Animal.

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—¿Ya puedo abrir los ojos?— preguntó la nutria mientras avanzaba a paso dudoso, sintió otras patitas colocarse en sus hombros que lo hicieron moverse con más seguridad.

—No, todavía no— contestó Parce Nutria para después hacerle una seña con la cabeza a Papu Che, indicándole que abriera la puerta.

—Como que estás hablando demasiado, ¿estás seguro que no hay nadie cerca?

—Si, si, tranquilo, Pumpkin Nutria y Afro Nutria andan cuidando que no se acerquen los humanos— mientras hablaban finalmente cruzaron por el umbral y el colombiano se aseguró de que todo estuviera en su lugar mientras conducía a Juan a su posición.

—Oye, tu como que últimamente le pides muchos favores a Calabacita, ¿no?— dijo con un ligero tono de burla, su hermano no pudo evitar observarlo unos segundos y soltar un gruñido, pero no uno molesto, sino avergonzado— Uy, algo me dice que te gusta— canturreó el animal, logrando que algunos de sus hermanos y hermanas que estaban dispersados por el lugar se rieran.

—¡Ya cállense!— chilló Parce mientras caminaba más rápido, ignoró las quejas de su hermano para forzarlo a que subiera una pequeña escalera a paso veloz y cuando llegaron a la posición que quería, lo soltó— Anda, abre los ojos, huevón.

Luego de soltar una risita, Juan abrió los ojos y la sorpresa se apoderó de él. Con paredes en tonos morados, techo oscuro y piso con diseño de ajedrez, se alzaba ante él el nuevo S'nutria Bar, un proyecto que habían hecho hace dos años para divertirse y mantener motivados a los guerreros y que a diferencia de la consulta estaba seguro que no se repetiría ese año. Sin embargo, ahí estaba, él estaba sobre la barra y detrás suyo los licores y vasos ya listos para servir, las mesas y asientos oscuros, los muros decorados con cuadros, baños y una puerta roja que permanecía cerrada, la cual dedujo rápidamente hacia donde llevaba.

—¿Eso es lo que creo que es?— preguntó señalando al lugar, Papu Che asintió mientras se subía a una de las mesas.

—Obvio, esta todo lo que hicimos hace dos años e incluso más— dijo para después señalar a un extremo del lugar— Allá está la cocina, ya tiene cosas para comer y tomar, ahí están los baños y por allá la zona de cash— hizo una seña como si estuviera sosteniendo dinero entre sus patas provocandole una risita a Juan— Está listo para usarse.

—¡Y no nos faltó ni un detalle!— exclamó Bubu.

—Exacto, así que, cuando quieras, puedes habilitarlo— habló Papu Nutria.

Juan no pudo evitar sonreír y sentarse encima de la mesada mientras miraba a sus hermanos, su pequeña nariz se movió, agachó la cabeza y luego de unos segundos en silencio se cubrió los ojos con ambas patitas.

Parce Nutria miró a sus hermanos, algo confundido por la reacción de la nutria de lentes, ellos se encogieron de hombros, sin saber qué decirle, así que él mismo decidió acercarse y tocar su hombro.

—¿Juan?— dijo moviéndolo un poco y entrando brevemente en pánico al comenzar a escuchar los chillidos de su hermano— Oye, lo siento, creímos que te gustaría y-— las palabras de la nutria se vieron interrumpidas cuando su hermano se enderezó y se lanzó encima suyo para abrazarlo, ambos cayeron sobre la barra y el resto de las nutrias chillaron al comprender que Juan lloraba de felicidad— ¡Tranquilo, tu herida!

—Estoy bien— habló con la voz temblorosa sin dejar de abrazar al contrario— Lamento mucho haber intentado irme, creí que estarían mejor sin mi, pero ahora veo que yo estaría peor sin ustedes— Parce giró la cabeza para ver a sus hermanos y les sonrió, fue así como varias nutrias lo tomaron como una señal y subieron a la barra para también abrazar a la nutria de bandana roja— Los quiero mucho, a todos.

Instinto Animal [Dedsafío 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora