𝟬𝟮 || 𝗣𝗔𝗜𝗡

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—Así es. Significa "Te veo" —explicó la mujer, observando la reacción de Nyx—. Pero no es como cuando vemos algo con los ojos, como si estuviéramos mirando una roca o un árbol. Esta frase tiene un sentido más grande. Los Na'vi la dicen cuando reconocen a alguien verdaderamente, cuando ven su esencia, lo que está en su interior.

Nyx la miró fijamente, tratando de comprender. A sus nueve años, había escuchado muchas cosas sobre los Na'vi, aunque siempre bajo el filtro de la RDA. Pero esta vez sintió que había algo especial en aquellas palabras, algo que resonaba en su interior, aunque no pudiera ponerle nombre.

—¿Te veo? —preguntó en voz baja, probando el significado en su mente—. Entonces... ¿es como conocer a alguien de verdad?

—Exactamente —respondió su mentora, sus labios curvándose en una leve sonrisa, aunque sus ojos mostraban una profunda tristeza—. Es ver a alguien más allá de lo que los demás ven. Es decirle a alguien "yo te entiendo, yo te acepto".

La mujer sintió un nudo en el pecho. Sabía que aquella frase contenía una verdad que Nyx tal vez nunca experimentaría por completo. Crecer dentro del cuartel de la RDA había privado a la pequeña de experimentar la conexión real con Pandora y con su propio pueblo. Para Nyx, el concepto de "ver" a alguien de esa manera sería siempre limitado por las paredes y las enseñanzas de la RDA.

Nyx asintió, pensativa. No era del todo consciente de la gravedad y el peso de esa conexión, pero podía intuir que esas palabras contenían algo más que un saludo. Miró a su mentora con una intensidad inusual, como si en aquel momento intentara aplicar lo aprendido y "verla" realmente.

La mujer le devolvió la mirada y le susurró:

Oel ngati kameie, Nyx.

La mujer sabía que Pandora era su verdadero hogar, el lugar al que debía pertenecer; sin embargo, devolverla era un riesgo que la RDA jamás permitiría. Para Nyx, la vida en el cuartel era todo lo que conocía: un mundo hecho de paredes frías, vigilancia constante y reglas estrictas. Intentar acercarla de otra manera a la esencia de su propio pueblo sería considerado una traición, un acto que la mujer sabía bien podría costarle la vida. Y aunque deseaba hacer algo, cualquier cosa, para ofrecerle a Nyx una visión distinta, sus manos estaban atadas.

Nyx era, para la RDA y para la General Ardmore, una herramienta. Una pieza diseñada para moverse y actuar según los intereses de la organización, bajo la manipulación calculada de Ardmore. Sabía que algún día, inevitablemente, enviarían a Nyx a Pandora, pero Ardmore insistía en que aún no estaba lista. Decía que la mente de la pequeña seguía siendo demasiado frágil, susceptible de ser atraída por los encantos y la libertad de ese mundo exterior. Deseaban que Nyx creciera inmune a tales "distracciones," que fuera, en palabras de Ardmore, un bloque de hielo: alguien cuyas únicas lealtades y principios fueran los de la RDA.

Para la mujer, ver aquella chispa de inocencia en los ojos de Nyx apagarse cada día era un tormento. Nyx era para ella más que una estudiante o una pupila; era un ancla emocional en medio de su propia soledad.

—Bien Nxy, eso fue todo por hoy, pueden retirarte.

La rutina de la pequeña Na'vi estaba marcada por un ritmo severo: cada día era una mezcla de clases teóricas, entrenamientos físicos y tácticas de combate. Su único descanso era cuando dormía, un privilegio que muchas noches parecía no ser suficiente. Para su tutora, ver cómo Nyx era tratada como un arma en formación y no como la niña que era le causaba una profunda desaprobación. Cada golpe, cada grito de sus instructores resonaba en su corazón como una injusticia que se veía obligada a presenciar desde la distancia.

En el campo de entrenamiento, Nyx, con el ceño fruncido y la mandíbula apretada, apenas se sostenía en pie. Frente a ella, un instructor la miraba con frialdad, esperando que volviera a tomar posición.

SEVERANCE +𝟭𝟴 || NETEYAM AND READER || AVATAR THE WAY OF WATERWhere stories live. Discover now