de esta forma, solo que cuando me encuentro dando un paso hacia atrás, un ladrido resuena en toda la sala, junto a mi chillido del susto.

Con una mano cubriendo mi boca, me giro con rapidez y descubro a Simba sentado, mirándome con su carita de ángel, a la vez que menea su cola con emoción.

—¿Jade? —pregunta una voz a mis espaldas.

Cierro mis ojos con fuerza, tomo una corta respiración y me obligo a voltear esbozando una pequeña sonrisita de vergüenza, encontrándome con la mirada muy seria de Darién, la de sorpresa de Andrew y una que para mi sorpresa me resulta familiar. Ella no parece sorprendida de mi presencia.

—¿Estabas escuchando a escondidas? —pregunta Darién a la defensiva.

—No... —miento—. Venía de camino, todo estaba muy silencioso y Simba me sorprendió.

—No pensé que te asustaras con facilidad —es su respuesta, pese a que veo en los ojos de cada uno que no creen ninguna de mis palabras.

No respondo y Darién suspira, tomando la mano de la chica.