capítulo 20

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Noah

Después de un momento afuera, lamentablemente tenemos que regresar, aunque huir de aquí con Lucía es una propuesta que se me ha cruzado por la cabeza.

El nerviosismo de Lucía disminuye, pero, claro, Valeria no le quita la mirada de encima. En serio, no miento cuando digo que la madre de Lucía está más que fascinada con Valeria, no deja de hacerle muchas preguntas, por suerte, eso distrae la atención de Valeria.

—¿Todo bien? — pregunta Miguel. Supongo que se refiere a mí.

—Sí, está todo bien — respondo, asiente sin preguntar más.

—Noah… ¿podríamos hablar en privado? — pide Miguel, Lucía me mira y yo a ella, supongo que también quiere saber por qué quiere hablar conmigo a solas, yo también quiero saberlo, pero la idea de dejar a Lucía sola mientras Valeria sigue ahí no me agrada. — Solo serán unos minutos.

Aunque sigo dudando, termino aceptando. Lucía no dice nada, toco su hombro antes de seguir a Miguel, ella me sonríe.

Llegamos a la sala, Miguel simplemente mira detrás mío, talvez queriendo asegurarse de que nadie escucha.

—Noah… — su tono de voz parece un poco de reproche. — Tu padre me ha llamado esta tarde, preguntando si estabas estudiando conmigo.

Mi corazón se detiene por unos segundos y no puedo evitar tragar en seco, siento que mi mentira ha sido descubierta.

—Le he dicho que sí, aunque realmente dudé, sabes que no me gusta mentir — mi alma vuelve. — ¿Dónde estabas? ¿Acaso estuviste con mi hermana? Porque, de no ser así, no encuentro una razón lógica por la que hayas llegado con ella.

No puedo decirle que me gusta su hermana de forma tan directa, ¿o sí?

—He salido con Sofía… — otra vez, cerebro, bien hecho. Miguel sigue mirándome como si no me creyera. — Sabes que papá no me deja salir si no es contigo, Sofía quería salir y fue lo único que se me ocurrió, lo siento por meterte en esto… y lo de tu hermana, pues nos la hemos encontrado y se ofreció a llevarme, aunque al final vinimos aquí.

Analizo lo que he dicho, espero que lo crea, es lo único que mi cerebro puede maquinar en esos escasos segundos.

—Está bien… — suspira y yo con él. — Avísame si quieres que te cubra, no tengo problemas, sé que a veces tu padre se excede con las restricciones. — Me toca el cabello como si fuera un cachorro.

Agradezco tenerlo de amigo, espero que, cuando se entere de que me gusta su hermana, no se lo tome mal…

Volvemos a la mesa, la mirada de Lucía se llena de alivio al verme, le dedico una sonrisa al sentarme junto a ella, e inconscientemente mi mano va a la suya.

—Bueno, creo que es hora de irme — por primera vez y única vez, estoy de acuerdo contigo, Valeria. — Lucía, ¿podrías llevarme?

No, ahora no estoy de acuerdo en nada.

—Sería bueno, Valeria. La que te ha hecho preguntas todo el tiempo he sido yo, Lucía lleva a Valeria a su casa y así se ponen al corriente de todo.

Suegra, ¿cómo le explicas?

—De hecho, Lucía se comprometió a llevarme… — intervengo antes de que Lucía diga algo. — Espero que no te moleste, Valeria.

Me lanza una mirada que, lejos de asustarme, me dan ganas de destrozar ese “bonito” rostro que le ha hecho daño a Lucía.

—No, no me molesta, después de todo, tengo todo el tiempo del mundo para dedicárselo.

Sonrío falsamente y ella también, se le nota. Está molesta.

—Bien, entonces iré a llamar un taxi para Valeria, ahora vuelvo — mi suegra va en busca de su teléfono.

—Bueno, Lucía, Miguel y… Noah, espero verlos pronto — Miguel, ajeno a lo que su hermana siente, simplemente se despide de ella con un abrazo, cosa que espero que no se repita con Lucía y conmigo.

Lamentablemente, sí quiere hacerlo. Pero Lucía apenas deja que se acerque.

—Sabes que nunca me gustó el contacto físico — me alegra que Lucía ya haya retomado un poco de su seguridad, sonrío, aunque me pongo a pensar, nunca se ha negado a un abrazo que le he dado…

—Cierto...— parecen tener una guerra de miradas.

—¿Nos vamos? Se hará tarde — me pego al brazo de Lucía, ella mira a Valeria con enojo.

—Sí, vamos, Miguel, dile a mamá que volveré en unos minutos — Miguel sigue pareciendo confundido con la interacción que tengo con su hermana.

Le quito importancia, salimos de ahí dejando a Valeria con su sonrisa falsa, pues se nota que quiere estar en mi lugar.

*

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