Noah
El sábado transcurre sin ninguna novedad más que mi madre y mi padre creando un lindo jardín.
A veces caigo en la idea de que tengo la familia perfecta. Nada más alejado de la realidad. A veces me pregunto por qué mamá no se da cuenta de que mi padre no está hecho para tener una familia. Nunca me ha puesto una mano encima, tampoco a mi madre, pero su temperamento a veces me hace creer que sería capaz de ello; si un día él cometiera un asesinato, nadie creería que fue él el culpable.
Religioso, sin antecedentes, una familia "perfecta". Pero es un carcelero para mí, toda mi vida sin conocer personas fuera de la iglesia, aunque realmente no tengo nada en común con los demás, no tengo muchos temas de los cuales hablar. Técnicamente estoy encerrada aquí. Y Miguel es el único con quien puedo salir; agradezco muchas veces que lo haga sin ningún motivo, pues sentir el aire libre fuera de aquí libera mi mente de las cuatro paredes que me han rodeado mis 17 años.
Nadie se ha tomado el tiempo de escucharme y conocerme más que Miguel y Sofía, y bueno, ahora Lucía; con las pequeñas acciones que hace, es inevitable que no me guste, pues aunque mis amigos me conocen, ella parece poner atención a las pequeñas cosas que me gustan.
Lucía es el escape a todo lo que creía que sería mi vida; deja de ser tan monótona gracias a ella. Me siento capaz de conocerme mejor a mí misma con ella, me ha hecho sentir tan bien que inevitablemente tengo que agradecérselo de alguna manera.
Hoy, domingo, traigo unas galletas que le he hecho; el hecho de que esté sentada junto a mí después de ese mes tan largo que parecía eterno para mí, me hace sonreír; Miguel está al frente, leyendo algún escrito de la Biblia que papá le ha indicado.
Así que no veo mejor momento para dárselas. Una pequeña cajita de galletas.
Ella mira aburrida sus apuntes, que parecen formar unos ojos que no reconozco. ¿Quién será? ¿Serán mis ojos?
Ojalá, no soy celosa… creo, pero sin duda alguna sentiría celos y envidia de la persona que le guste a Lucía.
Le extiendo la cajita con el pequeño listón que me he esmerado en poner; no creí que fuera difícil, pero realmente lo fue, tuve que buscar tutoriales en YouTube de "Cómo hacer un listón bonito".
Ella mira buscando una explicación; yo simplemente vuelvo mi mirada al frente, intentando poner atención. Escucho cómo quita el listón para abrirlo; espero que le gusten.
— ¿Gatos? — la miro de reojo encontrándome con su sonrisa divertida. Vuelve a mirar las galletas y su sonrisa cambia a una más suave y cálida — Gracias.
No puedo evitar que una sonrisa también se apodere de mí; verla feliz me hace feliz.*
— La prédica de hoy fue muy buena, Pastor — Miguel halaga a mi padre; ambos parecen grandes amigos siempre que están juntos.
— Si no te conviertes en doctor, la teología sería buena para ti, Miguel, Dios te guiará en tu camino, y a mi hija también, tienen un gran futuro juntos.
Miguel se para a mi lado, poniendo su brazo por encima de mis hombros; papá, más que alegre, nos mira con satisfacción.
— Su hija es muy importante para mí, me emociona recorrer este camino con ella, es una buena amiga.
— Oh no, no, no será solo tu amiga, espero que mi hija tome la decisión de aceptarte muy pronto.
— Aún somos jóvenes, señor, en unos años podríamos estar juntos.
Me alegro de que Miguel desvíe el tema para unos años más adelante, sé que él respeta la idea de seguir siendo amigos, pero mi padre no quiere solo eso.
— Espero que así sea, Miguel; me gustaría mucho que ustedes dos estuvieran juntos.
Realmente es incómodo esto.
— Sí. — Miguel mira a otro lado — Ya debemos irnos, hasta el siguiente domingo o hasta otro momento, señor, hasta luego, Noah.
