La sorpresa y la conmoción eran palpables en el rostro de Gi-Hun, sin ser capaz de creer en lo que estaba viendo.
Su furia, por un momento, se esfumó en su totalidad, y en su reemplazo le abordaron unas repentinas ganas de lanzarse sobre el hombre, con una intención distinta a la de antes, para abrazarlo con fuerza y llorar sobre su pecho, creyendo que todo se trataba de una maldita broma.
Sintió nuevamente sus ojos picar, pero esta vez de tristeza, felicidad, rabia y alivio al verlo ahí, frente suyo, con el traje del líder desparramado en el piso.
Mierda, no podía ser cierto.
─Young-Il, tú... ─titubeó.
In-Ho bajó despacio las comisuras de sus labios.
─Me conociste siendo Young-Il, pero, tal y como te dije hace un momento, mi verdadero nombre es In-Ho, Gi-Hun ─comentó, tomando cierta confianza para acercarse hasta la cama y, con cuidado, sentarse en la orilla─. Siempre estuve a tu lado.
Gi-Hun sintió que todo aquello debía ser una pesadilla, porque nada parecía tener sentido en ese momento.
Parpadeó varias veces, abriendo y cerrando los labios totalmente perdido en sus pensamientos y en aquella deseosa mirada que, en algún punto, lo vio con dulzura y ternura.
─¿Eres... Young-Il, tú... eres el...?
No lograba formular oración alguna debido a la alteración que vivían sus emociones en ese instante, pero In-Ho supo entender de inmediato cuál era la pregunta que le quería hacer el dueño de sus más oscuros sueños.
Había logrado adquirir un, por así decirlo, extraño don que le permitía leer fácilmente a Gi-Hun, aún cuando este ni siquiera conseguía formar una idea concreta a explicar. Pero él, quizás por su loca obsesión o por sus descaradas miradas constantes hacia su persona, donde no permitía si quiera que el azabache desapareciera de su vista, podía saber qué pasaba por la cabeza de su chico sólo con ver sus acciones, podía saber qué sentía con una sóla mirada, y podía descifrar qué quería decir con sólo observar sus deliciosos labios.
Porque sí, los labios podían, incluso, decir más que los mismos ojos, y eso él jamás lo hubiese entendido sino fuera por su precioso Gi-Hun, quién le enseñó un mundo completamente nuevo en lo que respecta a los sentimientos y demandas de una persona.
─Sí ─respondió al cabo de un rato─, yo soy el líder que tanto odias y al que tanto buscaste para concretar tu venganza, Gi-Hun. Y a pesar de que debería sentirlo, yo... realmente no lo hago, porque aunque te hice sufrir, pasé los mejores momentos contigo a mi lado.
Gi-Hun contuvo la respiración, y pronto toda aquella sorpresa y tristeza se esfumó de su cuerpo para darle nuevamente la bienvenida a la ira que amenazaba con herirle gravemente las muñecas y los tobillos con tal de librarse y golpear aquel rostro que hace sólo horas atrás había besado con tanto anhelo.
─No me jodas. ¡No me jodas, Young-Il! ─escupió con violencia, moviéndose inquietamente en la cama─. ¿Esto es una puta broma, verdad? ¡Mierda, dime que es una broma, maldita sea!
Las lágrimas nuevamente llenaron sus ojos, pero esta vez las ignoró completamente para poner en primer lugar su inconformidad y decepción hacia el hombre frente a él.
In-Ho bajó levemente la cabeza y negó en silencio.
─No es ninguna broma, Gi-Hun ─afirmó, apretando ambos puños para no tirarse sobre él─. Yo me infiltré en los juegos y me hice pasar como un jugador más para estar cerca de ti por dos razones, y no espero que las entiendas, pero por lo menos te pido que las escuches.

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Traición | In-Hun
FanfictionGi-Hun estaba convencido de que las cosas no cambiarían dentro del juego si no hacía algo al respecto, pero para eso necesitaba ir directamente a la cabeza de todo; el líder. Ahora que estaba por su cuenta, debía encontrar la manera de llegar al líd...