capitulo 19

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En el comedor del hotel, los jugadores de Blue Lock disfrutaban de una cena tranquila tras un día intenso de entrenamiento en Buenos Aires. Las conversaciones estaban llenas de bromas, estrategias y planes para el Mundial. Entre ellos, Isagi estaba terminando su plato cuando sintió un toque en el hombro.

Isagi: (Girándose) ¿Naruhaya? ¡No lo puedo creer! ¿Qué hacés acá?

Naruhaya, con una sonrisa confiada y una presencia más madura, lo miró directamente a los ojos. Su apariencia reflejaba meses de trabajo duro, y su actitud era completamente distinta a la que recordaban.

Kunigami: (Frunciendo el ceño) ¿Vos no estabas eliminado?

Bachira: (Riéndose mientras se apoya en la mesa) ¡Ey, Naruhaya! ¿Volviste para darnos pelea o para robarte la comida?

Naruhaya: (Sonriendo) Mejor escuchen lo que Ego tiene para decir antes de sacar conclusiones.

Los demás jugadores dejaron de hablar y dirigieron su atención a Naruhaya. Antes de que pudiera responder algo más, la puerta del comedor se abrió y entró Ego Jinpachi, acompañado de Anri. Su imponente figura y su mirada fría hicieron que el silencio se apoderara del lugar al instante.

Ego: (Con su tono autoritario) Atención, mocosos. Esto no es un encuentro casual. Naruhaya no está aquí para charlar ni para saludarlos.

Rin: (Mirando con desinterés) Entonces, ¿qué hace acá?

Ego: (Ignorándolo) Después de su eliminación de Blue Lock, Naruhaya fue seleccionado para un programa experimental supervisado por mí. Su tarea principal: entrenar y enfrentar a uno de los mejores delanteros del mundo. Su misión era llevar al límite a ese jugador y, al mismo tiempo, alcanzar un nuevo nivel de habilidad.

Chigiri: (Con sorpresa) ¿Uno de los mejores delanteros? No me jodas... ¿Quién?

Ego: Paulo Dybala.

Un murmullo de asombro recorrió la sala. Los jugadores intercambiaron miradas de incredulidad.

Raichi: (Golpeando la mesa) ¡¿Dybala?! ¿Me estás diciendo que Naruhaya estuvo entrenando con Dybala en Argentina?

Naruhaya: (Asintiendo) Así es. Durante meses estuve en su centro de entrenamiento privado, enfrentándolo en duelos uno a uno. Mi trabajo era simple: ser el rival más desafiante que pudiera tener.

Isagi: (Con los ojos abiertos de par en par) ¿Cómo fue eso?

Naruhaya: Al principio, me destrozaba. Es un jugador increíble. Pero aprendí a leer sus movimientos, a prever sus jugadas y a contrarrestarlas. Fue como estar en Blue Lock, pero a un nivel completamente distinto.

Ego: (Interrumpiendo) Y ahora, después de meses de desarrollo, Naruhaya ha demostrado que está a la altura de este Mundial. Será parte del equipo de Japón. No está aquí para rellenar el banco de suplentes.

Rin: (Con frialdad, mirando a Naruhaya) Si estás acá, tendrás que demostrar que merecés estar.

Naruhaya: (Con una sonrisa desafiante) No te preocupes, Rin. Eso lo vas a ver muy pronto.

Bachira: (Riéndose mientras da un pequeño golpe en la mesa) ¡Esto se pone cada vez mejor! Ahora quiero ver si Dybala te dejó algo de su magia.

Los jugadores comenzaron a relajarse un poco, aunque las miradas competitivas eran inevitables. El ambiente estaba cargado de tensión y emoción. Naruhaya había regresado, pero no como el jugador que todos recordaban.

Isagi: (Sonriendo) Estoy seguro de que mejoraste mucho, pero no te voy a dejar superarme.

Naruhaya: (Confiado) Lo mismo digo, Isagi. Esta vez no me voy a quedar atrás.

Mientras la cena continuaba, los jugadores comentaban entre ellos. Chigiri discutía con Kunigami sobre lo que significaba la incorporación de Naruhaya, mientras Bachira hacía bromas con Raichi sobre cómo enfrentarían a Dybala si llegaban a jugar contra Argentina.

Ego: (De pie, mirando a todos) Esto es solo el principio. El Mundial no es un torneo amistoso, es una guerra. Si alguno de ustedes se relaja, será aplastado. Naruhaya no está aquí para reemplazar a nadie, pero su presencia es una advertencia: solo los mejores sobrevivirán.

Los jugadores asintieron, comprendiendo la gravedad de las palabras de Ego. Naruhaya tomó asiento junto a Isagi, mientras Bachira seguía lanzando preguntas curiosas sobre su entrenamiento.

Bachira: (Con una sonrisa traviesa) ¿Dybala es tan bueno como dicen?

Naruhaya: Mejor. Pero no importa. Yo estoy acá para ser mejor que él y que cualquiera.

Kunigami: (Asintiendo) Esa es la actitud que necesitamos.

Cuando la cena terminó, todos se retiraron a sus habitaciones. Isagi, mientras se acomodaba en su cama, no podía dejar de pensar en cómo Naruhaya había cambiado. Su regreso era un recordatorio de que todos podían superarse, pero también una advertencia de que el nivel de competencia no haría más que aumentar.

anri x isagi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora