Agridulce

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—Agh... —Gi-Hun respiraba con dificultad al sentir sus energías limitadas, pero aún así, corría por los pasillos para encontrar al líder de todo eso.





—¡Hazlo rápido, o muévete! —el jugador 100 gritó con enojo al estar detrás de 222, y que esta no pudiera sacar el balde de agua.

Debido a que sólo había un pozo, los primeros en sacar el balde de agua, eran los que había llegado primero, y 222 había llegado gracias a la ayuda de 120, aún así, las reglas estaban claras, y no podría volver a brindarle ayuda, o sería eliminada.

—¡No le grite viejo asqueroso!, ¡¿por qué diablos no llegó antes?! —Geum-ja reclamó con enfado.

—¡Usted no se meta- —100 no pudo continuar cuando sintió como alguien lo volteaba y daba un golpe tan fuerte en una de sus mejillas que su cabeza sintió el mundo dar vueltas.

—Sí vuelve a gritarles, voy a matarlo yo. —120 lo miró con enojo.

Ella ya había llenado y logrado sacar su balde, sin embargo, no había bajado aún, y no soportó escuchar como ese desagradable señor les gritaba, por lo que se devolvió.

Myung-gi quién se había detenido, siguió su camino sin ver hacia atrás, tomando así ventaja, ya que los primeros que terminaran de llenar el balde y caminar, serían lo que empezarían a jugar luz roja, luz verde





—Ah... —Gi-Hun miró la máscara que le había quitado al guardia, y después al elevador frente a él, estaba completamente seguro, que estaba ya muy cerca.

Al comprobarlo, el elevador se abrió, pero no como él quería.

Dentro del elevador, habían muchos guardias, y rápidamente, y como era de esperarse Gi-Hun atacó, sin embargo, eso solo era una distracción; de pronto, sintió como alguien lo tomaba por detrás, y ponía sobre su nariz y boca un pedazo de tela, que poco a poco lo hizo perder la consciencia.

Dentro del elevador, habían muchos guardias, y rápidamente, y como era de esperarse Gi-Hun atacó, sin embargo, eso solo era una distracción; de pronto, sintió como alguien lo tomaba por detrás, y ponía sobre su nariz y boca un pedazo de tela, que ...

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Lentamente abrió los ojos encontrándose con la oscuridad de la habitación, y con múltiples ruidos de disparos y golpes. No sabía que estaba pasando afuera, y en ese momento solo se mantenía inmóvil, hasta que la puerta se abrió.

Gi-Hun se sentó retrocediendo y tocando la pared, pues pronto miró como un hombre entró; por la luz de afuera, y la oscuridad de la habitación, solo podía ver su silueta, y se sentía demasiado desconfiado.

—Gi-Hun...

—...

El mencionado quedó sin palabras; esa persona...

—¿Young-il...? —preguntó en un hilo de voz.

—¡Oh, Gi-Hun, por fin te encuentro! —avanzó hacia 456 con una sonrisa, para después abrazarlo.

—T-tú... ¿c-cómo? —Gi-Hun no sabía que pasaba, ¿se había vuelto loco acaso?, ¿o es que ya estaba muerto y por eso miraba a Young-il?

—Gi-Hun... —este lo miró para después levantarse, cerrar la puerta, y así volver a dirigirse a él.

—Estoy loco... —Gi-Hun bajó la cabeza sintiendo las lágrimas asomarse.

—¿Por qué piensas eso? —Young-il lo miró con preocupación.

—¿Cómo es posible que estés frente a mí?, t-tú ya estás muerto...

—No, no Gi-Hun, mírame —puso sus manos sobre las mejillas de este para hacer que lo mirara—, Si aún así no me crees, tócame, siénteme, estoy aquí, contigo.

Gi-Hun se sorprendió al sentir las manos de este tomar las suyas, y llevarlas a su pecho, cuello y rostro.

—¿Realmente-

—Sí, Gi-Hun.

—¿Cómo...?

—Puedo explicarte después, ahora quiero que te calmes-

—No me digas que me calme, necesitamos salir de aquí-

—No. —Young-il interrumpió—. Aquí no nos encontrarán por ahora, en este momento, arriba está repleto de guardias, es mejor permanecer aquí, por favor, hazme caso.

—Pero los demás...

—No te preocupes por ellos, ahora lo que me importa eres tú, y lo que te debe importar a ti, soy yo.

—...

—Solo somos nosotros dos aquí, Gi-Hun, entiende.

El mencionado volvió a guardar silencio, y sólo bajó la cabeza, preocupando a Young-il.

—¿Gi-Hun?, ¿qué te ocurre? —tocó sus mejillas.

—N-no lo sé...

—¿Qué demonios te hicieron esos malditos? —trataba de verlo, pero Gi-Hun solo se ocultó en su pecho.

—Siento... mi cuerpo caliente... —su voz parecía débil.

—Gi-Hun...

—No sé que me pasa, maldición... —cerró sus ojos con fuerza.

—No te preocupes, haré lo que pueda para ayudarte. —La voz de Young-il sonaba preocupada, pero en su rostro, había una sonrisa.

 —La voz de Young-il sonaba preocupada, pero en su rostro, había una sonrisa

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—Jugaremos muévete luz verde. —Ambos muñecos voltearon en los diferentes extremos.

—Ah... —222 ya se sentía cansada, la colina le daba muchos problemas, sentía que caería en cualquier momento.

Por su parte, la anciana parecía poder con el juego, a pesar de lo que muchos pensaran, era capaz de muchas cosas a su avanzada edad.

Nuevamente los muñecos voltearon, y todos caminaron lo más que pudieron.

Muchos jugadores habían sido eliminados, demasiados, y el tiempo corría sin esperar a nadie.

—¡Madre, vamos tú puedes! —Yong-sik animó a su madre del otro lado, pues finalmente había pasado el juego, al igual de 120, Dae-ho y otros.

En el juego, solo quedaban seis jugadores vivos, sin contar a 222 y la anciana Geum-ja, quienes ya estaban cerca de lograrlo.

—¡Cuidado! —222  adelante de Geum-ja hizo un movimiento brusco para evitar que Myung-gi derramara el agua, debido a que había tropezado.

—¡Ah...! —Geum-ja debido a que estaba detrás de 222 intentando avanzar, se vió afectada por el retroceso de esta.

—Jugaremos muévete luz verde. —Los muñecos voltearon.

—¡¡MADRE!!! —Yong-sik gritó con todas sus fuerzas.







Los besos húmedos llenaron la habitación de sus ruidos, eran tan salvajes y codiciosos que no se sentían satisfechos con solo eso.

—Agh... —Gi-Hun apretó las ropas de Young-il al sentir los besos en su cuello que ya tenía muchas marcas.

EL JUEGO MORTAL DE TU AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora