Capítulo 59

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Emily

Cole detiene el auto frente a un edificio alto y moderno. Él sale sin darme tiempo a objetar. Las mejillas me queman de la vergüenza. Ahora mismo se sentiría bien una buena ducha fría después de un gran día de trabajo.

Te das cuenta de que el lugar es exclusivo con solo verlo a primera vista, con paredes de cristal que permiten admirar la hermosa ciudad de París. La mano de Cole se posa en mi espalda baja mientras se detiene, haciéndome detener por igual.

Una mujer de cabello negro con un moño bajo nos saluda.

—Bienvenidos, señor Torrance y señora Torrance. Su mesa está lista, síganme, por favor —la mujer nos saluda con una sonrisa amable y extiende su mano como una señal para que la sigamos.

—¿Señora Torrance? —una de mis cejas se alza, y mis pensamientos pasan por varias preguntas.

Los labios de Cole tienen el atisbo de una sonrisa, pero no responde a mi pregunta. Él me guía hacia una mesa alejada de todas las demás; solo nosotros dos estamos en este lado del restaurante.

—¿Qué pretendes? —pregunto finalmente.

—Sabes exactamente qué pretendo, Emily. —Sus ojos están puestos en el menú.

—No hay un nosotros, Cole. —Quisiera gritarle y maldecirlo.

Con estas últimas palabras que salieron de mis labios, los hombros de Cole se tensan, haciéndolo levantar la vista y conectar su mirada con la mía. No puedo deducirlo del todo, pero es como si sintiera algo de vulnerabilidad.

Estoy intentando no caer de nuevo en su juego, en su encanto.

—Ese día... cuando despertaste del coma, estaba protegiéndote. —Su mirada no flaquea mientras habla.

Una risa sin humor sale de mi garganta. Una cosa es que esté enamorada de él y otra es que deje que me siga lastimando y desechando cuando quiere.

—¿Protegerme? Tú te fuiste y me dejaste. En ese momento te supliqué y esperé días, esperando una respuesta tuya donde me explicaras qué hice mal. ¿A eso le llamas protegerme, a dejarme sola y rota?

—Eres un blanco para mis enemigos. Ya saben que eres mi debilidad, es una ventaja que sin duda usarán para destruirme. —Su mano viene directo hacia la mía, y la aparto de la mesa, llevándola hacia mi regazo.

—Tú no tienes el derecho de decidir por mí, Cole. —Puedo sentir cómo las lágrimas quieren salir.

—Haré lo que sea para obtener tu perdón, Emily, me vale mierda si me toma toda la vida.

—Pedir perdón no es suficiente.

—¿Entonces qué lo es, Emily?

Él es tan hermoso que duele mirarlo, pero a la vez es un enigma, algo que me es difícil de controlar.

—Averígualo.

Quiero que te arrastres.

***

Cole detiene el auto frente a mi apartamento. La cena se sintió extraña. Él no comió nada de su plato, solo vino; se pasó todo el tiempo observándome sin apartar sus ojos de mí.

Ya estoy en un momento donde no sé si golpearlo, besarlo o quizás ambas cosas.

—Buenas noches.

Sin darle tiempo a responder, salgo del auto y entro en el edificio. Una vez que estoy tras la puerta cerrada de mi apartamento, ya todo vuelve a sentirse frío y vacío. Camino hacia la ventana de cristal y mi ceño se frunce: su auto sigue ahí todavía.

Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora