4. UNIÓN Y CONFESIÓN

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Mi auto se detuvo frente a la casa de ____, los faros iluminando la fachada oscura y mi corazón latía con fuerza, un eco del terror que siento al recordar la carpeta con la información sobre la madre de _____, Lee Park.



La imagen de su cuñada, la mujer que amó y perdi, se superponía a la imagen de ______, vulnerable y a merced de una madre que parecía peligrosa.



La culpa me carcomía. Había dejado a ______ en el hospital, creyendo que estaba a salvo, solo para descubrir que su situación era aún más precaria.


Había fallado, al igual que había fallado con mi cuñada a la que amaba. Esa sensación de impotencia, ese amargo sabor de la pérdida, me inundaba.


Dentro de mi, dos fuerzas luchaban. Una, impulsada por la compasión y el recuerdo de ______ a quien había salvado, me urgía a entrar, a sacar a _____ de esa casa, a protegerla.


La otra, alimentada por el miedo y la sombra del pasado, me susurraba que me alejara, que no me involucrara, que no sufriera otra pérdida.


Recordaba los ojos de mi cuñada, llenos de una esperanza que se había desvanecido demasiado pronto. Esa misma esperanza, frágil y temblorosa, la veía ahora en los ojos de _____. Y aunque sabía que era un camino peligroso, un camino que podría llevarme a un dolor similar al que ya había experimentado, sabía que no podía quedarse de brazos cruzados.


Tenía que intentarlo. Tenía que hacer algo por _____, incluso si eso significaba enfrentarme a su madre. El peso de la responsabilidad, el eco del pasado y la promesa de un futuro incierto, se condensaban en un solo pensamiento: "tenía que entrar".



Había decidido salir de mi auto, mis pasos pesados, el corazón martilleando en mi pecho. La puerta de la casa blanca, con su marco negro, estaba entreabierta, una invitación siniestra se asoma. Y entonces la vi. _____. Acosada. El hombre, el pretendiente de su madre, la tenía acorralada, sus manos impías rozando su cuerpo. El grito silencioso de _____ un...


━━━"No, por favor" ━━━━

Apenas audible, resonó en el silencio de la noche, congelando la sangre en mi.


La ira, una furia fría y devastadora, me invadió. La imagen de mi cuñada, la impotencia de no haber podido protegerla, se fusionó con la escena que tenía ante mis ojos. No permitiría que la historia se repitiera. Con una fuerza entre a la casa sin importarme algo en el camino.


El impacto fue brutal. Un rugido sordo, el cuerpo del hombre golpeando el suelo, el jadeo de _____. Ya la había apartado del peligro, la había protegido, pero el hombre se levantó, furioso, desafiando mi persona.

𝐈 𝐖𝐎𝐍 // Hwang Jun-hoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora