No crei que el amor me llegaría a los 24, mucho menos que era una niña de 17.
¿Problemas?
Uno: es menor.
Dos: es hija del pastor.
Tres: a mi hermano le gusta.
Cuatro: ¡es mi alumna!
Y cinco: es una chica...
Aunque lo último a mi no me importab...
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Lucía
—¿Profesora Pérez? —me doy la vuelta y veo a una chica con lo que parece ropa deportiva.
—Dígame.
—Mucho gusto, soy la profesora de educación musical. Como es la tutora del 6°D, quería coordinar con usted sobre la siguiente presentación; es en un mes, y sus alumnos están encargados del acto.
Por estas cosas no quería ser tutora. Apenas estamos en el segundo receso y ya me vienen con estas cosas... Puff.
—Sí... respecto a eso, no sé muy bien cómo se realizan las actividades... así que, si es muy amable de explicarme, me sería de mucha ayuda —sonrío con inocencia, y ella me devuelve la sonrisa. No parece tener más de 30 años; a diferencia de mí, es mucho más baja. Creo que tengo un ego inflado gracias a mi altura... nah.
—Bien, sus alumnos tienen que entregarme el cronograma sobre las presentaciones, tanto de ellos como de otros salones, incluyendo los de primer año, también...
—¿Disculpa, qué se celebra o para qué es el acto? —la detengo, pues no me queda claro nada.
—Es el aniversario del colegio, así que esta actividad es obligatoria. Normalmente se presentan bailes, música, educación física, etcétera. Entonces, usted debe organizarse con su salón. También quería recordarle que está encargada de todo lo que consumirán los profesores y, por supuesto, los invitados en la conmemoración.
¿Ah? ¿Yo? ¿Qué? ¿Nicki Minaj? Espera... ¿así no se es? ¿O sí?
—¿Profesora? —me saca de mi trance y la miro un tanto alarmada.
—¿Ah?
—Le decía que si me entendió —parece estar con prisa, y yo también, porque quiero salir de aquí; ya no tengo más clases, así que puedo aprovechar este tiempo para visitar a mi abuela.
—Oh, sí, claro, perfectamente. Gracias por todo —ella sonríe y se va sin decir más; yo, por otra parte, también me voy hacia el estacionamiento.
Las visitas a mi abuela siempre son muy comunes en mí. Así que ir ahora antes de ir a casa me parece una idea que no puedo desaprovechar. Subo a mi motocicleta y la pongo en marcha.
Mi abuela siempre ha sido una parte fundamental de mi vida. Desde la primaria, antes de ir a casa, siempre iba a la suya, y ella, feliz, me esperaba con postres exquisitos. Incluso las veces que mamá me regañaba por alguna tontería, ella era a quien acudía, y siempre me defendió, a pesar de que mis gustos no fueran tan correctos (ya saben, seguir las normas); a ella no le importaba eso. Mis notas siempre fueron las más altas, tanto en primaria como en secundaria; sin embargo, me fui un poco de picada cuando estuve en la universidad.
Llegué a un punto de estrés en el que estuve muy mal; mi abuela era la única que lo notó, y sin dudarlo me cuidó, haciendo los típicos mates de abuelas ancestrales. Ella, muy tiernamente, me aconsejaba sobre la vida, me decía que una caída no era el final, una mala nota no era el fin de mi carrera, sin embargo, para alguien como yo en ese entonces, lo era demasiado. Me enseñó a tomar las cosas con calma, pues la única que iba a un ritmo acelerado era yo, al resto del mundo no le importaba. Gracias a ella, aprendí muchas otras habilidades, pero la que más destaca es el diseño de moda.