Le da la mano a mi padre y me da un abrazo a mí; a unos pocos metros están Lucía y sus padres, despidiéndose de un pastor más joven, Samir, el que había organizado la salida del domingo anterior.
— ¿De dónde sacaste galletas? Dame — le dice Miguel cuando llega a lado de Lucía.
— ¡No! A mí sí me quieren, quita — veo cómo le pega un manotazo cuando Miguel quiere tomar las galletas.
Me río; mi padre pone una de sus manos en mi hombro. Odio ser pequeña, espero crecer un poco más hasta los 20.
— Es un buen chico, Noah. No lo dejes pasar — lo miro a los ojos, tiene esa mirada que te dice que no es una sugerencia, sino una orden — Solo quiero lo mejor para ti.
Miro al frente; veo cómo la familia de Lucía se va en ese auto, ella me dedica esa sonrisa que tanto me gusta; tal vez papá cree que busco a Miguel con la mirada, pero no, solo la veo a ella.
En mi cabeza, solo ella destaca, incluso parece que alrededor de ella aparecen mariposas y corazones… Estoy mal.
Estoy segura de que papá no aceptará que me guste una chica. Borro la idea de cómo podría reaccionar si se lo digo. Sé que no sería bueno. Será un secreto.
Él se va a saludar a otras personas mientras yo me quedo ahí.
— He notado que te has reconciliado con Lucía…
— Hermana — me doy la vuelta; tengo que preguntarle su nombre, no lo recuerdo y siempre le digo "hermana" — Sí… Hemos hablado o algo así.
— No le has dicho lo que sientes, ¿no? — niego caminando por el jardín, ella me sigue — ¿Piensas decirlo?
— Me gustaría, pero no sé cómo, ni si también le gusto, me puse nerviosa y las palabras salían sin control de mí, así que le dije que quería ser su amiga… Aunque si lo pienso, podría utilizar eso a mi favor e intentar gustarle — escucho cómo ríe.
— Entonces, ¿piensas conquistarla? — asiento, ahora muy segura de lo que haré — Jum, tú, nunca te rindas con lo que te gusta y amas, no me refiero a Lucía solamente — nos detenemos; la miro con algo de curiosidad — También tuve tu edad, sé lo que es sentirse presionado por los padres, las cosas pueden parecer difíciles, pero nunca te rindas. Si necesitas algo, aquí estaré.
Nunca me pregunté por qué es una mujer tan comprensiva con todos; ahora mis pensamientos gritan que todo lo que vivió formó a la gran mujer que tengo enfrente.
— Gracias… — logro susurrar; ella asiente y se va.
Realmente veo difícil la forma de siquiera intentar lo que quiero, no conozco a nadie y no quiero meter en problemas a Sofía; Miguel ni siquiera sabe que me gusta la música.
¡Puff!
¿Qué puedo hacer?
Tirarme de un puente es más fácil que discutir con mi padre. Y menos doloroso.
Olvido eso.
Pensar en Lucía hace que todos los pensamientos malos desaparezcan. Ya sé qué hacer mañana cuando la vea.
*— ¿Qué quieres qué? — Lucía me mira sin creerme. Tal vez mi pregunta ha salido demasiado directa.
— ¿Que… salgas conmigo? — jugueteo con mis dedos detrás de mi espalda — Como amigas, obviamente…
¡Sí! ¡Como amigas y luego arruinaré nuestra amistad, mua jajaja!
Noah, cálmate.
— ¿No tienes tareas? — pone su mochila en el hombro.
— Nop, ya entregué todo, y me adelanté, aún si la tuviera, no me tomará más de dos horas, soy rápida.
— Sí, se nota, el mes pasado parecías una tortuga; veo que el virus que te "contagie" ya pasó — sonríe de lado.
Oh, se refiere a mi mal de amores que es culpa suya y mía; suya por gustarme, mía por ser boba y hacer las cosas sin pensar.
