Capítulo 55

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"Cada día es una página en blanco."

Emily

Davide me está esperando justo al lado del auto, sosteniéndome la puerta del pasajero. Su rostro está impasible, pero sé que hay un destello de compasión en su mirada.

Entro en el auto y me limpio las lágrimas. Davide se une y empieza a conducir. Con mi frente apoyada, toco el vidrio frío de la ventana mientras observo los destellos de la carretera. Cada kilómetro es una puñalada a mi corazón. Sin duda, esta será la noche más larga de mi vida. Me iré lejos, donde Cole no exista. Espero que tampoco lo haga en mis pensamientos.

—¿Se encuentra bien? —Davide rompe el silencio.

—Lo estaré.

Después de una hora llegamos al aeropuerto. Davide carga mis maletas, y cuando llegamos al lugar en el cual nos separaremos, me detengo.

—Gracias. —Davide asiente, pero no dice ni una sola palabra durante los próximos segundos, hasta que rompe el silencio.

—Si llegas a necesitar algo, lo que sea, comuníquese conmigo.

Sonrío.

—Gracias, Davide.

Es mentira. Nunca lo llamaría. Cole no sabrá nada de mí.

Davide se despide con un gesto simple y se da la vuelta. Quizás lo que estoy dejando atrás no es amor, quizás solo la ilusión de lo que quise que fuera. En su momento, pensé como una estúpida que era correspondida.

Cole me dio mucho, pero a la vez me quitó todo.

Cole

Paso las manos por mi cabello tratando de disipar el alcohol y encontrar algo de claridad. No hay nada, solo caos. Emily se fue. La dejé ir. No estoy seguro de que pueda recuperarla. No por su cuenta.

Subo las escaleras hasta el final de mi ala. Mi habitación está en silencio. Hace muchos años que no la ocupaba. Solía usarla durante las vacaciones que venía a Sicilia. Aquí tengo muchos recuerdos, como los que tengo en Londres. Cuando mi abuelo me obsequió este lugar, lo consideré mi santuario, lejos de mis padres. Solía venir con mis amigos, incluso con Amelia.

Veo una nota doblada en la cama. La desenvuelvo y la leo.

Nota:

Odio cómo me haces sentir. Me construyes para luego destruirme. Me elijo a mí misma, porque cuando te elegí, me abandonaste.

Emily.

Mi boca se ladea con una sonrisa. Dejo caer la nota al suelo. Lo único que tengo claro en mi cerebro es que no puedo dejarla ir. No voy a dejarla ir. Dejaré que piense eso por un momento, dejaré que crea que es libre.

No me importa a quién tenga que llevarme por el medio, ni lo que tenga que hacer. Incluso si tengo que poner el mundo patas arriba y convertirlo en un caos.

—Volverás conmigo, mi reina.

Porque un rey sin su reina no es nada. Emily es mía. Lo es desde el primer momento en que tocó la puerta de mi habitación y me miró a los ojos. Ahora mismo, no tiene un lugar a dónde escapar de mí. No hay cadenas más fuertes que las que le puse a su corazón, de la misma forma en que ella me puso las mías.

Nadie en mi vida me ha afectado tanto física, emocional y mentalmente, en todos los malditos niveles.

Le había dicho a Emily que yo no era un buen hombre. Eso es verdad, no lo soy. Un buen hombre no la hubiera lastimado, tampoco la hubiera embarazado y puesto en peligro para luego abandonarla. Traté de alejarme para mantenerla salvo, pero ella es como un imán; siempre está ahí. Ahora mismo ansío el contacto de la piel de Emily, ahora incluso más que nunca antes.

Peligroso Deseo +18 [libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora