Me gustaban las manzanas en todas sus presentaciones. Estaba a punto de saborear un delicioso pie, pero mi sueño se vio interrumpido por estremecimiento de mi cuerpo al sentir algo como pelusa o piel de un animal.
—Gia, la clase ya terminó.
Abro los ojos y entre lo borroso puedo ver a mi amiga sacudiendo su lapicero con un pedazo de tela de pelos. Veo mi entorno y varios de mis compañeros están guardando sus cosas para regresar a sus casas. La profesora ya se ha ido y me apresuro a ponerme de pie y meter todo a mi mochila.
—¿Por qué no me despertaste?
—¿Qué crees que hago?
Agarré mi mochila y corrimos a los casilleros a dejar unos libros.
—¿Has dormido bien?
—Obvio, y cené una hamburguesa.
—Sabes que puedes ir a mi casa cuando quieras.
—Lo sé, pero en serio he comido bien y también pude dormir bien.
Cierra su casillero y me gira para mirarla directamente.
—Okey no mires a tu espalda porque la aspiradora empezó a hacer su trabajo con el trapo sucio.
No pude evitar reírme.
—Pero que no te afecte, ahora tienes a un buen hombre contigo.
—¿Qué?
—Ryker, es obvio que es mil veces mejor que el flacucho, fideo chino de tu ex.
—Ah, sí claro, y más alto.
Cerré bien mi casillero antes de tomarla del brazo y caminar a la salida.
—Solo pude verlo unos minutos en ese museo, pero ha cambiado muchísimo. No lo recordaba tan guapo, pero siendo amigo de tu hermano era de imaginarse que el chico estaba como para tener cinco hijos.
—Ay por favor baja la voz —me estaba poniendo roja.
—No, debes presumir a tu hombre. No te culpo si el otro año me llega la invitación a tu boda. ¿Tu hermano la organizará? ¿No le molesta que estés con su mejor amigo?
—No, lo tomó bastante bien.
—Es raro.
—Sí, también le pareció raro al principio, pero está bastante calmado.
El auto del papá de Kasia estaba estacionado a un lado de la escuela, porque al frente de la puerta, estaba un Maserati deportivo en color negro y Ryker estaba de brazos cruzados, apoyado contra la puerta del copiloto.
—¡Madre mía! Gia te sacaste la lotería.
—Cállate Kasia.
Mi amiga ignoró a su padre y me siguió.
—¿Qué haces aquí? —Levanté bien el cuello para verlo.
—Vine a llevarte de la escuela.
—No era necesario.
—¿De cuántos años de trabajo estamos hablando para conseguir este auto? —Kasia tenía la boca abierta observando el diseño.
—Cuatro años aproximadamente, y mucha suerte en tener buen pago —le respondió, casi riendo.
—Me pondré a lavar dinero desde hoy —le pasó el dedo por la puerta.
—Bien, ahora si me permites, debemos irnos —sacó la llave de su bolsillo y le quitó el seguro.
—Ah claro, claro. Adiós Gia, te hablo más tarde.
Caminó hacia atrás aun apreciando el auto.
—Su mochila, señorita —Me quitó la mochila y la puso en los asientos de atrás.

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Somos Arte
Teen FictionLa vida amorosa de Gia está por los suelos. Descubrió a su novio engañándola con su mejor amiga, y luego de unas largas vacaciones de verano empieza su último año de preparatoria donde tiene que enfrentarse a esta nueva pareja. Así que para demostra...