— Ujum, ya estoy mucho mejor — sonrío. Ella lo piensa un momento.
— Bien, ¿qué quieres hacer y cuándo?
Gustarte, ahora.
— Uhm… ¿Qué te gustaría hacer? — quiero saber qué le gusta, así como ella descubre las pequeñas cosas que me gustan a mí.
— En cuestión de salida podríamos ir al cine… Pero dijiste que no puedes hacerlo, así que…
— Vamos — la interrumpo — Mis padres no tienen que saberlo.
Es una forma de vivir nuevas cosas; si sigo conformándome con lo que ya sé y conozco, jamás descubriría nuevas cosas.
Aunque no lo crean, nunca viví la experiencia de salir con amigos a lugares así, y salir con ella sería más lindo, hagamos lo que hagamos.
— Acepto.
Ya nos cansamos… En mi mente hshshsfhfh voy a convulsionar.
— Bien, ¿te parece hoy a las 3? — cuestiono mordiendo mi dedo; tengo la manía de hacer eso casi siempre que pienso.
— Sí… — se queda mirándome unos segundos — Está bien, nos vemos… Cuídate — sale a pasos rápidos.
Sonrío; esto cuenta como cita.
— ¡Aquí estás! — Sofía aparece; esta mañana ha vuelto a la normalidad — ¡Mira lo que te traje!
Me muestra un jugo y un chocolate.
— Debes parar con tu adicción al chocolate. Y asumo que el jugo es para mí — ella asiente.
— Eres la única persona que conozco que no le gusta el chocolate, pero a mí me gusta, así que debes soportar verme comiéndolo — sonríe mirando su barrita de chocolate; casi siempre la acompaña a comprarse uno — ¡Oh! Miguel dijo que compraría hamburguesas; me dijo que lo esperara, pero la fila era larga. No es mi estilo esperar.
— ¡Noah! ¡Ayuda! — Miguel finge caerse con las hamburguesas; Sofía se espanta escondiéndose detrás mío; Miguel suelta una carcajada; intento no reírme también — Sofía me dejó solo, ya casi no hay, aunque vaya rápido, siempre se terminan lo más rico.
Tiene razón; siempre corren para llegar primeros y comprar lo más delicioso de lo que hay.
— Los profesores están entrenando básquetbol, para la competencia de cada año; ¿vamos a verlos? Me dan risa cómo algunos corren casi agonizando.
La sugerencia de Sofía hace que los tres riamos, estos son los momentos que me gustan; entre los tres, solo tres amigos disfrutando.
— Vamos, Noah, súbete — Miguel le da las hamburguesas a Sofía y se inclina en frente de mí para que suba a su espalda.
— ¿Por qué a mí nunca me cargas?! — Sofía se queja.
— Porque tú llevarás las hamburguesas, anda, Noah, sube — me subo riendo aún; también le doy el jugo para que lo lleve Sofía.
Me siento bien. Por lo menos por ahora.
Estoy teniendo un agradable momento con mis amigos, y esta tarde tendré una salida con la chica que me gusta. Eso hace que olvide todo lo malo.
Mientras tanto, pensaré una excusa para poder salir sin que mi padre sospeche, y los estudios con Miguel serían una buena excusa.
Mentir es pecado, lo sé, una raya más al tigre.
¡Puff! Bueno, esta tarde será la primera cita, así que mi nerviosismo y felicidad compiten por ahora.
¡Lucía! ¡Haré que te enamores de mí! O al menos gustarte… un poquitín.

ESTÁS LEYENDO
Mi Ángel
Teen FictionNo crei que el amor me llegaría a los 24, mucho menos que era una niña de 17. ¿Problemas? Uno: es menor. Dos: es hija del pastor. Tres: a mi hermano le gusta. Cuatro: ¡es mi alumna! Y cinco: es una chica... Aunque lo último a mi no me importab...