Angela Martínez, adoptada en Argentina y criada en Colombia, siempre ha sentido que su origen está envuelto de misterio. Al regresar a Argentina con su familia, se enfrenta a secretos ocultos que cambiarán su vida para siempre.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Mientras los chicos cantaban, no podía dejar de mirarlos con admiración y una sonrisa tonta en la cara. Me impresionaba lo talentosos que eran, cómo se movían en el escenario con tanta confianza y lo felices que se veían mientras cantaban. Estaba segura de que ellos iban a ganar la competencia.
Cuando los chicos terminaron de cantar, todo el público estalló en aplausos, incluidos mi hermano y yo. Les sonreí mientras levantaba ambos pulgares en señal de que lo habían hecho increíblemente bien. Mar y Jaz me sonrieron, se les notaba contentas.
—Atención, chicos, atención que tengo el veredicto del jurado.— Matt hablo sobre el escenario y todos gritaron y aplaudieron emocionados.
—Bueno, bueno, bueno.... momento. Hay que decirlo eh, los dos equipos estuvieron muy bien. Pero esta ola... es para uno solo, eh. —Algunos abuchearon y yo me reí. —Así que esta victoria es para... ¡Los Teen Angels!
Los chicos celebraron y vi como Jazmín saltaba para abrazar a Matt, yo reí. Di algunos saltitos emocionada, era obvio que iban a ganar, estuvieron increíbles.
Sentí como me abrazaban por los hombros y me di cuenta que era Julián, me reí al ver la cara que mi hermano hacia. Aunque este no lo admitiera era muy celoso cuando se trataba de su hermana pequeña.
El equipo verde empezó a quejarse evidentemente molestos, note cómo Tefi se quito el sombrero rosa que llevaba puesto y lo lanzó al piso con enojo. Bajaron de la tarima con caras largas, mientras que los Teen, sin perder la oportunidad, se burlaban de ellos.
—Atención, atención. —El director apareció en el escenario, todos se callaron para prestarle atención.—Chicos, alumnos, el club de campo se termina.— Algunos abuchearon y se quejaron. —¡Silencio! Es hora de volver a clases. Espero disfruten en orden el fogón de despedida. No quiero, episodios vandálicos, como noches pasadas, cuando escaparon a un boliche. sino, habrá expulsiones como el año pasado para los de quinto. Hasta pronto.
—¡Callate, botón! —Gritó Rama. Mar rápidamente lo empujó de la cabeza para esconderlo. Yo no pude evitar soltar una risita.
El director se giró con el ceño fruncido. —¿Eh?
De inmediato, ambos equipos comenzaron a señalarse, echándose la culpa entre ellos. Al final, el director decidió ignorarlo dando la vuelta para irse. La tensión se desvaneció tan rápido como había llegado, yo aproveché para girarme hacia mi hermano, Simón y Julián.
—Voy a felicitar a los chicos, ¿vienen?
Los tres asintieron con una sonrisa, así que nos dirigimos hacia donde estaban los chicos. Apenas llegamos, una voz se alzó entre el grupo con sorpresa y emoción.
—¡SAMU! —exclamó Thiago, saliendo entre los demás con una sonrisa enorme.
—¡Thiaguito! —respondió Samuel con la misma energía, avanzando hacia él para fundirse en un abrazo apretado—. ¡Estás igual, loco!
