Prologo

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Yoon-Ah caminaba tranquilamente por las calles, el bullicio de la ciudad envolviéndola, pero sin que le importara lo más mínimo

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Yoon-Ah caminaba tranquilamente por las calles, el bullicio de la ciudad envolviéndola, pero sin que le importara lo más mínimo. Las calles siempre estaban llenas de vida, pero para ella, todo eso era irrelevante. A sus 22 años, la vida le había dado más golpes de los que podía soportar. Las deudas de su madre, su muerte, la desesperación de no poder escapar... todo eso la estaba consumiendo.

De repente, un grupo de hombres apareció de la nada, rodeándola con rapidez. La empujaron hacia un baño cercano, y la presión de sus cuerpos la hizo sentir atrapada.

-¿Dónde están los malditos pagos? -dijo uno de ellos, su voz grave y llena de furia.

Yoon-Ah levantó la cabeza, desafiándolos con la mirada.

-¿Pagar? -respondió con sarcasmo-. ¿Qué parte de "no tengo nada" no entienden?

El hombre la empujó contra la pared, y la furia en sus ojos era palpable.

-¡No juegues conmigo, niña! -gritó-. ¡Tu madre dejó todo esto y tú vas a pagar!

-¿Pagar? ¿Cómo? -Yoon-Ah soltó una risa amarga-. ¿Con qué? Si no tengo ni un maldito centavo. ¿Qué quieren que haga, robarles?

Uno de los otros hombres se acercó, su rostro tan cerca del suyo que pudo sentir su aliento pesado.

-Te vamos a matar si no pagas, ¿me entiendes? -dijo, apretando los dientes-. Tres semanas. Solo tres semanas. Si no tienes el dinero, te vamos a hacer pedazos.

Yoon-Ah apretó los dientes, sintiendo cómo la rabia y la impotencia se acumulaban en su pecho.

-No soy una niña. -Su voz era firme, pero dentro de ella, la desesperación comenzaba a apoderarse de sus pensamientos. ¿Cómo iba a salir de esta?

Uno de los hombres la empujó de nuevo, y ella cayó al suelo.

-¿Te crees fuerte? -el hombre se burló-. Vas a morir, y no hay nada que puedas hacer.

Yoon-Ah levantó la mirada, su voz temblando de furia y miedo, pero no de derrota.

-No tengo nada que perder. -Dijo en voz baja, casi para sí misma.

Cuando finalmente se liberó, salió del baño, el corazón acelerado, pero con la sensación de que no podía quedarse allí. Estaba harta. Cansada. ¿Cómo había podido su madre dejarle todo esto? ¿Por qué no había hecho nada para evitarlo?

Se dirigió al metro, el sonido de las vías resonando en sus oídos. La idea de lanzarse a las vías parecía ser la única salida. Solo era lanzarse y ya. Todo terminaría ahí. No más dolor, no más deuda.

Pero justo cuando se acercaba al borde del andén, lo vio. Un hombre con un maletín, parado frente a ella, observándola con una calma inquietante.

-¿Qué quieres? -preguntó, su voz temblando por el cansancio y la ansiedad.

El hombre la miró por un momento antes de dar un paso hacia ella.
- Señorita... ¿Tiene un minuto?- Dijo calmado.

-Ahora no estoy para pláticas de Jesús y el fin del mundo- Dijo harta y resoplando.

-No, no es nada de eso, es sobre una oportunidad señorita- Se recargó en su maletín lujoso.

-Carajo! Dije que me deje en paz. ¿No entiende esa palabra?- Su pecho subía y bajaba por la alteración que cargo- Lo siento, hoy no es un buen día "Ni nunca"- Dijo en su cabeza

-Señorita ¿Quiere usted jugar un juego conmigo? -Su voz era suave, casi como si le ofreciera una salida-. Un juego. Un juego donde puedes ganar... o perder.

Yoon-Ah lo miró, confundida.

En eso él abre el maletín repleto de dinero. Mucho dinero.

Yoon-Ah miro sorprendida, jamás había visto tanto dinero en una sola vez.

-¿Jugar? ¿A qué?

El hombre sonrió levemente, sacando unos papeles de color Rojo y Azul.

-Ddakji. Usted a jugado Ddakji ¿Cierto?
Un simple juego de ddakji. Si gana, cada vez que lo haga le daré 100 000 wones, una oportunidad. Si pierdes... bueno, ahorita lo veremos.¿Le parece?.

Yoon-Ah miró el dinero con escepticismo. No sabía si esto era una locura o una oportunidad. Pero la desesperación la empujaba a seguir adelante.

-¿Y qué pasa si pierdo? -preguntó, casi como si lo dijera por decir, sin esperar una respuesta.

El hombre la observó fijamente, sus ojos penetrantes.

-Si pierdes... -pausó por un momento, como si estuviera evaluando sus palabras-. Usted ahora me dará a mí 100 000 wones.

Yoon-Ah frunció el ceño, aún desconcertada, pero algo en su interior le decía que no podía rechazarlo. ¿Qué más tenía que perder? Pero la verdad no tenía dinero para pagarle, pensó en huir en el momento que le tocara a ella pagar. Pero él no la dejó responder

-Dejare que usted empiece linda- Sonrió como si todo estuviera bien para el-. ¿Qué color le gusta más?

Empezó el juego y Yoon-Ah aventó el papel con fuerza hacia el otro, tratando de voltearlo. Pero no lo logró. Siguió el, le ofreció el papel y él lo aventó, y volteó el otro. El ganó.

Yoon-Ah apunto de correr por no poder pagar, al dar la vuelta. La agarró del brazo. Ella volteó.

-No tiene cómo pagar ¿Verdad?- Sonrió-. Puede usar su cuerpo para pagarme.

Yoon-Ah abrió la boca para decirle cosas a ese señor por lo depravado que era, un caliente asqueroso. Cuando de la nada siente una bodetada.

-Au, Oiga usted que le pasa.- Se sobaba la mejilla roja de la bofetada dada.

-Así me pagará usted- Dijo el

El juego siguió y siguió, solo se escuchaban golpes. Hasta que Yoon-Ah ganó. Apunto de darle una bofetada le dio los 100 000 wones. Quedó sorprendida recordando que ese era el trato.

-¿Por qué me ayudas? -preguntó, mirando al hombre con desconfianza.

-Porque todos tenemos algo que perder. Y tú, mi querida, tienes mucho que ganar.Has ganado. -Sacó una tarjeta de su maletín y se la entregó-. Aquí tienes.

Yoon-Ah miró la tarjeta, dudando por un momento. ¿Qué significaba esto? ¿Qué estaba a punto de suceder?

-Puede ganar mucho dinero jugando este tipo de juegos. ¿No le gustaría probar su suerte señorita?- La observó.

-No tengo nada que perder. -Lo dijo en voz baja, casi para sí misma.

-Espero su llamada. -Agarró su maletín, Acomodó su traje y se fue.

Pero lo que no sabía era que ese juego sería lo peor... o lo mejor que le podría pasar.
Que importaba, Eran unos simples juegos ¿no?

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Just for you | Hwang In-ho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora