Capítulo 29

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John.

—También está en francés —menciona Jake leyendo el manual —Pour commencer à assembler l'étagère, il faut les 4 vis accompagnées de leur écrou...

Para comenzar a ensamblar la estantería se necesitan los 4 tornillos junto a su acompañante...

¿En dónde rayos aprendiste francés? —murmuré sorprendido, él levantó el rostro y me miró de manera obvia —Oh, las clases extras de mamá —murmuramos ambos al mismo tiempo y reímos.

—Bueno, a veces tiene su ventaja —murmuró y me mostró una funda llena de tornillos.

—La exigencia de tu madre era la desventaja —mencioné y él levantó el rostro molesto —lo siento —me disculpé rápidamente y comencé a acomodar los tablones encima de la gran tabla de madera.

—Solo hay que ponerle los tornillos —murmuró y se agachó para comenzar a ponerlos mientras yo sostenía el tablón lateral de la derecha.

—¿Crees que algún día podremos hablar sin tener una de esas situaciones incómodas?

—No sé, lo dudo mucho, ¿tú si?

—Jamás —suspiré y él continuó con el otro tablón de la izquierda.

—Pues bueno, eso lo dice todo —mencionó y levantó el rostro para sonreír.

—Amo ser tu padre Jake, pero mataría por ser tu amigo, porque me cuentes las cosas, y tal vez, que algún día llegues a perdonarme —su mano con el destornillador se detuvo y suspiró, su rostro no volteó a mirarme pero un sollozo se escapó de sus labios.

—Sé que su matrimonio no funcionó, lo supe siempre, pero ¿Por qué?, porque meterte con otra mujer estando con mamá, es la peor traición que un hombre puede hacerle a una mujer —Volvió a atornillar los tablones.

—Tu madre y yo ya habíamos terminado —el sonido seco de la caída del tablón resonó en la habitación. Tragué en seco sin mencionar nada más, su rostro volteó a verme sorprendido.

—¿Qué...

—Íbamos a divorciarnos antes de que nacieras, apenas llevábamos medio año y ya sabíamos que no iba a funcionar. Pensé que eran los papeles del divorcio, pero llegaste tú, y como una vez lo prometí, nunca dejaría que mis hijos pasen lo mismo que yo, jamás permitiré que crezcan sin su padre, y creo que hubiera sido mejor si hubiésemos dejado todo hasta ahí —solté de golpe y sin alguna mentira, lo había hecho, había colapsado, pero no podía permitir que mi hijo siga creyendo que yo era un miserable infeliz.

—No lo sabía —mencionó entre sollozos, no dije nada, solamente vi como tomaba nuevamente el destornillador y seguía poniendo los tablones.

—Perdóname, lamento no haber estado ahí, juré que iba a estar presente en todos los momentos importantes en tu vida sin pensar que todos esos detalles serían importantes para mí, lamento no haber pensado que tú siempre me necesitarías, al igual que yo te necesité a ti, te necesito, hijo —Al fin se oyó un sollozo fuerte de su parte, él se había quebrado, mi pequeño había dejado caer su armadura y al dejaba ver a su pequeño niño interno. Corrí junto a él y lo abracé fuertemente, no lo dejaría ir, no lo haría. Él me devolvió el abrazo y nos fundimos en llantos y melancolías.

♡•♡

—Fue ella, ¿verdad? —pregunté sin rodeos.

—¿Quién?

—Ella, ella fue quién quebró tu armadura —afirmé sonriente.

Una Ilusión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora