Finge que me quieres

Capítulo cuarenta y nueve. - No estás sola.

Pongan su penúltimo presente con su emoji favorito..

Summer

—Estoy un poco cansada. —Susurré mirando a mi esposo, él me miró con ternura mientras acariciaba mi mejilla y se acercaba a mí para besarme.

—Descansa un poco, preciosa.

—Quiero estar despierta para cuando lleven a los mellizos a la habitación.

—Yo te levantaré, solo intenta descansar un poco.

—Bien. —Susurré sin fuerza.

Cerré los ojos recordando las imágenes de hace unos minutos atrás. No podía creer que tenía a mis bebés conmigo, me sentía tan feliz.

Antes de quedarme dormida sentía como Nikolai tarareaba una canción en mi oído y acariciaba mi mano con suavidad.

Después de lo que sentí que fue una eternidad sentí como Nikolai susurraba mi nombre y dejaba suaves caricias en mi rostro.
—Venga mi amor, despierta.

—Uhmm… —Balbuceé escuchando su suave risa.

—Despierta, preciosa.

Abrí un poco los ojos encontrándolo con una gran sonrisa en el rostro, mire a mi alrededor la habitación estaba llena de globos y a mi lado estaban unas gerberas junto con una nota.

—¿Son mías? —Lo mire y él asintió sonriendo.

Él me ayudó a sentarme mientras tomaba la nota y la desdoblaba.

Eres una mujer valiente y grandiosa, y estoy seguro que a partir de ahora  también serás una madre grandiosa, serás la mejor madre que podrán tener nuestros hijos.

Estoy tan feliz y emocionado de comenzar esta nueva etapa de nuestras vidas a tu lado.

Te amo hoy y siempre, tu esposo.

Lo mire y sonreí con los ojos llorosos pero antes de poder decir algo tocaron la puerta.

—Ellos han llegado.

La puerta se abrió y después entraron dos enfermeras con dos cuneros dónde venían los bebés, sonreí mientras ambos mirábamos como los ponían a mi lado, uno a cada lado, ambos estaban profundamente dormidos.

Mis ojos fueron directamente a los de Nikolai que tenía los ojos cristalizados y la nariz un poco roja, parecía que estaba apunto de derramar un par de lágrimas.

—¿Cómo te sientes, Summer? —Me preguntó una de las enfermeras así que le sonreí viéndola.

—Me siento espectacular, quizás con un poco de dolor pero nada fuera de lo normal.

—Eso es estupendo. Ahora dime, ¿Estás lista para alimentar a los bebés?

—¿A ambos a la misma vez? —Cuestioné horrorizada, ella sonrió asintiendo.

—Ambos deben de tener hambre.

Y como si ellos hubieran escuchado a la enfermera se escucharon los llantos cabreados de ambos bebés.

—¿Qué hago? —Mire alarmada a la enfermera.

—Primero trata de relajarte y puedes desabrocharte la bata para que puedas alimentarlos, te pasaré a un bebé y ahorita te pasaré al otro. ¿Vale?

—Bien. —Susurré algo estresada, ambos bebés lloraban con tanta fuerza, baje un poco la bata, al instante que ella me pasó a Sky la pegue a mi pecho mientras ella comenzaba a succionar con fuerza, mierda eso dolía. Cerré los ojos tratando de respirar y no pensar en el dolor.